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Aletheia es una revista electrónica semestral sobre problemáticas de historia y memoria colectiva en torno al pasado reciente argentino y de las sociedades latinoamericanas, en sus aspectos sociales, económicos, políticos y culturales.

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Estudiar en el predio del ex BIM 3. Reflexiones sobre un proyecto de construcción de la memoria en la FAHCE-UNLP

Aletheia, volumen 7, número 14, abril 2017 - ISSN 1853-3701

Abbattista, Casi, Sampietro y Stavale / Dossier en PDF

Lucía Abbattista, Daniela Casi,
Virginia Sampietro y Mariela Stavale*
Facultad de Humanidades y Ciencias de la Educación, UNLP, Argentina
La Plata, 2017
mlabbattista@gmail.com

 

 

Resumen

En este artículo compartimos reflexiones sobre los primeros dos años de experiencia del proyecto “Estudiar en el nuevo predio de la FaHCE, un sitio cargado de sentidos”, una iniciativa colectiva de introducción a la historia y las memorias del ex Batallón de Infantería de Marina 3 (BIM 3) que realizamos para ingresantes a las carreras de la Facultad de Humanidades y Ciencias de la Educación de la Universidad Nacional de La Plata (FaHCE-UNLP). Reconstruimos cómo es que este proyecto que encaramos como parte de nuestro accionar profesional y militante, se enmarca en un conjunto más amplio de políticas realizadas por la FaHCE-UNLP, comprometidas con la memoria, la verdad y la justicia. Luego, más específicamente, presentamos cuáles son aquellos acuerdos de los que partimos para la realización de nuestras caminatas y talleres, cuáles son nuestras estrategias pedagógicas, cómo son el recorrido y el relato que realizamos, cuáles son las devoluciones más frecuentes de los destinatarios del taller y qué desafíos tenemos por delante.

Palabras claves: políticas de memoria - sitios de memoria - BIM 3 - disputas de sentidos

 

Escena inicial

Son las ocho de la mañana y ya se siente el calor de febrero. Sesenta ingresantes a la carrera de Educación Física, la mayoría de entre 17 y 20 años, se reúnen en torno al cartel que señala que allí funcionó un Centro Clandestino de Detención durante la última dictadura. Muchos nunca lo habían visto. Otros ataron allí sus bicicletas y, dirán después, tampoco se detuvieron a leerlo. Dos profesores esperan que se junte toda la comisión para comenzar a recorrer el predio. Pasan por al lado otros docentes y miran de reojo. Desde las ventanas de uno de los edificios se asoman trabajadores no docentes para tratar de entender qué es lo que congrega a ese grupo.

¿Saben qué funcionaba en este lugar antes que se construyeran nuestras facultades? -preguntan los profesores. Cerca, los trabajadores de las cooperativas que se encargan de la parquización levantan la mirada. A ellos también les interesa conocer esa historia, el predio tiene algunas huellas de otro tiempo que despiertan su inquietud y se mantienen atentos mientras el grupo camina de una punta a otra mirando los vestigios del viejo batallón de la Marina.

-Me dejó muy impactada la historia que hay en un lugar que transitamos todos los días y muchas veces no prestamos atención.

-Soy extranjera y lo poco que me contaron de la época de la represión, me lo habían contado desde otra mirada.

-Hay que preservar la memoria de todo esto. Me interesó mucho el debate sobre qué hacer con el espacio y todos los elementos materiales que hay en el lugar donde estudiamos.

Son algunas de las voces que se escuchan al finalizar el recorrido.

 

La mudanza a un sitio cargado de memoria

En enero de 2014, la Facultad de Humanidades y Ciencias de la Educación (FaHCE) se mudó desde su sede en pleno centro de la ciudad de La Plata, a tres nuevos edificios construidos en el barrio El Dique, Ensenada, en un predio donde hasta 1999 había funcionado el Batallón de Infantería de Marina Nº3 (BIM 3). Un año antes había sido la mudanza de la Facultad de Psicología al mismo sitio.

No era la primera vez, ni sería la última, en que la Universidad Nacional de La Plata (UNLP) establecía instalaciones para sus unidades académicas en sitios que pertenecieron a las Fuerzas Armadas, pero sí era la primera oportunidad en que el lugar elegido había tenido un papel clave dentro de las estructuras represivas de la última dictadura y lo atravesaban demandas de distintos sectores vinculados a la lucha por memoria, verdad y justicia.

El principal antecedente había sido la adquisición, a comienzos de los años ´90, del ex Distrito Militar, donde ahora funcionan la Facultad de Trabajo Social, el Bachillerato de Bellas Artes y parte de la Facultad de Bellas Artes (1). Como señaló Daniel Badenes en la revista La Pulseada, los docentes, no docentes y estudiantes que se instalaron allí “tuvieron sensaciones contrapuestas: por un lado, el pasado del lugar les generaba resistencia; por otro, era la concreción de una larga lucha por un edificio propio” y aceptaron el desafío de acondicionar el espacio sin solapar su dimensión histórica (Badenes, 2004).

Hasta donde se sabe, el Distrito no fue un Centro Clandestino de Detención, Tortura y Exterminio (CCDTyE), aunque las investigaciones lo señalan como un lugar de derivación de detenidos-desaparecidos. Más bien está asociado con otras memorias, como las del cumplimiento del servicio militar obligatorio. Por el contrario, el BIM 3, con su personal y su logística, desde muy temprano fue reconocido como el lugar desde donde salían la mayoría de los operativos de la Fuerza de Tareas 5 (FT5) de la Marina que controlaba la represión en Berisso y Ensenada. Y gracias al testimonio de sobrevivientes y familiares de detenidos-desaparecidos de la zona, el informe de la CONADEP confirmó que allí funcionó un CCDTyE.

Menos investigado que el “Circuito Camps” (2), el circuito de la FT5 formó parte de un esquema de once Fuerzas de Tareas, diseñado por la Armada para operar ofensivamente contra “la subversión” en todo el país (3). En esta región estuvo integrado, también, por la Escuela Naval, el Liceo Naval, el Hospital Naval, la Prefectura Naval y el Centro de Incorporación y Formación de Conscriptos de Infantería de Marina, y algunos grupos de tarea actuaban en otras dependencias (4).

Durante la primera mitad de los años setenta, la región fue escenario de una agitada actividad política y gremial, signada por un proceso de activación y radicalización obrera en el cordón industrial. Esto llevó a que el dispositivo represivo de la Marina priorizara a las ciudades de Berisso y Ensenada (donde se localizaban las plantas fabriles más importantes) como “área de interés principal”, y designara a La Plata como “área de interés secundario”. Así, la FT5 se abocó a la persecución, detención, tortura y exterminio de trabajadoras y trabajadores de las empresas SWIFT, Propulsora Siderúrgica, IPAKO, Destilería La Plata (YPF), Petroquímica Mosconi, SIAP y Astilleros Río Santiago (ARS), entre otras, ubicadas en esta zona. A partir de tareas de inteligencia, contando con la colaboración de algunos dirigentes sindicales y algunas patronales, detectaban a los trabajadores y trabajadoras más ligados a la actividad gremial y política, los secuestraban (incluso dentro de las mismas fábricas) y los trasladaban a alguna de las dependencias bajo su órbita, donde se definían sus destinos. Muchos de ellos estuvieron detenidos-desaparecidos en el ex BIM 3 y algunos, que fueron “legalizados”, pasaron años privados de su libertad en la Unidad Penal Nº9 y fueron despedidos de sus trabajos.

Por este motivo, durante décadas, muchas de las personas que sobrevivieron al accionar represivo de la FT5 se organizaron para sostener la memoria, exigir justicia y el reconocimiento de sus derechos laborales negados. Por ejemplo, en marzo del año 2000 una Comisión por la Verdad y la Justicia creada por la Central de Trabajadores de la Argentina (CTA) presentó ante la Cámara Federal de La Plata el “Informe sobre la represión a los trabajadores de la empresa Astilleros Río Santiago de Ensenada, durante la dictadura militar, iniciada el 24 de marzo de 1976 y el período previo anterior a ella”. Este documento fue clave para la posterior reincorporación al ARS de los trabajadores cesanteados en 1976.

En abril de 1999 la Armada trasladó el BIM 3 a Zárate y en diciembre del año 2000 se subastó el predio y se avanzó en la destrucción de los edificios existentes (5). Pese al conocimiento público sobre esa historia, los organismos de la región no lograron hacer valer los argumentos que habían impedido la demolición de la ESMA en Capital (6). Claramente el contexto era muy adverso para las políticas de memoria y justicia: se encontraban vigentes las llamadas “leyes de impunidad” y las causas judiciales sobre crímenes de lesa humanidad solo avanzaban en el exterior. En La Plata llevaban algún tiempo las audiencias de los Juicios por la Verdad y las discusiones sobre qué hacer con el Archivo de la Ex-DIPPBA, transferido a la Comisión Provincial por la Memoria en 2000. Sin embargo, las presiones ejercidas no pudieron impedir la venta ni frenar la demolición de las instalaciones del BIM (7).

La compra fue realizada por el holding multinacional CENCOSUD que proyectaba -lejos de contemplar la historia del predio- la construcción de un hipermercado Jumbo, once cines, un centro comercial y un patio de comidas. La principal razón que evitó que se le diera ese destino fue la intervención del Concejo Deliberante de la ciudad de La Plata, canalizando los reclamos de comerciantes locales, con el argumento del “impacto ambiental”. Así se consiguió que el gobierno de la provincia les negara la habilitación.

También existieron otras propuestas para determinar el uso del terreno a partir de la iniciativa de diferentes sectores pero que no alcanzaron los consensos necesarios para avanzar. La Provincia de Buenos Aires propuso la construcción de dependencias penales y policiales (lo había propuesto en 1998 y lo retomó en 2004). El Municipio de Ensenada, proponía, por un lado, que el Club Estudiantes de La Plata construyera allí un nuevo estadio en el año 2005. Mientras que la Dirección de Derechos Humanos de la misma municipalidad, propuso crear un Museo de la Memoria en 2006 (8). Fue en ese clima de incertidumbre cuándo la UNLP, presidida entonces por el arquitecto Gustavo Azpiazu, solicitó el predio para dar respuesta a la demanda de nuevos edificios para las facultades de Humanidades y Psicología que, con más de 15 mil estudiantes, ocupaban un lugar pensado para 3500.

Esta propuesta tuvo una buena recepción y fue especialmente apoyada por la gestión del intendente Mario Secco en Ensenada. Tras una serie de negociaciones, el 14 de agosto de 2006, el entonces gobernador Felipe Solá dio el primer paso al firmar el proyecto de ley para expropiar el terreno (9). En ese documento se indicaba que el predio sería destinado al funcionamiento de nuevas dependencias para la UNLP, de un Museo de la Memoria -que “significaría un recuerdo permanente sobre los hechos luctuosos acontecidos en el período oscuro de la dictadura militar”-, y de un helipuerto para uso oficial y emergencias sanitarias de la provincia. Tres años más tarde, en septiembre de 2009, la UNLP tomó posesión de los terrenos, pero por falta de recursos durante algunos años no avanzó con ninguna obra.

Para entonces, en las 9 hectáreas de lo que antaño había sido el BIM 3 sólo quedaban algunos muros perimetrales, puestos de vigilancia y señalizaciones que seguían funcionando como cerramiento de un terreno que parecía baldío. En sintonía con las demandas de diferentes grupos sobre la preservación de las huellas edilicias en los sitios que habían funcionado como CCDTyE, desde la UNLP se decidió mantener esas construcciones, como una forma de promover la historia y las memorias vinculadas con el rol de la Marina en la región. No obstante, algunos organismos volvieron a reclamar más que eso: manifestaron su oposición a cualquier proyecto que modificara el sentido del predio, porque entendían que implicaría una obstrucción a la justicia.

De todas formas, la construcción en el predio parecía muy lejana. Recién en 2011 se consiguió el financiamiento por parte del Estado Nacional cuando la presidenta Cristina Fernández de Kirchner formalizó la entrega de fondos a la UNLP a cambio de los terrenos que ésta poseía en Florencio Varela, en un predio que otrora perteneció a la petrolera estatal YPF y donde se erigió la Universidad Nacional Arturo Jauretche (UNAJ) (10).

Este hecho precipitó los acontecimientos. Rápidamente comenzó la construcción de la Facultad de Psicología; mientras que en la FaHCE diferentes inquietudes confluyeron para organizar un espacio interclaustros dedicado a reflexionar y encarar acciones sobre las implicancias que tendría la instalación en ese predio. Este colectivo, formalizado como “Programa para la reconstrucción de la memoria del BIM 3” (11), contó con la aprobación unánime del Consejo Directivo y entre las preguntas que tomaban como punto de partida para el proyecto, se puede leer:

“¿Seremos capaces de convertirlo en un sitio de memoria? ¿Podremos apropiarnos de ese lugar y revertir los sentidos que tuvo, pero sin olvidarlos? Un sitio de memoria no es simplemente un lugar en el que ocurrieron hechos terribles o considerados memorables en el pasado reciente, es un espacio al que los miembros de una comunidad cargan de sentidos a partir de su ocupación. Y es por eso que es necesario que iniciemos tareas que nos permitan, como comunidad universitaria activa y comprometida, emprender algunos trabajos que son, en sí mismos, trabajos de la memoria. Como dice Héctor Schmucler, “Los espacios en sí no dicen nada” […] “los seres humanos que lo instalan como ocasión de la memoria le hacen decir algo”. Esa es nuestra tarea” (12)

Durante ese año realizaron un ciclo de charlas, relevaron información judicial sobre la Marina, y recorrieron el predio para un registro fotográfico, entre otras actividades. Por su parte, la Maestría en Historia y Memoria también fue convirtiéndose en un espacio clave para estos temas, impulsando, interviniendo y propagando los debates sobre los espacios de memoria (13). Poco después, su coordinadora y ex decana de la FaHCE, Ana Barletta fue requerida por el Tribunal Oral Federal N°1 de La Plata para presentarse como testigo de contexto en los juicios por el “Circuito Camps” (2011-2012) y “La Cacha” (2012-2013), a exponer sus investigaciones en torno al funcionamiento represivo en el ámbito universitario (14). Aquel testimonio, que fue clave para recuperar en el estrado las luchas estudiantiles durante el período previo a la dictadura, así como las complicidades entre las instituciones educativas y el Estado terrorista, dio cuenta de la importancia del desarrollo del conocimiento historiográfico sobre el pasado reciente y su posible confluencia con la justicia, sentando un precedente que, como veremos, fue retomado en el Juicio a la FT5.

Cuando la mudanza ya era inminente, a fines de 2013, se organizó un nuevo colectivo interclaustros. Con el nombre de “Comisión de Memoria, Recuerdo y Compromiso” (15), se encargó de organizar un acto homenaje para la semana del 24 de marzo de 2014, coincidente con la inauguración del ciclo lectivo y con el objetivo de poner las primeras marcas de memoria en el nuevo predio.

Así, el 26 de marzo de 2014, en el marco de la conmemoración del Golpe de Estado, con  la asistencia de Estela de Carlotto, Adelina de Alaye y otras figuras de organismos de Derechos Humanos de la región, y palabras de Laura Lenci (profesora de la FaHCE, coordinadora del Programa iniciado en 2011 y parte de la Comisión organizadora), Aníbal Viguera (profesor y decano de la FaHCE) y Ludmila Da Silva Catela (directora del Archivo de la Memoria de Córdoba y profesora de la Maestría en Historia y Memoria), comenzó una nueva etapa para la institución. La mudanza de la facultad concluía con la recolocación de la placa que en el edificio de calle 48 reunía los nombres de las personas detenidas y desaparecidas de Humanidades y Psicología, y nos volvía a comprometer en la reconstrucción de las memorias del propio BIM. En palabras de Aníbal Viguera:

“(...) esta no sería la Facultad de Humanidades si no trajéramos aquí con nosotros a nuestros desaparecidos, si no retomáramos desde estas nuevas instalaciones sus banderas de lucha (...). Y tampoco seríamos la Facultad de Humanidades si no asumiéramos el compromiso de hacer también de este lugar un sitio de memoria” (16)

A manera de manifiesto, su discurso recuperaba sentidos compartidos por la comunidad, pero también iba más allá, estableciendo algunos pilares de la memoria que la FaHCE apostaba a construir, marcando el rumbo para iniciativas futuras (como la nuestra):

“Queremos (...) aportar a la construcción de una memoria que exprese el contenido y el sentido político específico que tuvo la dictadura cívico-militar; una memoria que haga visible de manera clara lo que significó como proyecto económico, como proyecto de los sectores dominantes en su conjunto y no sólo de las FFAA; una memoria que ponga de manifiesto precisamente las complicidades civiles que la promovieron y alimentaron; una memoria que identifique sus efectos y resultados en lo que tuvieron de brutalmente antipopulares y regresivos; y una memoria que nos sirva para seguir luchando por el juicio y el castigo a los responsables directos de ayer pero también para seguir enfrentando a quienes hoy encarnan los mismos nefastos intereses que dieron origen al golpe militar de 1976; hay muchos viejos y nuevos cómplices, supuestos conversos a la fe democrática pero siempre listos para volver a golpear, con métodos renovados” (17)

Desde entonces, no hicieron más que ampliarse los retos para los que trabajamos sobre estas problemáticas en el predio. ¿Cómo contribuir a la reconstrucción histórica sobre el rol de la Marina en la región? ¿Cómo aportar pruebas y testigos de contexto a los tribunales que juzgan los crímenes de lesa humanidad allí cometidos? ¿Qué hacer con huellas materiales como los muros perimetrales y garitas derruidas que quedaron en pie del antiguo Batallón? ¿Cómo ayudar a preservar no solo testimonios del horror, sino, también, las memorias sobre las alternativas y resistencias populares de la zona? y ¿cómo ejercitar esa memoria con las nuevas generaciones de estudiantes que ingresan cada año? -lo que algunos autores han llamado “el deber de la transmisión” (Da Silva Catela, 2010)- son preocupaciones que subyacen a múltiples iniciativas en marcha. Aquí nos detendremos especialmente en la última de ellas y en un proyecto que se está realizando en esa dirección con el nombre: “Estudiar en el nuevo predio de la FaHCE, un sitio cargado de sentidos”.

 

Los primeros pasos del proyecto

Esta idea comenzó a tomar forma a fines de 2015, como propuesta de la Secretaría Académica de la Facultad, en ese momento a cargo de Hernán Sorgentini, para los cursos de ingreso que se aproximaban.

El año anterior algunos referentes de las Secretarías de DDHH de Provincia de Buenos Aires y de Nación habían brindado dos charlas optativas a los ingresantes de la Facultad sobre la historia del predio. Pero para el 2016, la Facultad se propuso trabajar con docentes propios e incorporar un espacio fijo entre las actividades preparadas por cada uno de sus departamentos (18).

Para su preparación fuimos convocados un grupo de graduados de historia y sociología integrantes del Proyecto Promocional de Investigación y Desarrollo (PPID), “La Plata, capital de la represión”, dirigido por Ana Julia Ramírez y Margarita Merbilhaá, en el que habíamos tenido oportunidad de participar, junto a otros profesores y estudiantes, del desarrollo de diferentes acciones vinculadas a las memorias sobre el BIM. El primer año participamos Lucía Abbattista -a cargo de la coordinación- Esteban Bravo, Virginia Sampietro, Mariela Stavale, Paula Román, Catalina Curciarello y Gastón Guzmán. El segundo año se incorporaron Emilio Binaghi y Cristóbal Dell’Unti, de filosofía y Marina Illanes y Daniela Casi, de historia, en lugar de Esteban, Paula y Virginia. También colaboraron los estudiantes Juan Ignacio Palacios, Micaela Suárez, Giselle Brown y Agustín Broglio.

Desde el 2014, los integrantes de ese PPID nos habíamos involucrado en la recuperación de trayectorias de vida de militantes detenidos-desaparecidos y asesinados por la FT5, con el afán de contribuir también en la construcción de la lista provisoria de las víctimas de la Marina en la zona para futuros homenajes. Una primera versión de este trabajo, titulado Memorias del BIM 3: Biografías, se publicó en marzo de 2015 y, a partir de entonces, trabajamos para una nueva edición ampliada.

A su vez, en la segunda mitad del 2015, asistimos al juicio por los crímenes de la FT5 realizado entre los meses julio y octubre de ese año por el Tribunal Oral Federal Nº1 de La Plata, para acompañar a los testigos y al desarrollo de las audiencias, visibilizar el juicio en la comunidad universitaria y, además, completar o corregir las biografías que habíamos escrito a partir de los testimonios que allí se presentaban (19).

Esos materiales, sumados a un trabajo más intensivo de revisión bibliográfica y consulta de fondos documentales como el de la ex-DIPPBA y el del diario El Día, nos permitieron contribuir colectivamente a la presentación que la profesora de historia Laura Lenci, integrante del PPID, realizó como testigo de contexto ante el tribunal.

Así, llegamos a ese fin de año fuertemente vinculados a estos temas y aceptamos el desafío de imaginar actividades para los más de 3000 ingresantes (20). Nos animamos, además, porque en el grupo contaba con experiencias de trabajo y militancia de algunos compañeros/as en Abuelas de Plaza de Mayo, en la Casa Mariani Teruggi y/o en la Comisión Provincial por la Memoria (CPM), y podríamos valernos de ellas para esbozar una propuesta pedagógica de transmisión de las memorias del BIM 3 (21).

 

La organización de caminatas y talleres

Durante el verano 2015-2016 tuvimos incontables reuniones para construir el primer boceto del proyecto. Si bien nuestro objetivo no era el armado de un equipo de guías para el BIM, sino sólo la elaboración de dinámicas para presentar su historia y sus memorias a los ingresantes, los desafíos se parecían y era inevitable la reflexión sobre los antecedentes cercanos.

Repasando los temarios de aquellas reuniones vemos, precisamente, que en un primer momento intercambiamos impresiones sobre las dinámicas de trabajo en distintos sitios de memoria. Un elemento que destacamos porque compartían los más próximos, la Casa Mariani Teruggi y el Archivo de la Ex-DIPPBA, era que no contaban con un guión que estipulara los ejes y momentos del recorrido. En nuestro caso, por el contrario, advertíamos la necesidad de formular alguna suerte de esquema (o estructura narrativa) que reflejara los temas elegidos como prioritarios o ineludibles, y los énfasis con los que queríamos desarrollarlos, más allá de la impronta dialógica de la propuesta y necesaria apertura hacia lo imprevisible de cada taller.

Por otro lado, conversamos sobre los sitios como activadores de memoria y como productores de aprendizajes donde las emociones juegan un papel central (22). En el ex-BIM, como ya dijimos, sólo contamos con una parte del muro y unas garitas de vigilancia y hasta el momento no se ha realizado sobre ellas ninguna intervención museográfica. Por el contrario, lo que se destacan son los nuevos edificios y los miles de estudiantes y docentes que circulan por ellos. Nos preguntamos, entonces, cómo aprovechar los elementos disponibles y cómo pensar, a su vez, una propuesta de recorrido que vaya más allá del predio y visibilice, por ejemplo, el territorio geográfico y cultural en que se inscribe: el barrio El Dique y las fábricas de la zona.

En ese sentido, en las siguientes reuniones construimos un Dossier volcando investigaciones de historia reciente, testimonios de sobrevivientes y familiares, informes de organismos del Estado sobre la FT5, entre otras fuentes, y establecimos siete cuestiones básicas que queríamos trabajar: 1) los rasgos socioeconómicos de la región; 2) la historia de la Armada en Ensenada; 3) las luchas obreras en Berisso y Ensenada durante la segunda mitad del siglo XX; 4) la apropiación de bebés en la dictadura y los casos de la FT5; 5) los sitios de memoria en Argentina y sus polémicas; 6) la venta del predio del BIM y los proyectos en disputa; 7) y los trabajos de investigación y memoria en nuestra facultad, para que conozcan a qué podrían incorporarse.

También decidimos que la propuesta tuviera una dimensión espacial, y acordamos la realización de caminatas con “paradas” en distintos sectores del predio. Esas paradas fueron elegidas con la intención explícita de provocar cierta inquietud, al exponer las formas en que recorremos los lugares cotidianamente sin prestar atención a sus huellas. También buscamos que las caminatas de un punto a otro fueran más bien extensas, para generar momentos introspectivos o de conversación entre compañeros.  

En relación con el uso del tiempo, con cinco Departamentos de la FaHCE acordamos la realización de esos recorridos -que llevaban de 40 a 60 minutos-, y con otros cinco la realización de las caminatas con la complementación de talleres, es decir, la utilización de 2 horas con cada grupo para recorrer el predio y luego debatir a partir de algunas fuentes seleccionadas para ese fin. Como las actividades formaban parte de las políticas de ingreso, todos los recorridos y talleres se realizarían durante cuatro o cinco semanas entre febrero y marzo, reiterándose cerca de 60 veces, en distintos turnos, con grupos de entre 20 y 60 estudiantes cada vez. En previsión de mal clima, por la imposibilidad de reprogramar los turnos, preparamos un material para trabajar dentro del aula.

Nos preocupó especialmente que los temas y problemas seleccionados fueran desarrollados de manera clara para estudiantes nacidos, en su mayoría, a fines de los años ´90. Es decir, imaginamos como destinatarios principales a ingresantes de 17-19 años que, aún habiendo nacido en la región es posible que nunca hubieran escuchado sobre la existencia previa del BIM y no tener ninguna idea sobre su rol (menos todavía si venían de otras localidades, provincias o países). Sin embargo, no eran los únicos perfiles de ingresantes que contemplamos. Todos los años acceden a los estudios universitarios un importante número de personas mayores, de distintas generaciones. En esos casos, la historia que pensábamos compartir los podía atravesar de otra manera. Nos propusimos entonces estar especialmente atentos tanto para interpelarlos como para incluir sus memorias como nueva interpelación al resto del grupo.

También tuvimos que decidir el tono para nuestras intervenciones porque, así como podía haber estudiantes muy involucrados con la lucha por memoria, verdad y justicia (por militancia en centros de estudiantes, participación en programas como Jóvenes y Memoria, historias familiares...), podía haber quienes vinieran de lugares donde estos temas, más allá del currículum escolar, no hubieran sido nunca abordados y apenas los conocieran por los medios. O quienes, por el contrario, podían haberlos abordado en la escuela, incluso haber conocido sitios de memoria, pero no tener ninguna empatía o posición personal que habilite un conocimiento significativo ni disposición a la escucha. Así como otros que, directamente, tuvieran familiares o estuvieran ellos mismos vinculados con las fuerzas represivas que nosotros señalamos como responsables del genocidio y pudieran oponerse a la actividad.

Además, estuvimos muy atentos por las reacciones que podíamos esperar en la nueva coyuntura política nacional. La primera edición del taller sucedió en los primeros meses del gobierno de Mauricio Macri y todos los días se conocían noticias sobre el despido de trabajadores y el desmantelamiento de áreas y políticas relacionadas con los derechos humanos. Tiempos donde la derecha, envalentonada, comenzó a mostrarse deseosa por construir un nuevo consenso social tildando a estas iniciativas de “curros”, “venganza”, revitalizando la “teoría de los dos demonios” y/o promoviendo distintas formas de negacionismo. Esta coyuntura le daba también otro sentido al proyecto.

Las fuentes para el trabajo grupal en los talleres las elegimos a partir de la premisa de que la memoria se construye/ejercita/transmite no sólo con la materialidad de los lugares y marcas territoriales sino que hay otros múltiples vehículos de la memoria (Valensi, 1998). Estos otros soportes tenían que cumplir un doble objetivo. Por un lado, tenían que interpelar a las/os estudiantes; por otro lado, tenían que posibilitarnos problematizar con ellas/os una serie de cuestiones generalmente poco atendidas: qué ocurría en Argentina antes del golpe del ‘76 -en particular en esta zona-, cuáles fueron las reacciones de la clase obrera ante la avanzada de la represión, y cuáles fueron las responsabilidades de las empresas y de los medios de comunicación en ese contexto. Por eso seleccionamos una poesía de Julián Axat (hijo de, un trabajador desaparecido en el frigorífico local Swift), una carta de Victoria Astudillo a su padre desaparecido que trabajaba en el ARS y un poema de Matilde “Tili” Itzigsohn de García, única mujer detenida-desaparecida del mismo astillero (23). También elegimos dos notas periodísticas del diario El Día. Una de noviembre de 1975 cuando Massera destacaba la participación de la Armada en las acciones represivas desplegadas por todo el país. Allí intentamos problematizar con las/os estudiantes ingresantes cómo la Armada ya habían coordinado hechos represivos en la zona antes del golpe de estado (24). Y otra nota del 24 de abril de 1976, cuando Massera visitó las instalaciones del BIM 3 y felicitó a los presentes por la campaña desplegada en la zona (25). Allí -en una nota contigua- se pueden leer algunas de las consecuencias socioeconómicas inmediatas de las medidas tomadas por la Junta Militar y su estrategia de echar las culpas sobre las políticas previas del peronismo (26).

Para el segundo año, fueron revisadas algunas dimensiones del relato, se replantearon algunas preguntas y se renovó en parte el equipo, pero se sostuvo en términos generales el diseño del año anterior. La principal novedad fue la inclusión de una encuesta digital optativa para que los estudiantes respondieran después de la actividad (27). Conseguimos así tener algunos datos estadísticos pero sobre todo recabar algunas impresiones más cualitativas, con sugerencias y opiniones sobre los temas abordados y el formato utilizado.

 

El recorrido

A continuación ofreceremos un esbozo de la estructura principal de los relatos que compartimos en esas caminatas, incluyendo algunos comentarios y reacciones recurrentes de los y las estudiantes. Agregamos algunas notas al pie con referencias para quien quiera profundizar los distintos temas tratados. El carácter dialógico de la propuesta hace que algunos temas no siempre lleguen a ser planteados, privilegiando unos sobre otros en función de los intereses de cada grupo o de situaciones de la coyuntura que orientan las intervenciones en alguna dirección en particular.

El punto de encuentro con todos los grupos es el cartel de señalización que, en cumplimiento de la ley nacional Nº26.691, indica que allí se cometieron crímenes de lesa humanidad durante el terrorismo de Estado (28). En primer lugar, nos presentamos ante los/as ingresantes como graduados de distintas carreras e integrantes del grupo de trabajo al que pertenecemos (29). Luego, para entablar el diálogo, solemos preguntarles de dónde son, qué edades tienen y si sabían qué hubo allí antes de que se mudara nuestra facultad. Mientras hablamos tienen la oportunidad de ver (o no) el cartel que de fondo dice Ex Batallón de Infantería de Marina Nº3 con un largo texto que empieza mencionado: “En este predio que perteneció a la Armada Argentina, operó un centro clandestino de detención durante la última dictadura cívico-militar (1976-1983)”. Mencionamos que, como dice el cartel, un batallón funcionó allí entre los años sesenta y 1999 (30).

Por lo general, nos encontramos con pocos estudiantes que conocen la historia del predio. En la encuesta realizada este año, el 71,3% de los encuestados manifestó que no la conocía. Algunos agregan que como ingresan al predio por la entrada asignada para el colectivo universitario, es la primera vez que recorren la zona desde donde está el cartel. Otros señalan que, a pesar de caminar todos los días frente de la señalización, nunca antes se habían detenido a leerla. Se habla entonces de los carteles y pilares de Memoria, Verdad y Justicia que se fueron colocando en varios de los 600 ex CCDyE en todo el país, preguntado si habían visto alguno previamente. 

Le sigue una instancia introductoria a la cuestión regional en donde se contextualiza el predio en barrio El Dique, Ensenada, en la “triple frontera” con La Plata y Berisso. Se resalta su relación con el eje de poder político, militar y eclesial sobre el que se diseñó el eje urbano de La Plata y se enfoca hacia el Bosque: “Si uno recorre por la 51 o la 53, desde el Bosque ¿Cuáles son los edificios que se va encontrando en el camino?”. Así se mencionan o mencionamos una serie de instituciones de la ciudad: el Ministerio de Seguridad Provincial, la Casa de Gobierno y la Legislatura Provincial; la Municipalidad de La Plata, la catedral y, en calle 19, la Plaza Islas Malvinas. Se suele preguntar, entonces, si saben qué funcionó antes allí, si conocían que fue la sede del Regimiento 7 del Ejército. Es decir, que al igual que el predio del BIM 3, tuvo un pasado vinculado a las Fuerzas Armadas, instituciones que durante el siglo XX tuvieron un papel protagónico interfiriendo en la vida política.

Luego volvemos a referirnos a Ensenada y preguntamos ¿por qué piensan que la Marina pudo haber tenido una importante presencia en esta zona? Buscamos que referencien el río y el puerto. Contamos entonces que Ensenada y Berisso fueron localidades receptoras de diferentes oleadas migratorias; y que hacia mediados del siglo XX se constituyeron como un importante cordón industrial. Averiguamos entonces si ubican algunos de los principales establecimientos. Para los años setenta al Astillero Río Santiago, la Destilería de YPF, Propulsora Siderúrgica, los frigoríficos como el Swift contaban con miles de trabajadores y se destacaban por su participación política. Mencionamos así que las zonas de Berisso y Ensenada fueron dos bastiones del peronismo y señalamos que la Marina tenía un fuerte componente antiperonista por lo que, desplegó todo su poder represivo en el territorio con particular saña. ¿Escucharon o trabajaron en el secundario sobre los bombardeos en junio de 1955? ¿Y sobre la Batalla de Ensenada? (31).

Indicamos que antes de la instalación del BIM en este predio, había tenido su primera sede en el Río Santiago, junto a la Base, la Escuela y el Liceo Naval. Allí en septiembre de 1955 hubo varios enfrentamientos armados entre fuerzas leales y golpistas e incluso la Marina amenazó con volar la Destilería de YPF. Para apelar a la visualidad, se propone identificar las llamas de YPF que se ven detrás del predio. La mención sobre una suerte de auto-evacuación de la población de la zona rumbo a La Plata llevó en algunas ocasiones a que los estudiantes refirieran a situaciones o temores vividos en la guerra de Malvinas o la noche de la inundación del 2 de abril de 2013, cuando se incendió una sección de YPF y se temió una catástrofe mayor.

Se afirma que, a partir de ese momento, comenzó un período de alta conflictividad en la región. Además, tanto Berisso como Ensenada obtuvieron su autonomía como partidos en 1957, por una confluencia de voluntades de diferentes entidades, cuya concreción puede interpretarse en el marco de las políticas de ‘desperonización’ de la capital de la provincia de Buenos Aires (32).

La Marina era, en esas décadas, tanto una fuerza represiva que intervenía en diferentes contextos de conflictividad laboral, como la patronal para miles de trabajadores que conseguían puestos en empresas del complejo militar-industrial (como el caso del ARS), y conducción política -de facto- en instituciones fundamentales de la región cada vez que se producía un golpe. Un ejemplo de esto es que en la última dictadura esta Fuerza fue la que dotó los intendentes para las tres localidades: el Capitán de Navío Oscar Macellari (en La Plata), el Capitán de Corbeta Alfredo Fariña (en Berisso) y el Capitán de Navío Guillermo Jiménez (en Ensenada). Como así también el primer interventor de la UNLP, el Capitán de Navío Eduardo Saccone.

En este momento de la recorrida contamos que aún sabemos poco sobre los actores y las políticas de esta Fuerza durante aquellos años a diferencia, del rol del Ejército en el Circuito Camps. Pero sí sabemos que en 1975 cuando el gobierno peronista decretó el aniquilamiento del “accionar subversivo”, la Marina quedó a cargo de todas aquellas regiones donde ya tenía Bases Navales (33).

El recorrido continúa, caminando frente a la Facultad de Psicología. Mientras se va haciendo este trayecto, se reponen algunas cuestiones referidas a cómo Psicología desarrolló un proyecto artístico para decorar los bancos con mosaicos y palabras vinculadas a la reconstrucción de la memoria colectiva. Invitamos a ir leyendo las intervenciones y a pensar cuáles les resultan más significativas o les llaman la atención.

En la segunda parada, apostamos especialmente a destacar y visibilizar las huellas que quedaron del viejo edificio. Desde esta allí se pueden ver el muro perimetral y una garita, así como el portón original con su puesto de vigilancia y las letras de gran tamaño con la sigla BIM que dan a la rotonda de 122.

Les preguntamos entonces si habían notado algunas de esas marcas antes. En la encuesta realizada a los estudiantes, el 60% respondió que no habían notado esos rastros previamente, y eso mismo suele registrarse en las caminatas. Buscamos que aquellos que no conocían la historia pero sí habían notado las construcciones, expresen qué habían pensado al respecto. Si les parecía natural que una facultad tenga ese tipo de muros. Suele ser una pregunta movilizadora en el sentido de “descubrir” que pocos lo habían problematizado.

A continuación, les narramos los distintos proyectos que se barajaron para el predio desde que la Marina tomó la decisión de venderlo. Y las diferentes reacciones que cada uno de esos proyectos fue generando en la comunidad. Después relatamos la decisión de construir edificios para la UNLP y cuáles fueron las voces a favor y alguna de las impugnaciones que surgieron. De ahí, la responsabilidad que tenemos de que todos los que estudian y trabajan allí conozcan esa historia previa y los sentidos a que el sitio remite a diferentes generaciones.

Seguidamente volvemos al tema de los rastros que quedan de aquel pasado. Se menciona que en un primer momento quedaron en pie por una cuestión funcional (eran útiles para mantener cerrado el terreno), pero luego hubo decisiones políticas de preservarlos y hoy rige una ley que ordena su conservación, aunque haya quienes preferirían echarlos abajo precisamente para derribar sus marcas y quienes sugieren intervenirlos con murales.

Se enfatiza la importancia que siguen teniendo para la justicia, para los testigos y como sostén para la memoria (34). Preguntamos qué opinan ellos y ellas sobre el soporte que ofrecen para los ejercicios de memoria. Luego del desarrollo de estas cuestiones, la caminata continúa -por dentro o fuera del edificio- a lo largo del muro perimetral, viendo de cerca las garitas de vigilancia, el propio muro, los alambres de púa y las marcas de su electrificación. Finalmente, regresamos hacia el edificio A de Humanidades.

El espacio que queda entre el edificio de Psicología y el Edificio A de Humanidades es el espacio para la tercera parada. Allí mencionamos que ésta es la región del país que mayor proporción de desaparecidos tiene por cantidad de habitantes y la dificultad que existe hasta el presente de armar una lista definitiva (35).

Seguidamente tratamos, entre otros temas, la cuestión de las memorias obreras como memorias subterráneas (Pollak, 2006). Y problematizamos los relatos que reducen la experiencia represiva a la universidad y sus profesionales (que tiene más de 750 desaparecidos), o a los estudiantes secundarios (con casos como el de “La noche de los lápices”) y no dan cuenta de las situaciones vividas por los trabajadores industriales. Referimos entonces a la fuerza del movimiento obrero de esta zona y los diferentes intentos por desarticularlo en los ‘50, en los ‘70 y en los ‘90 (Barragán, 2011 y 2013; Bretal, 2010). Y mencionamos algunos elementos sobre los establecimientos fabriles. Suele recurrirse al ejemplo del ARS, que es el establecimiento con más desaparecidos del país, y en el que se probó -en el juicio realizado por la FT5 en el 2015- el rol represivo que tuvieron las patronales y algunas direcciones sindicales, por lo que la sentencia incluye -de manera original- algunas dimensiones de reparación previsional de los trabajadores.

A modo de cierre de esta parte del recorrido, señalamos a Berisso y Ensenada como localidades golpeadas no solo por la represión directa sobre las personas sino también por la puesta en marcha de políticas neoliberales que llevaron al cierre de algunos establecimientos (como Swift) y la redimensión de otros (YPF, ARS).

Antes de llegar a la última parada, caminando rumbo al Jardín de la Memoria, al pasar frente al edificio B, planteamos la cuestión de las paredes como territorios en los que se manifiestan las disputas por las memorias y retomamos la pregunta respecto a qué (y cómo) se puede hacer en los sitios donde funcionaron centros clandestinos de detención. Mencionamos, entonces, las pintadas que realizaron algunas organizaciones luego de que nos mudáramos al predio. Particularmente proponemos debatir los puntos de vista que un grupo de HIJOS de La Plata y una organización kirchnerista expresaron sobre la utilización del lugar. Contamos cómo fueron las intervenciones que ya fueron tapadas (a falta de la visualización de las mismas), y realizamos preguntas disparadoras para pensar con las/os estudiantes. Recordamos que esta vertiente de la organización HIJOS critica el uso que se viene haciendo de los ex Centros Clandestinos de Detención, y en este caso cómo la comunidad académica utiliza el espacio, debido a que tienen otra concepción sobre las políticas de memoria. Contamos entonces que en septiembre de 2015, pintaron en una de las paredes de la facultad un rostro de Massera, con la frase “La armada ríe impune. Basta de banalizar los centros clandestinos” que incluía una leyenda sobre 210 desaparecidos entre 1983 y 2015 (y agregaba que era “La ViKtoria de la DemoKracia”). Esa pintada fue tapada meses después por una organización kirchnerista que no firmó pero propuso otro sentido y otra imagen: “A donde ayer había un centro clandestino de detención, hoy hay un espacio de memoria” y un pañuelo blanco, ícono de las Madres y Abuelas de Plaza de Mayo. Así conversamos sobre la preocupación por la banalización de estos espacios, qué significa eso y qué opinan. Sobre todo, suele aparecer la referencia a las sensaciones positivas que les genera que ahora funcione la facultad en un lugar destinado durante décadas a la represión de trabajadoras y trabajadores de la zona (36).

También se pasa caminando frente a la Placa de los Desaparecidos de la Facultad y se propone leer la frase que la acompaña:

“Aunque los hayan secuestrado, asesinado, torturado, ´desaparecido´, escondido sus cuerpos en un pacto de crimen, hipocresía y silencio. Sus nombres, sus rostros, su compromiso generoso y solidario estarán cada día más vivos en esta facultad que fuera su lugar de estudio o de trabajo, donde aún rondan sus sueños y donde no se olvida su entereza, la justicia de su lucha, su lealtad con los amigos, tanta dignidad que honró la vida”

Como habitualmente no se puede permanecer allí por el intenso sol, solo se destaca que la placa contiene alrededor de 150 nombres de docentes, no docentes y estudiantes de las dos facultades que hay actualmente en el predio, con una presencia mayoritaria de estudiantes y profesores de psicología -carrera que hasta el año 2006 pertenecía a la Facultad de Humanidades-. Se menciona también el proyecto en curso para colocar también una placa similar para las víctimas de la FT5.

Y así se llega al Jardín de la Memoria, ubicado entre los tres edificios de Humanidades, en donde realizamos la cuarta y última parada de la caminata. En este lugar, comentamos los distintos proyectos que se vienen realizando y se proyectan para realizar en el espacio.

Desde ahí se pueden visualizar, además, los murales pintados y las placas colocadas por las diversas agrupaciones estudiantiles de la Facultad. Como ejercicio proponemos reconocer las figuras allí presentes, y buscamos establecer la relación entre algunas luchas del pasado y algunas actuales contra la violencia institucional y la violencia de género: en las paredes hay imágenes que van desde las Islas Malvinas a Mariano Ferreyra, Ismael Sosa, Juan Ramón “Chilo” Zaragoza, Diana Sacayán y tres marcas distintas sobre Jorge Julio López.

También incluimos en ese momento la mención sobre la búsqueda de las Abuelas a partir del caso del hijo/a de Norma Raggio (estudiante de Psicología que pasó por el BIM 3) y Raúl Alberto Balbuena, que debió haber nacido para noviembre de 1976, para insistir en la idea de que no estamos hablando sólo del pasado cuando nos referimos a estos temas y que hay más de 400 historias similares.  Luego, según el caso que corresponda, se realiza un cierre tratando de que se mencionen algunas impresiones generales sobre el recorrido o se da paso al taller y el trabajo en grupos con las fuentes.

Más de 6 mil ingresantes atravesaron experiencias como ésta desde febrero de 2016. Y, como señalamos en la introducción, la visibilidad de los grupos caminando por el predio y discutiendo en rondas al aire libre despertó también el interés entre otros estudiantes y trabajadores de la Facultad, por lo que luego se ha solicitado al grupo la realización de otras visitas similares a los asistentes de congresos nacionales e internacionales, a grupos de escuelas de la zona que se acercaron a conocer las propuestas académicas, a los chicos del Centro de Integración Comunitaria de El Dique y la lista sigue creciendo.

 

A modo de... apertura

Como se señaló anteriormente, en estos dos años hemos realizado diferentes apuestas para que los/as estudiantes que ingresan a la FaHCE pudieran conocer y asumir algunas dimensiones históricas del predio, así como reconocer sus huellas, con la intención de generar cierta sensibilidad hacia las luchas y resistencias de la historia reciente argentina y de la actualidad.

Si bien estos recorridos guiados y talleres para ingresantes son una instancia más entre muchas políticas de memoria en marcha, al haber asumido la responsabilidad de transmisión frente a miles de estudiantes, los desafíos rebasaron a nuestro pequeño colectivo, tanto en relación con la dimensión pedagógica, como con la necesidad de fortalecer los vínculos con otros actores de la región (organismos, sobrevivientes, familiares, etc.) para buscar mayores consensos en torno a las dimensiones que priorizamos.

Entre las sugerencias de los estudiantes que este año completaron la encuesta, hubo algunas vinculadas a las herramientas con que trabajamos, por ejemplo, que entreguemos folletos con propuestas para que puedan ahondar después del taller, que mostremos fotografías de los desaparecidos de la zona, que contemos con algún material audiovisual y/o cuestiones más técnicas, como que utilicemos amplificación de sonido. Pero también hubo demandas en relación con los contenidos: algunos, por ejemplo, reclaman que nos detengamos más en el proyecto político y económico de la última dictadura, en la complicidad civil; otros, que hagamos aparecer más las voces de los sobrevivientes y familiares.

Agradecemos esta convocatoria para participar de este dossier de la revista Aletheia, por habernos incentivado a sistematizar y compartir estos primeros pasos. Creemos que su difusión también nos permitirá recibir otras críticas y observaciones que contribuirán a la constante reformulación de un proyecto que siempre tendrá por objetivo reponer la historia del sitio y mostrar las diferentes tensiones presentes en la elaboración de la(s) memoria(s) sobre el BIM.

 

Notas

(1) Desde el 2002, la UNLP alquiló por unos años el Centro de Retirados de la Armada para el funcionamiento de una parte de la Facultad de Periodismo y Comunicación Social. Más recientemente instaló su Instituto Malvinas donde fuera el Comando de la X Brigada de Infantería Mecanizada del Ejército.

(2) Nombre otorgado al esquema de CCDTyE establecidos por la Policía de la Provincia de Buenos Aires en el área metropolitana, que tomó su nombre del General Juan Ramón Camps, jefe del Ejército a cargo de la fuerza en 1976.

(3) Ese esquema fue esbozado en el “Plan de Capacidades Internas de la Armada” (PlaCIntARA) de fines de 1975. Este documento interno daba cuenta de los criterios y directivas que esta fuerza se daba para la tarea represiva.

(4) Como los CCDTyE denominados “La cacha” y “1 y 60”, compartidos con otras fuerzas, y los puestos de vigilancia de Astilleros y otros establecimientos del Estado.

(5) Ver, por ejemplo, el tratamiento contemporáneo en la prensa en notas como “El remate del viejo batallón de infantería de marina” en El Día del 4 de diciembre del año 2000. Disponible en: http://www.eldia.com/nota/2000-12-4-el-remate-del-viejo-batallon-de-infanteria-de-marina [Consultado el 9/5/2017]   

(6) En el caso de la ESMA, el presidente Carlos Menem firmó un decreto en enero de 1998 que contemplaba demoler parte de sus edificios, reciclar otros, erigir un “Monumento a la Unidad Nacional” y mudar sus instalaciones a Puerto Belgrano. Pero los sobrevivientes y familiares de desaparecidos desataron una campaña de proporciones internacionales en contra y el Poder Judicial intervino para impedirlo “porque podrían perderse pruebas para establecer el destino de los desaparecidos”.

(7) En julio de 2001 la agrupación HIJOS-La Plata y la Asociación de Ex Detenidos Desaparecidos presentaron ante la Cámara Federal un recurso de no innovar sobre el predio. Un comunicado de HIJOS señaló que su uso comercial significaría “destruir, excavar y tapar con un edificio la posibilidad de buscar la existencia de restos que nos permitan construir nuestra historia”, porque “este lugar contiene pruebas y, con ellas, la posibilidad de condenar responsables” (citado en Badenes 2007: 6-7).

(8) En el mismo sentido, el 20 de marzo de 2006, una coordinadora juvenil de Ensenada convocó a una marcha de antorchas desde la Plaza San Martín hasta el BIM 3, demandando que los terrenos fueran “recuperados para el pueblo y se conviertan en un Museo de la Memoria en donde todas las generaciones de argentinos tengan siempre presente lo que el terrorismo de estado hizo en nuestro país. Que exista en esta región, una de las más golpeadas en aquellos años, un espacio físico donde siempre esté el recuerdo de nuestros 30.000 compañeros, y que a su vez, con esta iniciativa podamos seguir generando la conciencia necesaria para que nunca más esto vuelva a ocurrir. Así como recuperar la ESMA fue un triunfo de todos continuemos nuestra lucha ahora por recuperar el B.I.M. 3” (citado en Badenes 2007:9).

(9) Ley Provincial Nº13.561, promulgada mediante el decreto Nº 2.641 del 2006. Sus fundamentos pueden leerse en http://www.gob.gba.gov.ar/legislacion/legislacion/f-13561.html y el articulado en http://www.gob.gba.gov.ar/intranet/digesto/PDF/l13561.pdf [Consultados el 9/5/2017].

(10) El acto donde se comunicó el otorgamiento de los fondos se encuentra disponible en internet: https://www.youtube.com/watch?v=_CP9cqDQbuk [Consultado el 9/5/2017].    

(11) El equipo inicial lo constituyeron Ana Barletta, Daniel Badenes, Sandra Raggio, Candelaria Urtasun y Micaela Suárez, con la coordinación de Laura Lenci.

(12) El documento con que se presentó el Programa se encuentra disponible en la página de la FAHCE: http://www.fahce.unlp.edu.ar/institucional/areas/mrycfahce/descargables/programa-para-la-reconstruccion-de-la-memoria-sobre-el-predio-del-ex-b-i-m-3 [Consultado el 9/5/2017].

(13) La Maestría fue creada en diciembre de 2002 como una iniciativa de los miembros de la Comisión Provincial por la Memoria y los investigadores de la Facultad de Humanidades y Ciencias de la Educación que, desde distintos centros y carreras, abordaban estos problemas.

(14) Sobre estas contribuciones como testigo de contexto en los juicios realizados en La Plata, ver Abbattista, Barletta y Lenci (2016) “La Historia va al Tribunal en La Plata” en Piovani, J.I, Ruvituso, C y Werz, Nikolaus (Eds). Transiciones, memorias e identidades en Europa y América Latina. Iberoamericana - Vervuert.

(15) Integrado por Laura Lenci, Ana Barletta, Lucía Abbattista, Alberto Pérez, Cristina Tortti, Margarita Merbilháa, Candelaria Urtasun, Hernán Sorgentini, Ana Julia Ramírez y Mauricio Chama, al que luego se sumaron Micaela Suárez, Daniel Casi, Agustín Broglio, Giselle Brown, María José Guano y Simón Díaz. La primera Comisión que llevó ese nombre se había formado veinte años antes, en 1994. Ese colectivo, conformado por familiares, sobrevivientes, compañeros de amigos y militancia, construyó la primera lista de desaparecidos y asesinados de nuestra Facultad y organizó un acto homenaje donde se colocó una placa con sus nombres (el 20 de abril de ese año). Aquella experiencia fue parte de un movimiento más amplio. Como planteó Ludmila Da Silva Catela (2001), en torno a la conmemoración de los 20 años del golpe, aparecieron en el espacio público una serie de marcas que parecían decir que ante la posibilidad del olvido (leyes de punto final, obediencia debida e indulto) la materialidad de la memoria debía sostener los relatos sobre el pasado. También fue el puntapié para el nacimiento de la organización HIJOS La Plata. Un registro audiovisual sobre el acto del ´95 en Humanidades puede verse en: https://www.youtube.com/watch?v=EO3GIHCPDjM [Consultado el 9/5/2017].

(16) Véase Aníbal Viguera (2015). “Memoria, verdad y justicia en nuestros nuevos edificios”, en RAMÍREZ, Ana Julia y MERBILHAÁ, Margarita (eds.). Memorias del BIM: Biografías. Las víctimas de la Fuerza de Tareas 5 en La Plata, Berisso y Ensenada. La Plata: FAHCE-UNLP.

(17) Se puede mencionar, en relación con este camino, que un año más tarde, el acto de la semana de la memoria se realizó con la participación de Mario Peláez (sobreviviente del BIM) y Gonzalo Cháves (dirigente peronista histórico de la región), que comentaron un trabajo de investigación realizado por nuestro equipo.

(18) La FaHCE está integrada por los Departamentos de Educación Física, Lenguas Modernas, Historia, Sociología, Letras, Filosofía, Ciencias de la Educación, Bibliotecología y Ciencias de la Información, Geografía, así como un Departamento que nuclea los profesorados de las carreras de Ciencias Exactas y Naturales.

(19) Las crónicas de las audiencias eran publicadas semanalmente en la página de la Facultad. Hoy se encuentran reunidas en la sección de la Comisión de Memoria, Recuerdo y Compromiso: http://www.fahce.unlp.edu.ar/institucional/areas/mrycfahce/materiales-de-difusion/materiales-de-difusion/ [Consultado el 9/5/2017].  

(20) En 2017 fueron 3802 los inscriptos.

(21) Tanto el Edificio de la Ex Dirección de Inteligencia de la Policía de la Provincia (calle 54 e/ 4 y 5), gestionado por equipos de la CPM, como la Casa Mariani Teruggi (calle 30 e/55 y 56) que cuenta con un equipo voluntario que se acercó a la abuela María Isabel “Chicha” Chorobik de Mariani, son sitios de memoria de la ciudad de La Plata donde se realizan desde hace más de quince años visitas guiadas para grupos escolares y universitarios.

Además, estos sitios se distinguen de la mayoría de los espacios de memoria del país, entre otras razones, porque allí no funcionaron CCDTyE y fueron abiertos al público antes del impulso que el gobierno de Néstor Kirchner les dio a esas políticas a partir del 2003.

(22) En la Casa Mariani Teruggi, tanto las ruinas de una imprenta de Montoneros que allí funcionaba como los impactos de bala y otras marcas de la brutalidad del operativo represivo de noviembre de 1976, generan en sí mismos un efecto fuerte en quienes la visitan. Por lo tanto, en muchas ocasiones el relato de los guías no es lo central de la experiencia. Por su parte, el edificio del la ex DIPPBA tiene muchas huellas de su pasado policial. Tanto los ficheros y los miles de expedientes preservados en el depósito, así como una instalación realizada a posteriori para exponer un escritorio original con carpetas y máquinas de escribir que pertenecieron a la Dirección de Inteligencia, contribuyen para que los visitantes puedan figurarse cómo funcionaba el espionaje. En la misma línea,  las impresiones que produce recorrer cada piso del edificio del Casino de Oficiales en lo que fuera la ESMA, o el Garage Olimpo y dimensionar los pocos pasos que los separaban de la vida cotidiana porteña.

(23) Escritos extraídos de la compilación producida por Daniel Fabián (2012), titulada Relatos para después de la victoria.

(24) “Refirióse Massera a la acción antisubversiva que desarrolla la Armada” en Diario El Día, 21 de noviembre de 1975, p. 2

(25) “Visitó el almirante Massera una unidad local de la Armada. Revistó los efectivos del Batallón de Infantería Nº 3 y mantuvo una reunión con jefes de la zona” en Diario El Día, sábado 24 de abril de 1976, nota de tapa.

(26) “Informóse que desde el 23 de marzo el costo de vida aumentó un 32 por ciento. El ministerio de Economía responsabiliza a la política de los últimos 3 años” en Diario El Día, sábado 24 de abril de 1976, nota de tapa. Dependiendo de la cantidad de grupos que pudiéramos armar, algunas veces utilizamos también algunas biografías de nuestro libro y una solicitada de la “Coordinadora de gremios, comisiones internas y delegados en lucha de La Plata, Berisso y Ensenada” hallada en el archivo de la Ex-DIPPBA, publicada en repudio a los asesinatos de Salvador Delaturi y Juan Carlos Scafide, delegados de Propulsora Siderúrgica, ocurridos en enero de 1976.

(27) Respondieron 240 estudiantes a los que contactamos por medio de los coordinadores y profesores de cada curso de ingreso. Este número (pequeño en relación con los ingresantes totales) sirve como una primera muestra, debido a que todas las carreras se encuentran representadas.

(28) Nos referimos a la Ley de Preservación, señalización y difusión de sitios de Memoria del Terrorismo de Estado. Puede consultarse en: http://www.saij.gob.ar/legislacion/ley-nacional-26691-preservacion_senalizacion_difusion_sitios.htm?5 [Consultado el 9/5/2017].   

(29) Se realizó -salvo excepciones- en duplas, para hacer más dinámica la actividad, pero también para poder estar más atentos.

(30) El Batallón de Infantería de Marina Nº3 fue creado por Decreto Nº67.347 el 15 de julio de 1940 y desde entonces, hasta 1961, funcionó en las instalaciones navales de Río Santiago, Ensenada (Jean Jean y Rosas, 2016). (31) Una de las repercusiones locales del golpe de Estado fueron los hechos que se conocieron como “la Batalla de Ensenada”, en donde la ciudad y sus habitantes terminaron convirtiéndose en rehenes de la Marina, como un factor de presión para obligar a Perón a renunciar: “Al cabo de cuatro días la población de Berisso y Ensenada se autoevacuará hacia la ciudad de La Plata en dos ocasiones. La primera, el 16 de septiembre, huyen de la batalla que llega hasta pocos metros del centro de Ensenada. La segunda, debido a la amenaza de bombardeo a la destilería el día 19” (Illanes 2014:886). Véase también Panella, Clarke y Casaretto, 2012.

(32) Ambas autonomías fueron sancionadas el 3 de abril de 1957 mediante dos decretos ley provinciales promulgados bajo la gobernación de facto del Coronel Emilio Bonnecarrere.

(33) Nos referimos a los decretos 2270, 2271 y 2272 de 1975. En algunas oportunidades problematizamos también el término subversión.

(34) Sobre el rol de los testigos hay una nota muy interesante publicada en octubre de 2015 por el Diario Contexto sobre la inspección ocular realizada a los predios de la Armada durante el juicio por la FT5. El autor es Maximiliano Ceci y se titula “Juicio a la Armada: ´Cuando entrás, vuelve el horror”. Disponible en: http://www.diariocontexto.com.ar/2015/10/06/juicio-a-la-armada-cuando-entras-vuelve-el-horror/  [Consultado el 9/5/2017].   

(35) “Del trabajo de María Maneiro (2005: 16) resulta que ´con relación a su superficie y población [La Plata y alrededores] resulta ser la ciudad con la tasa más alta de desapariciones del país´. Según los registros oficiales (CONADEP), los desaparecidos de la región llegan a 900. Los organismos estiman una cifra real de 2000, entre los cuales habría 800 estudiantes y 900 obreros” (Badenes, 2007: 4).

(36) Hace pocas semanas, en abril de 2017, HIJOS volvió a pintar esa pared, cubriendo el dibujo elaborado por las agrupaciones kirchneristas con un mural que reclama por el juicio y castigo a César Milani. Para una reflexión sobre lo que está allí en juego, recomendamos el trabajo de Ludmila da Silva Catela en el Cuaderno de Aletheia Nº 2: “Irrumpir/decir/superponer. La perpetúa construcción de una memoria conflictiva”

 

 

Bibliografía

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JELIN, Elizabeth (2010). “¿Qué papel cumplen los espacios para la memoria en nuestra sociedad?” en Tania Medalla, Alondra Peirano, Olga Ruiz, Regine Walch, ed., Recordar para pensar. Memoria para la Democracia Elaboración del pasado reciente en el Cono Sur de América Latina. Sgo de Chile: Ediciones Böll Cono Sur.

PANELLA, Claudio; CLARKE, Guillermo y CASARETTO, Laura (2012). “Una imagen entre el recuerdo y el olvido. El caso del enfrentamiento entre la Escuela Naval de Río Santiago y los aliados del gobierno peronista. 16 de septiembre de 1955” en Revista Aletheia. Volumen 3, Número 5.

POLLAK, Michael (2006). Memoria, Olvido, Silencio. La producción social de identidades frente a situaciones límite. La Plata: Ediciones al Margen.

RAMÍREZ, Ana Julia y MERBILHAÁ, Margarita (eds.) (2015). Memorias del BIM: Biografías. Las víctimas de la Fuerza de Tareas 5 en La Plata, Berisso y Ensenada. La Plata: FAHCE-UNLP.

VALENSI, Lucette (1998). “Autores de la memoria, guardianes del recuerdo, medios mnemotécnicos. Cómo perdura el recuerdo de los grandes acontecimientos”. En CUESTA BUSTILLO, J. (ed). Memoria e historia. Madrid: Marcial Pons.

 

* Sobre las autoras:

Lucía Abbattista en Prof. en Historia por la FAHCE-UNLP. Maestranda en Historia y Memoria y Doctoranda en Historia. Investigadora en formación del IDIHCS (UNLP-CONICET). Integrante del Equipo de Guías de la Casa Mariani Teruggi.

Daniela Casi es Prof. en Historia por la FAHCE-UNLP. Cursa la Especialización en Educación, Géneros y Sexualidades en la FaHCE-UNLP.

Virginia Sampietro es Prof. en Sociología por la FAHCE-UNLP. Maestranda en Historia y Memoria. Trabajadora del Archivo de la Ex-DIPBBA, Comisión Provincial por la Memoria.

Mariela Stavale es Lic. en Sociología por la FAHCE-UNLP. Doctoranda en Historia. Becaria Conicet. Investigadora en formación del IDIHCS (UNLP-CONICET).

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