Editorial

El cuadro que presentamos en este tercer número, y por el que de nuevo agradecemos al Museo de Arte y Memoria, tiene un mandato claro. La bella literalidad con que Carpani pide o exige memoria, con los puños cerrados, el torso desnudo y las sombras de fábricas y manifestaciones, que enmarcan un rostro vendado y granítico puesto en el primer plano, nos parece hablar desde otra época. Difícil es no sentirse algo abrumado por tal despliegue de heroísmo y voluntad de sacrificio; pero es también costoso no dejarse arrullar por la prístina alternativa que encierra. En todo caso, ese imperativo, nos habla de algo que debe ser descifrado.

Los trabajos publicados, en este número de diciembre de 2011, expresan –en gran medida- una mirada más laberíntica de reconstrucción y apropiación de ese proceso de memoria. Incluso, como presenta el aporte valiosísimo de quien fuera nuestra profesora invitada, la doctora Estela Schindel, las contribuciones se comienzan a percatar de los problemas que surgen de los intentos mismos del campo académico por dar cuenta de ese mandato, bajo el particular formato de libros, ponencias y papers. Creemos que la cuestión final no es de ejercitar “más” o “menos” la memoria, sino de definir con mayor precisión –pero también con menor estrechez de miras- los lugares que posibilitan una reflexión en torno de este campo de estudios.    

Atentos a esas cuestiones, hemos optado por ampliar nuestra sección de reseñas y crónicas, incorporando las miradas de nuestros maestrandos, sobre sus propias experiencias de apropiación de diversos lugares geográficos que no son inicialmente los suyos (por más que en algún caso, sean los de su propio país). De esta manera, pretenderán convivir en estas páginas, los ángeles y los flaneurs benjaminianos, conjurados por miradas que buscan no predisponerse ni a lo teleológico de cierta ciencia ni a lo rutinario de cierta cotidianeidad.

A pesar de esa innovación puntual, se mantiene la multiplicidad de aportes. Investigadores, profesores y maestrandos han vuelto a concurrir en este sitio, para demostrar la vitalidad de nuestra revista. Además del mencionado artículo de la profesora Schindel, contamos con la producción de textos, tanto de nuestros alumnos, como de estudiantes de posgrados nacionales e internacionales. A ellos, nuestro agradecimiento, tanto por ofrecernos sus textos como por aceptar las invitaciones a publicar, según el caso.

Agradecemos asimismo, a la doctora Valentina Salvi, por aconsejarnos la traducción de una entrevista hecha al filósofo Karl Jaspers en 1965. La propia profesora, nos hace el honor de acompañar una justificación escrita de las razones de la vigencia e imprescriptibilidad de este escrito. Como sabemos, nada queda definitivamente en el pasado, si las formas de pensarlo se renuevan.

En La Prisionera, Proust escribió sobre un pasado que “conservamos mucho tiempo dentro de nosotros y que de pronto aprendemos a leer”. La intención de esta revista es aportar estrategias para acercarnos, más no sea un poco, a ese aprendizaje.      

                                   Andrés Bisso