Editorial

 Les acercamos, en esta oportunidad, el cuarto número de Aletheia. La foto que nos aparece en la tapa fue realizada por Helen Zout, quien es la protagonista de la entrevista, en esta ocasión. Le agradecemos muy especialmente a ella, además, por acercarnos y permitirnos utilizar una de sus obras. Como fotógrafa, Helen nos dice que “no existe la foto aislada”. El rostro de Julio López, que presenta este número, pareciera confirmarnos esas palabras. ¿Cuántas cosas que no son la foto, se encuentran en ella? El paso del tiempo y las circunstancias le otorgan a ciertos episodios del pasado, una fuerza difícilmente advertible en el momento en que ellos ocurren ¿Pero es que deja alguna vez de ocurrir el pasado? Aquello que definimos rápidamente como el contexto, son todos aquellos fenómenos que revisitan constantemente las obras de arte, los discursos, las experiencias vividas y los dotan de nuevos sentidos, que sin embargo permanecían en ellos como potencialidad. Esa latencia está expresada claramente en la aparente paradoja que presenta uno de los entrevistados por Raina en el artículo que aquí presenta: “de grande con el tiempo me han salido recuerdos de cosas que no me acordaba”.

Sin embargo, como señala Sasturain, citado por Fazio en este número: “Una escritura no tacha a la otra”, y aunque a menudo ciertas lecturas del pasado parezcan adoptar un mayor protagonismo sobre otras, cada una de ellas queda inscripta en el repertorio y, en ocasiones, algunas demuestran su persistencia, su capacidad de supervivencia y retorno. En esa lógica de superposición de interpretaciones, como señala Lyotard, citado por Cardona, la imposibilidad del consenso no supone necesariamente una carencia de inteligibilidad del fenómeno referido.

            Los artículos y textos que aquí se desarrollan, pretenden captar en su multiplicidad, esa condición de superposición de relatos e interpretaciones en torno del pasado. Proceden tanto de maestrandos en Historia y Memoria, como de jóvenes becarios de Conicet e investigadores de otras universidades nacionales y extranjeras. Reflejan asimismo, la capacidad de convocatoria y creciente visibilidad de la revista en el ámbito académico, y la extraordinaria vitalidad de los estudios en el área. La posibilidad de acceder a ellos se debe por completo al esfuerzo y dedicación de nuestros maestrandos, artífices de la iniciativa y –lo más trabajoso aún- de la renovación de esta revista, en cada uno de sus números. A ellos, por eso y por todas las experiencias compartidas en estos tres años, les saludo y agradezco especialmente en mi calidad de coordinador de la Maestría.      

                                                                                                                                                                                            Andrés Bisso