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Reseña del libro Huellas de la memoria en la resistencia antibussista. Historia del movimiento de derechos humanos en Tucumán 1976-1999 de Rubén Kotler (1)

Aletheia, volumen 9, número 17, diciembre 2018 - ISSN 1853-3701

 

Zubillaga/PDF

Paula Zubillaga*

IDH-UNGS/CONICET

Buenos Aires, 2018

paulazubillaga@gmail.com

 

A partir de las distintas investigaciones de los últimos años que lo tienen como objeto de análisis, se ha vuelto evidente que el movimiento de derechos humanos en la Argentina ha tenido recorridos diversos de acuerdo a las geografías donde se desarrolló, la dimensión de la represión, las ideologías que confluyeron en su seno, las estructuras de oportunidades políticas locales y los recursos movilizables, todo lo cual marcó diferencias en los desafíos, logros, experiencias y periodizaciones. Huellas de la memoria en la resistencia antibussista del historiador Rubén Kotler se inserta dentro de estas indagaciones al analizar la historia de dicho  movimiento en Tucumán entre los años 1976 y 1999, en clave de avances y retrocesos en su enfrentamiento con el bussismo.

Basado en la tesis de doctorado del autor, el libro intenta indagar en los clivajes locales que hacen distinto al movimiento en Tucumán. De esta forma, demuestra que su surgimiento, desarrollo y crisis se encuentran íntimamente ligados a la figura de Antonio Domingo Bussi, quien fuera comandante del Operativo Independencia en 1975, gobernador de facto de la provincia entre 1976-1977 y elegido democráticamente para ocupar dicho cargo en el período 1995-1999. Así, analiza el período que va desde el inicio de la represión sistemática hasta el ocaso del bussismo a partir de más de veinte testimonios de militantes del movimiento de derechos humanos de la provincia y su cotejo con fuentes escritas e imágenes  -aunque estas últimas no están incluidas- y sobre la base de una creciente producción académica en torno al pasado reciente.

Huellas de la memoria se compone de veinte capítulos distribuidos en tres secciones bien diferenciadas. En la primera parte del libro, “Tucumán en perspectiva  histórica”, el autor busca las causas de la última dictadura argentina en el período 1966-1976 y sostiene que sus efectos en la provincia son claves para pensar el desarrollo del movimiento. Asimismo, considera que entender la “generación del setenta” aporta a la comprensión de dicho movimiento, aunque no realiza una caracterización de la misma, lo que permitiría distinguir los proyectos políticos e ideológicos en pugna. Kotler sostiene como distintivo que la represión estatal tuvo tres etapas diferenciadas en Tucumán -desde 1974 con el accionar de la Triple A, otra a partir del Operativo Independencia en 1975 y la última a partir del golpe de Estado de 1976-, por lo que las primeras persecuciones, desapariciones y centros clandestinos de detención y tortura existieron en la provincia desde fines de 1974.  Los dos últimos capítulos de esta primera parte caracterizan al accionar del Estado como un genocidio y dan cuenta del sistema represivo en la provincia y de los principales conflictos que generó la figura del desaparecido en los familiares de los mismos. A su vez, realiza una caracterización de los detenidos-desaparecidos según variables socio-económicas y con escasas referencias a la militancia y los proyectos políticos específicos de los mismos.

El último capítulo de esta sección narra la emergencia y el desarrollo del bussismo en la provincia, entendido éste como una forma de autoritarismo que emergió en el noroeste argentino y en el que convergieron determinadas prácticas, ideas y vínculos. La lectura de este apartado vuelve evidente que la transición no supuso un corte automático y generalizado en los valores y conductas de la sociedad, lo que permitió -junto a las leyes conocidas como Punto Final y Obediencia Debida- que Antonio Bussi fundara su propia estructura partidaria y comenzara a crecer políticamente.

Luego de esta primera sección más descriptiva y contextual, la segunda parte de la obra está destinada al análisis de la historia del movimiento de derechos humanos en Tucumán. La misma inicia con el capítulo “El surgimiento del movimiento de derechos humanos en la Argentina”, el cual narra lo acontecido en la capital del país. De esta forma, da cuenta brevemente de las características de la LADH, la APDH, el MEDH, el SERPAJ, Familiares de Desaparecidos y Detenidos por Razones Políticas, Madres de Plaza de Mayo, Abuelas de Plaza de Mayo y la agrupación HIJOS, de creación más tardía. Asimismo, afirma que el surgimiento de las organizaciones fue una consecuencia lógica del aumento de la represión y hace referencias a un mandato materno que habría impulsado la lucha. En esa línea, sería interesante una mayor problematización de las distintas respuestas de los familiares de detenidos-desaparecidos frente a la dimensión de la represión, lo que permitiría complejizar la mirada sobre el nacimiento de diversas agrupaciones y los roles femeninos.

Los dos capítulos siguientes están destinados a analizar el nacimiento y el accionar del movimiento en Tucumán durante la última dictadura, ligados al inicio del plan sistemático de represión que el autor sitúa en 1975. Así, da cuenta de las acciones emprendidas por la primera organización surgida en dicha provincia hacia 1977: Familiares de Desaparecidos y Detenidos por Razones Políticas. A partir de su lectura es posible afirmar que en distintas localidades los familiares ensayaron estrategias similares: encuentros en iglesias, realización de notas, publicación de solicitadas, viajes a la Capital Federal para buscar respuesta en el Ministerio del Interior y en la Cruz Roja, armado de listas de personas desaparecidas, recolección de datos y testimonios y vínculos con otros familiares, en este caso, con algunos de la provincia de Jujuy, de Santiago del Estero y de Buenos Aires. El autor marca que estas acciones se revelaron como escasas e ineficientes para un grupo de mujeres, produciéndose así la primera división al constituirse Madres de Detenidos-Desaparecidos de Tucumán en 1981, agrupación que si bien tenía contactos con la Asociación Madres de Plaza de Mayo, no se convirtió en filial de la misma hasta 1983. Este grupo de mujeres, que según algunos de sus testimonios quería “salir a la calle”, aumentó su capacidad organizativa, sus miembros y su visibilidad tras la guerra de Malvinas, marcándose cada vez más, según el autor, las diferencias en las estrategias y metodologías utilizadas respecto al resto del movimiento de derechos humanos.

Los siguientes cinco capítulos que componen esta segunda parte del libro dan cuenta del movimiento en los años ochenta, período que Kotler denomina “larga transición vigilada” por la continuidad de ciertas prácticas y vínculos autoritarios. Resulta evidente que el escenario abierto tras las elecciones presidenciales de 1983 trajo reacomodamientos, debates y disputas al interior del movimiento de derechos humanos y el caso tucumano no fue una excepción. En esta línea, el autor marca el nacimiento de nuevas organizaciones como la Asociación de Abogados por los Derechos Humanos -que sufrió el alejamiento de la mayoría de sus miembros en 1984- y una filial de la APDH que recibió reclamos de la conducción por sostener posturas distintas a las mantenidas en Buenos Aires. Una especificidad de Tucumán parecería ser la creación de una Comisión Bicameral Investigadora de las Violaciones de los Derechos Humanos por orden del Poder Ejecutivo provincial a cargo del peronista Fernando Riera. Si bien el informe final de la misma fue publicado años después, el autor señala que su creación fue sentida por el movimiento de derechos humanos como una victoria política, mientras que las mencionadas leyes de Punto Final y Obediencia Debida fueron vividas como derrotas políticas. El escenario abierto con las mismas produjo una gran desilusión al interior del movimiento, dada las expectativas que habían generado algunas promesas de Raúl Alfonsín vinculadas a la búsqueda de verdad y justicia por los crímenes del pasado. En este sentido, Kotler sostiene que las principales consecuencias fueron el desaliento y la disminución de la actividad de las organizaciones de derechos humanos en Tucumán, lo que habría permitido que el bussismo asomara con fuerza en la política local. Sin embargo, la contrapartida del ascenso político del represor fue el surgimiento en la provincia de la agrupación HIJOS, la cual trajo aparejada una renovación de las prácticas y dinámicas del movimiento.    

“Memorias enfrentadas” es la tercera y última parte en que se divide el volumen, la cual da cuenta de las estrategias utilizadas por el movimiento de derechos humanos desde el ascenso hasta la caída política de Bussi en democracia, marcando los avances y retrocesos en el logro del objetivo prioritario del movimiento en esos años: la condena social, política y judicial al represor. El autor explica su llegada a la gobernación por la combinación de las leyes de impunidad con una crisis de los partidos políticos que no supieron satisfacer las demandas de la sociedad tucumana, gran parte de la cual asociaba la dictadura al orden, la limpieza y la resolución de demandas públicas, ligando el bussismo a la eficiencia. Una de las acciones más importantes del movimiento en la provincia ante la constitución del bussismo como una fuerza de mayorías, fue la organización de un juicio ético al ex represor antes de los comicios provinciales de 1995. Kotler indica que si bien para algunos militantes dicho juicio representó un fracaso -puesto que Bussi ganó las elecciones-, gracias a la organización del mismo resurgieron algunas agrupaciones de derechos humanos y el movimiento se reagrupó nuevamente bajo un enemigo común. Otro hecho que volvió a unir al movimiento tres años después fue el conocimiento de una cuenta bancaria en el exterior de dicho gobernador. Sin embargo, las acciones tendientes a enjuiciarlo fueron vividas nuevamente como una derrota política, puesto que la Comisión de Juicio Político resolvió absolverlo. Otra de las acciones emprendidas por el movimiento con el fin de lograr la condena social, fue la realización de escraches. No obstante, el autor sostiene que esta forma novedosa de expresión del repudio fue breve y acotada, dado el reducido número de militantes de HIJOS en Tucumán y las dificultades que debían enfrentar en una provincia gobernada por un ex-represor.   

Con respecto a esta agrupación, el autor señala que el grupo optó por estructurarse según una “población abierta”, es decir, sin restricción, lo que implicó que participaran de la misma jóvenes que no estaban vinculados a los llamados “cuatro orígenes” -hijo de desaparecido, de asesinado, de preso político o de exiliado-, lo que le permitió colocarse por fuera de la centralidad del papel de la víctima, aunque sostiene que la agrupación heredó la legitimidad de los “afectados directos”, en clara alusión a la división clásica de las organizaciones del movimiento de derechos humanos según los lazos sanguíneos, visión que en cierta medida debería ser revisada.

Debe destacarse que el libro da cuenta de las principales debilidades y fortalezas del movimiento, demostrando en especial que la escasa cantidad de militantes llevó a la necesidad de un mayor acercamiento entre las organizaciones en Tucumán, sin por eso dejar de ser evidentes las diferencias a su interior -en especial frente a las posturas asumidas en los debates por las leyes de reparación económica y la reivindicación o no de la militancia de los detenidos-desaparecidos-. De esta forma, Huellas de la memoria en la resistencia antibussista demuestra cómo esa necesidad se hizo evidente frente al avance político del bussismo, contribuyendo así a reflexionar sobre la construcción de una identidad colectiva definida en función de un otro negativo. Así, los momentos de mayor unión y vitalidad del movimiento en la provincia coinciden con la necesidad de realizar acciones conjuntas frente al avance de un enemigo común: Antonio Bussi. Si bien quedan pendientes algunas comparaciones con lo sucedido en otras latitudes en el mismo período, el libro permite seguir reflexionando sobre los reposicionamientos, las reagrupaciones, las crisis y los distanciamientos dentro del movimiento de derechos humanos en distintos contextos como los creados por la apertura política por un lado y las leyes de Obediencia Debida y Punto Final por el otro. 

A su vez, la obra estimula la reflexión sobre el papel de los testimonios en los estudios de historia reciente e impulsa el debate sobre las distintas escalas de análisis, siendo su principal fortaleza el aporte que realiza a la comprensión de las formas, actores y ritmos que asumió el movimiento en Tucumán sin perder de vista la totalidad del proceso histórico, contribuyendo de esta forma a explicar una problemática más general.

 

 

 (1) Kotler, Rubén. Huellas de la memoria en la resistencia antibussista. Historia del movimiento de derechos humanos en Tucumán 1976-1999. Imago Mundi. Buenos Aires. 2018. 190 p. ISBN 978-950-793-302-8

 

*Licenciada en Historia y Profesora en Historia por la Universidad Nacional de Mar del Plata. Maestranda en Historia y Memoria  y doctoranda en Historia en la Facultad de Humanidades y Ciencias de la Educación de la Universidad Nacional de La Plata. Becaria interna doctoral del CONICET con sede en IDH-UNGS.

 

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