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Aletheia es una revista electrónica semestral sobre problemáticas de historia y memoria colectiva en torno al pasado reciente argentino y de las sociedades latinoamericanas, en sus aspectos sociales, económicos, políticos y culturales.

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Reseña del libro: Ciencia y dictadura: trayectorias, agendas de investigación y políticas represivas en Argentina de Cecilia Gárgano (Comp.) (1)

Aletheia, volumen 7, número 13, octubre 2016 ISSN 1853 - 3701

 

Souza/ Reseñas en PDF

 

Pablo Andrés Souza*

Centro de Estudios de Historia de la Ciencia y la técnica “José Babini” (EHU - UNSAM)

Buenos Aires, Argentina

2016

pabloandressouza@gmail.com

 

SouzaInta Ediciones nos ofrece una compilación organizada por la doctora Cecilia Gárgano, investigadora de la Escuela de Humanidades (EHU) de la Universidad Nacional San Martín (UNSAM).

El tema es parte de una preocupación colectiva identificada desde los años 1990 por varios investigadores e investigadoras locales, que percibían el enorme (e injusto) vacío existente. Consecuencia de tal preocupación es el trabajo de Cristina Mantegari y Diego Hurtado que rescató la historia de la violenta intervención sufrida por la UBA en 1966 a manos de la dictadura de Onganía, conocida como Noche de los Bastones Largos. A nivel internacional, los estudios interesados por las relaciones entre distintos poderes dictatoriales y los usos de la ciencia, la tecnología y la medicina forman un repositorio bibliográfico imponente. Acaso uno de los indispensables es el texto de Loren Graham traducido como El fantasma del Ingeniero Ejecutado; en lengua inglesa destacan textos como el de Mark Walker publicado en 1995 sobre el proyecto atómico nazi, titulado Nazi Science. Myth, truth and the German atomic bomb, o también el de Alexei Kojevnikov, publicado en el año 2005, titulado Stalin´s Great Science. The Time and Adventure of Soviet Physicists, ambos interesados en las complejas relaciones sostenidas por sus respectivos regímenes dictatoriales y la física de su época.

De nuevo en suelo local, bien señala la compiladora en la introducción temática que el autodenominado “Proceso de Reorganización Nacional” había sido explorado en forma prolífica, y por ello mismo afloró la sensación (la necesidad) de explorar nuevos rumbos. Con ello la posibilidad de abrir nuevas y fértiles agendas de investigación era (y aún es) una convicción profunda. Las relaciones entre las comunidades científicas, tecnológicas y médicas y la dictadura de 1976 figuran entre esos nuevos rumbos.

Los dos primeros textos muestran resultados asociados respecto de los sucesos implicados en la vida de una institución insignia de la ciencia local, como fue (y es) el Conicet. Adriana Feld y Laura Graciela Rodríguez exploran temas solidarios entre sí, cuya lectura conjunta permite apreciar un aspecto no menor de las relaciones entre instituciones científicas bajo el régimen militar.

Según la primera autora, Conicet llegó a los años de plomo tensado por la coexistencia de grupos antagónicos formados durante los últimos años de vida de Bernardo Houssay, referente máximo de la institución hasta su muerte en Setiembre de 1971. Esos grupos se identificaron como grupos católicos y de izquierda, dicotomía que reflejaba a su vez la tensión entre tendencias ideológicas conservadoras y progresistas dentro del propio peronismo, desde el ascenso de Cámpora hasta Marzo de 1976. A partir del golpe, las universidades nacionales y el propio Conicet fueron sometidos a intensas prácticas represivas, que implicaron cesantías, desvinculación, y luego migración de personal científico y técnico. A diferencia de las universidades, Conicet tuvo una expansión de su presupuesto, así como también de la cantidad de institutos propios.

Laura Rodríguez rescata buena parte de estos tópicos, haciendo foco a través de la revista Sociológica. Revista Argentina de Ciencias Sociales, editada con subsidios de Conicet durante los años 1978 a 1984. Dicha revista representó al denominado Centro de Ciencias Sociales, ambos espacios dirigidos por Roberto José Brie, doctor en filosofía y sociólogo, de estrechos vínculos con la Sociedad Tomista Argentina y diversas corrientes de pensamiento nacionalistas y católicas. Su perfil ideológico abrió las puertas necesarias, ejemplificando en su biografía los datos de contexto señalados por Adriana Feld como parte de la dinámica institucional.

Similar delimitación de trayectorias ocurre con el tercer y cuarto capítulo, a cargo de Ana Fernández Larcher y Ana Spivak L´Hoste, que abordan distintos problemas de la Comisión Nacional de energía Atómica (CNEA). La primera autora hace foco sobre los años 1973 a 1976, en un trabajo que combina el uso de métodos etnográficos y el registro de fuentes primarias, tras la pista de las experiencias políticas realizadas por el personal de la institución en dichos años, y en estrecha relación sobre el problema de la memoria y el olvido de dichas experiencias. La autora muestra en su texto la existencia de una intensa experiencia de politización, ejemplificada en el funcionamiento del Concejo Coordinador –el COCO– ramificadas en un número de veinte mesas de trabajo que nuclearon a más de doscientos cincuenta miembros, que debatieron la completa vida de la institución, dando muestras de un alto nivel de politización, ocultado tras la descarga represiva que sufre la institución.

Intervención represiva que aborda Ana Spivak L´Hoste en el cuarto capítulo del presente libro. La autora busca hacer foco sobre la tensión interpretativa y valorativa que atraviesa la historia de la CNEA durante la dictadura, con el fin explícito –al igual que en anteriores trabajos de su autoría– de problematizar una mirada en exceso optimista sobre los éxitos de la institución durante los siete años del Proceso de Reorganización Nacional. Mirada presente en antiguos miembros de la institución, en prensa oficial y prensa diaria, en documentos públicos, en artículos de divulgación, en trabajos de otros investigadores que han estudiado la energía atómica local. Fragmentos de un intenso trabajo etnográfico realizado durante más de diez años, son la base desde la cual la autora rescata tensiones tanto en la imagen de crecimiento institucional de CNEA durante la dictadura, como de los propios sentidos de la ciencia y la tecnología producidas durante el período.

El quinto capítulo está a cargo de Victoria Castro, quien aborda el estudio de la construcción de una planta modelo experimental de agua pesada, llevada adelante por el Instituto para el Desarrollo Tecnológico de la Industria Química (INTEC), fundado en 1975, y el Instituto de Desarrollo y Diseño Ingeniería Argentina (INGAR), creado en 1980 a partir de la anterior institución. Como parte del intento de la CNEA de avanzar en el refinamiento de uranio natural, se planteó la necesidad a inicios de los años 1970 de construir una planta de agua pesada, uno de los moderadores y refrigerantes clásicos usados en las empresas atómicas, desde el proyecto Manhattan en adelante. La tensión trabajada por la autora hace foco en el curioso destino de la planta experimental; una vez finalizada la misma –y confirmadas las refinadas pericias académicas del grupo que la construyó– es dejada de lado, para pasar a comprar una Planta Industrial de Agua Pesada (PIAP) “llave en mano” a la firma Suiza Sultzer Brother, actual proveedora de agua pesada para las tres centrales nucleares locales. 

El sexto capítulo está a cargo de Gabriel Matharan y Oscar Vallejos, quienes discuten en términos frontales la imagen clásica de la relación entre la dictadura y las universidades, a través del caso del Departamento de Hidrología General y Aplicada (DHGyA) de la Universidad Nacional del Litoral, entre los años 1970 y 1983. En líneas generales los autores muestran una institución en expansión, y beneficiada con un financiamiento generoso, que contrasta con la imagen de universidades intervenidas, desfinanciadas y descalabradas en su funcionamiento cotidiano, durante los años de plomo. Los problemas asociados a las inundaciones y a la provisión de agua potable en la región fueron las causas que llevaron a la fundación de Departamento como parte de la reorganización de la Universidad del Litoral. Reorganización y fundación tomadas por los autores como parte del impulso modernizador y autoritario propio de las conducciones políticas de la época. Tal marca de origen se traducirá en una agenda de investigación “despolitizada” y atenta solo a la “eficiencia técnica” de la producción intelectual. Y este posicionamiento fue el que le ganó un nicho de visibilidad y, en estrecha relación, una fuente de financiamiento segura. 

Cierra el libro un artículo de la compiladora, que focaliza sobre la intervención militar en el Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria (INTA). En tal sentido nos muestra el quiebre que sufren las agendas de trabajo de la institución, afectada desde un inicio por el encarcelamiento, la cesantía del personal y la desaparición de personas. Acaso uno de los mayores logros del trabajo – alcanzado ya en trabajos previos y en su tesis doctoral – es el de asociar en forma estrecha el relato sobre las prácticas represivas al cambio en los contenidos y orientaciones de trabajo del INTA. Punto de capital importancia sobre el que hace foco la autora es el dramático cambio en el papel del extensionista rural, tema central en la agenda de vinculación de las distintas estaciones experimentales con sus regiones.

El lector podrá apreciar un conjunto de trabajos de gran interés sobre los tópicos Ciencia y Dictadura. A pesar del deseo –manifiesto en nuestros días– expresado por varios ministros, periodistas e historiadores de turno (y de derechas) de reconciliar a la sociedad con la obediencia debida, y de impulsar una poco sutil aritmética en el conteo de desaparecidos, los archivos que nos hablan de las prácticas represivas en el complejo científico y tecnológico local aún esperan a los profesionales interesados en explorarlos, interesados también en buscar –a través de esos procesos– claves para entender algunos de los rasgos de nuestro régimen de producción de saberes.

 

Notas

(1) Cecilia Gárgano (comp.), Ciencia y dictadura: trayectorias, agendas de investigación y políticas represivas en Argentina, Buenos Aires, INTA Ediciones, 2016.

 

 

* Pablo Souza es doctor en historia por la UBA, profesor a cargo de la cátedra de Historia Social de la Ciencia, la Tecnología y la Medicina de la Maestría en Política y gestión de la Ciencia y Técnica de la UBA. También es docente e investigador de la Escuela de Humanidades de la UNSAM y de la Facultad de Ciencias Humanas de la UNICEN. Realiza estudios en el área de historia de la medicina e historia de la ciencia local de la segunda mitad de siglo XIX. Asimismo, es editor responsable de la revista Saber y Tiempo, dedicada a la promoción de la investigación en historia de la ciencia, la tecnología y la medicina Argentina y Latinoamericana.

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