Bienvenidos a nuestro portal

Aletheia es una revista electrónica semestral sobre problemáticas de historia y memoria colectiva en torno al pasado reciente argentino y de las sociedades latinoamericanas, en sus aspectos sociales, económicos, políticos y culturales.

Usted está aquí: Inicio Números Número 2 Presentación de “Seducción etnográfica. Transferencia y resistencia en diálogos sobre terror y violencia en la Argentina”, de Antonius C. G. M. Robben
Facebook Seguinos en Twitter Suscripción a todas las noticias
Convocatorias
Convocatoria permanente 
 

Entre nuestros objetivos se destaca el de difundir las producciones académicas sobre historia reciente y memoria, generando un espacio interdisciplinario para el intercambio y profundización de estos saberes específicos. Ver: Normas de Presentación.

 

Contacto: aletheia@fahce.unlp.edu.ar

Institucional

Maestría en Historia y Memoria

Facultad de Humanidades y Ciencias de la Educación Universidad Nacional de La Plata

Calle 51 e/ 124 y 125,
Edificio A Of. A207 (1925) Ensenada, Argentina. Tel.: +54-0221-4236671/73 int. 2216

Calle 7 nº 499 (esquina 42) (1900) La Plata, Argentina Tel.: +54-0221-4831737 y 4262901

 

Presentación de “Seducción etnográfica. Transferencia y resistencia en diálogos sobre terror y violencia en la Argentina”, de Antonius C. G. M. Robben

Aletheia, vol. 1, número 2, mayo 2011. ISSN 1853-3701

Sergio E. Visacovsky*

 

 

 

En los últimos veinte años, la obra del antropólogo holandés Antonius C. G. M. Robben se ha convertido en uno de los aportes más importantes, originales y de obligada referencia en temas como la violencia, la memoria y el trauma colectivos. A diferencia de muchos de quienes han estudiado estos tópicos, Robben ha producido una perspectiva analítica sustentada en investigaciones empíricas –no en especulaciones o declamaciones–, cuyo propósito ha sido aprehender los modos mediante los cuales las personas experimentan, practican y dan sentido a sus vivencias vinculadas a la violencia o al dolor social. Este enfoque le ha permitido generar un conocimiento alejado de los apriorismos sociológicos, psicológicos, ideológicos y morales, que conducen a visiones prescriptivas  de la realidad social. Sin embargo, no hay que confundir esta posición con un retorno a las epistemologías objetivistas, ni con la neutralidad valorativa: en lugar de ello, Robben nos proporciona una visión problemática de la construcción del conocimiento en las ciencias sociales en general, y de la etnografía en particular.

Entonces, ¿cómo producir un conocimiento crítico de quienes han padecido experiencias extremas, sin impugnar sus puntos de vista satisfaciendo nuestras propias adhesiones? ¿O cómo hacerlo, si aceptamos por empatía a sus perspectivas, ya sea porque nos apiadamos de su sufrimiento, o porque coinciden con nuestras propias convicciones? Para Robben no es posible una ciencia social que no tome en serio los puntos de vista de quienes son nuestros interlocutores en el trabajo de campo; pero, por otro lado, esto no es suficiente: no es posible tal conocimiento si no es reflexivo, es decir, si no implica alguna forma de auto-examen conciente de los presupuestos interpretativos del etnógrafo (1).

Pero, como lo muestra muy bien “Seducción etnográfica…”, la tarea no concluye en el auto-examen de los presupuestos. La experiencia de campo muestra que en contextos de violencia colectiva y polarización social, tanto víctimas, victimarios y personas que se alineen con sus posiciones, con los que interactuamos en el trabajo de campo, intentan persuadirnos de que las versiones que nos ofrecen son las verdaderas, o política y moralmente superiores. Estos intentos de influenciar en nuestros modos de comprensión se producen especialmente en situaciones tales como las conversaciones y las entrevistas abiertas o en profundidad ya que, por su índole, dan especial protagonismo a las voces nativas. Aún sabiendo el riesgo que supone tomar conceptos de un campo disciplinario a otro, Robben define este tipo de situación social como seducción, aunque advierte que su significado debe ser purgado de las connotaciones asociadas a la sexualidad que posee para el psicoanálisis. De acuerdo a Robben, se trata de una dinámica compleja de movimientos conscientes y de defensas inconscientes, las cuales suelen emerger en las situaciones de interacción mencionadas. Especialmente en el curso de períodos prolongados de trabajo de campo, la seducción etnográfica puede llevar a una auto-identificación acrítica o no reflexiva con los interlocutores nativos, lo cual puede desestabilizar la distancia crítica indispensable para forjar conocimiento sobre la vida social. Así, en los casos en los que está en juego la verdad de los relatos, los interlocutores suelen llevar a cabo apuestas políticas y personales para que el investigador o la investigadora acojan sus interpretaciones.

La relación transferencial entre psicoanalista y paciente es la inspiración que sugiere a Robben una vía para pensar analógicamente las relaciones entre el etnógrafo y sus interlocutores en el trabajo de campo. Partiendo de las elaboraciones metodológicas que desarrollara George Devereux, Robben amplía la lectura del trabajo de campo etnográfico en términos de  relaciones transferenciales y contra-transferenciales, para incluir en ellas el uso conciente de “la compleja dinámica social, emocional, dialógica y transferencial entre etnógrafo e informante”. Como la reflexividad etnometodológica, la seducción no es algo que se pueda evitar o controlar, sino que constituye un proceso inevitable (bajo las condiciones sociales descriptas), que demanda su comprensión adecuada. De no poder aislar, analizar y entender estos procesos de seducción, nuestro necesario distanciamiento crítico se verá necesariamente neutralizado, y así debilitadas nuestras pretensiones de conocimiento de contextos sociales en los que sus miembros han estado expuestos a o viven en condiciones de violencia y conflictividad.

El planteo de Robben es de especial interés para los investigadores argentinos por un doble motivo. En primer lugar, porque se trata de uno de los mayores especialistas no argentinos en torno a las experiencias del terrorismo de estado en nuestro país. Dado el enorme interés que desde hace varios años despierta en nuestros investigadores la indagación histórica y las formas de la memoria sobre la última dictadura militar, es vital establecer diálogos con estudios emprendidos por estudiosos extranjeros para quienes el caso argentino es útil en la medida que permite estudiar cuestiones de orden más general. En segundo lugar, y de un modo que quiero destacar especialmente, porque interroga de un modo incisivo las formas a través de las cuales las investigadoras e investigadores nativos abordamos el desafío de estudiar una realidad en la que, invariablemente, hemos de tomar partido. Aunque no existen recetas mágicas, es posible considerar el trabajo de Robben como un llamado de atención metodológico, que nos posibilite superar dicotomías que oponen ingenuamente el compromiso o la toma de partido, a la objetividad o la neutralidad. En lugar de ello, Robben nos invita a analizar nuestros presupuestos y adhesiones en las situaciones mismas de interacción en el trabajo de campo, allí donde nos identificamos con algunas versiones que estimamos buenas o heroicas,  mientras rechazamos otras a las que vemos como monstruosas. Puede ser este el paso que nos permita reubicar la violencia y el terror en su específico carácter histórico y social, al tiempo que enriquecer y complejizar las agendas locales de investigación.

 

* Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas. Centro de Antropología Social, Instituto de Desarrollo Económico y Social (IDES), Buenos Aires, la Argentina. e-mail: seredvisac@gmail.com

(1) Robben, Antonius C.G.M. 2007. “Reflexive Ethnography”. En A.C.G.M. Robben & J.A. Sluka (Eds.). Ethnographic Fieldwork: An Anthropological Reader (pp. 443-446). Malden, MA: Blackwell Publishers.

 

 

Acciones de Documento