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Entre el apoyo y el enfrentamiento: El diario El Tribuno frente a la candidatura de Miguel Ragone

Aletheia, volumen 3, número 6, julio 2013. ISSN 1853-3701

Marinaro en PDF/Artículos

Guillermo Salvador Marinaro*

Universidad del Salvador

2013

Capital Federal- Argentina

 

salvadormarinaro@gmail.com

 

 

Resumen: Este artículo pretende examinar las políticas discursivas y el posicionamiento de la cúpula editorial del diario salteño El Tribuno durante la candidatura de Miguel Ragone (del cierre de las listas, el 2 de enero, al día de la votación, el 11 de marzo de 1973). Se evidencian dos momentos principales: una apatía política, debido a la interna partidaria y un posterior apoyo a la candidatura de Miguel Ragone, perteneciente al Partido Justicialista. Este apoyo estaba constituido por una particular forma enunciativa, una identificación con el mundo popular que legitimaba el posicionamiento a favor del candidato peronista.  La estrategia populista se constituiría en una  “garantía” discursiva que acompañaba a las acciones políticas concretas que tenían a su director como protagonista -incluso en un momento posterior en oposición a Ragone.

 

Palabras clave: Ragone- El Tribuno- Medios y poder

 

 

            Miguel Ragone es recordado como el único gobernador desaparecido durante el terrorismo de Estado. Su gobierno, asociado tempranamente al grupo de gobernadores de la Tendencia Revolucionaria del peronismo (La Opinión 27/05/1973), se extendió desde el 25 de Mayo de 1973 hasta la intervención federal, el 24 de noviembre de 1974. En ese breve lapso -un poco menos de un año y medio- el gobernador Ragone sufrió un paro general de la CGT provincial, la oposición de un ala del peronismo salteño y una clara embestida del gobierno nacional a partir de la asunción de Isabel Martínez (Scotorin, 2007; Servetto, 2010; Antúnez, 2011). Sin embargo, para la mayoría de los actores de la época el principal enemigo político de Miguel Ragone era un diario, El Tribuno (*). La mayoría de los autores que trataron el proceso político que protagonizó en la provincia señalaron la relación asidua del director del diario, Roberto Romero, con el interventor partidario Oscár Valdez, en un momento signado por la renuncia forzada de Oscar Bidagain y la intervención federal a Ricardo Obregón Cano, gobernadores de la provincia de Buenos Aires y Córdoba respectivamente (Servetto, 2010, Antúnez, 2011).

            De allí que sea significativa la relación de ambos actores. No sólo, porque en esos años El Tribuno se estaba construyendo a sí mismo como uno de los actores preeminentes dentro del campo político provincial, sino también porque más adelante el diario salteño emprendería una esforzada campaña de desprestigio contra Ragone, que alcanzaría sus puntos más altos a principios de 1974 (La Opinión 20/02/1974).

            Sin embargo, durante la campaña electoral de principios de 1973, el diario El Tribuno mostraría un vaivén político, entre la búsqueda de otro candidato en la interna partidaria del justicialismo y el apoyo a Ragone una vez constituida las listas. En esta artículo proponemos que el apoyo al entonces candidato puede ser visto como una primera maniobra política, un elemento que después será utilizado en el enfrentamiento directo a Miguel Ragone y permite construir un yo enunciativo cercano al mundo popular. Para ello, nos serviremos de una doble vía metodológica: por un lado, daremos cuenta de los posicionamientos en el interior del campo político por parte del director del diario y por el otro, desarrollaremos un análisis del discurso de las principales columnas de opinión, las editoriales y la sección “Locales”.

 

La confección de las listas y la enunciación del silencio.

 

            Alicia Servetto y Damián Antúnez señalaron que la confección de las listas de 1973 fueron una de  de las más conflictivas en la historia del Partido Justicialista (Servetto, 2010; Antúnez, 2011).  Si bien en la provincia de Salta no se registró un conflicto armado, como en la provincia de Buenos Aires o Misiones -donde uno de los posibles candidatos fue asesinado (1)- la determinación de las candidaturas fue más lenta que en el resto del país (Antúnez, 2011). Los distintos cónclaves que se realizaron en Diciembre de 1972 no lograron constituir la plataforma electoral del FREJULI (2) en la provincia y por ende, la candidatura de Miguel Ragone partió del Partido Justicialista con una clara oposición de la lista Azul y Blanca de Horacio Bravo Herrera (3). Damián Antúnez explica la situación de la siguiente manera:

“El peronismo, por boca del titular del Consejo Superior provincial, Dr. Ricardo Falú, comunicaba a los partidos que componían el Frente en Salta- Conservador Popular, MID y Partido Laborista- que dada la conflictiva y delicada situación partidaria interna no podía conceder la cifra del 25% de los cargos acordada en el orden nacional. Esto dio lugar a que no se conformara el FREJULI en Salta, situación aprovechada por el disidente Bravo Herrera para intentar conformar el Frente con los partidos aliados en torno a su candidatura, lo que por cierto, fue rechazado por la dirigencia frentista”. (Antúnez, 2011: 212)

 

            Precisamente, dentro de este marco de conflictividad, aparece la figura de Roberto Romero, que ya estaba afiliado al Partido Justicialista (El Tribuno 17/1/1973). Un militante de la época, Gregorio Caro Figueroa, afirma que Romero habría intentado la confección de una lista paralela junto a Bravo Herrera que utilizara el nombre del FREJULI, algo que fue rechazado por los dirigentes frejulistas nacionales (Caro Figueroa, comunicación personal, enero de 2012).

            En consonancia, el diario El Tribuno a principios del año haría pocas menciones a la política local, una apatía que se va a extender hasta mediados del mes -a menos de cincuenta días de las elecciones del 11 de marzo- marcando un claro contraste con la politización del diario en fbrero. Durante esta primera quincena, las principales columnas, “A la hora del cierre” y “Entre Bambalinas”, raramente mencionarán los candidatos en la provincia, marcando una clara diferencia con los representantes partidarios a nivel nacional.

            El 2 de enero de 1973, el día del cierre de la inscripción de las candidaturas, El Tribuno especificaría el listado de aspirantes a gobernador a través de una noticia donde se mencionaban los candidatos de todas las provincias enumeradas alfabéticamente y en la cual Salta aparece como una provincia más del listado sin ser destacada (El Tribuno 2/1/1973). La noticia agregaba lo siguiente sobre la situación provincial:

“En Salta, donde no prosperó la creación del Frente, el justicialismo presentó sus propios candidatos, siendo estas las fórmulas oficializadas: UCR, Miguel Saravia-Ricardo Daúd; Movimiento Popular Salteño Ricardo Durand- Eduardo Paz Chaín; Partido Justicialista Miguel Ragone-Olivio Ríos (…)”. (El Tribuno 2/1/1973)

 

            Acompañando esta etapa de silencio, las editoriales serían de temática económica. La única sobre política fue publicada el 15 de enero. En ella sólo se mencionaba el deber de los candidatos de “presentar soluciones a la realidad en la que vive la provincia” (El Tribuno 15/01/1973: 8) y no había ningún alusión a un candidato o marco político.

            La columna “Entre Bambalinas”, dedicada específicamente a cuestiones de política local, tampoco mencionaría a los actores políticos. En este período la única alusión se publicaría el 7 de enero. Transcribimos el párrafo más significativo a continuación:

“Ayer fue un día de muchas sonrisas para los niños, con el soñado juguete de Reyes. Pero a la noche no todos mantenían la limpidez de la alegría; había en  algunos, dejos de amargura porque de tanto gozar y querer el regalo terminaron por romperlo//Algo así ocurre con nuestros políticos, que quieren sus partidos, no dejan de usarlos, los manosean tanto que terminan por romperlos” (El Tribuno 7/1/1973).

 

            En la cita anterior se observa una clara alusión al peronismo. Precisamente, el Consejo Partidario del 21 de diciembre no había logrado la confección de una lista única y la inscripción bajo el FREJULI. Por eso, para el diario los políticos se comportaron como niños pequeños que rompen el juguete nuevo. Alusión que parte a través de una elipsis del sujeto a quién se refieren y que identifica, en última instancia, al peronismo con la totalidad de los candidatos locales.

            En la columna “A la hora del cierre” del 14 de enero, se resumirá esta posición del diario  de la siguiente manera:

“Amigo lector: No me gusta la política. (Antes que morir prefiero la muerte). Y cuando digo no, es no. Resulta que me vinieron a ofrecer una candidatura y no acepté. Era para diputado. Y yo para diputado no sirvo. Imagine usted que hubiera aceptado y fuera candidato. Y que el partido gane  en las elecciones. Entonces paso a ser del gobierno. ¿Se imagina la desgracia? ¿Cómo hago para no hablar mal del gobierno?” (El Tribuno 14/1/1973).

 

            Está clara la posición distante que asumía el diario frente a las elecciones a nivel provinciales -algo que no sucedía frente a las candidaturas nacionales. Se vincula la muerte con el quehacer político y sobre todo, la inutilidad periodística frente a la actividad partidista. La última oración es elocuente: no se puede estar a favor y criticar al gobierno.  Esta mención es reforzada como un deber deontológico que niega el vinculo posible con la política regional. Sin embargo, esta posición entrará en crisis en las semanas siguientes, acompañando las acciones políticas del director del diario.

 

La transformación del discurso y actuación política: Del silencio al apoyo medido

 

            A partir del 17 de enero las menciones a la política local empiezan a ser más fluidas, acompañando precisamente las acciones políticas de su director. El diario hará particular hincapié a las acciones de campaña del Partido Justicialista, desde la incorporación de Romero a la misma campaña. El párrafo es digno de ser destacado:

“Por lo pronto ya dejó constituido el Comando Electoral (del Partido Justicialista) que tendrá la responsabilidad de centralizar la campaña. Así lo resolvió el Consejo Provincial en reunión realizada el lunes a la noche a la cual asistió especialmente invitado el señor Roberto Romero, que fue asignado tesorero del Comando //Roberto Romero, que hace poco rechazó una candidatura a gobernador por la Unión Popular aduciendo su filiación al justicialismo, aceptó el ofrecimiento del Consejo”. (El Tribuno 17/1/1973 las cursivas son propias)

 

            Esta columna era particularmente expresiva, pocas veces se mencionaban las inclinaciones del director del diario y menos aún en las circunstancias específicas. Presentaba una doble intencionalidad, por un lado cobraba notoriedad la vocación política del diario a través su director y por el otro, exhibía una cierta fidelidad partidaria, uno de los elementos constitutivos de la enunciación peronista  (Verón y Sigal, 2010) (5). De esta manera, el abordaje político del diario surgía acompañado por las estrategias enunciativas, asegurando un lugar dentro del peronismo local.

            A partir de este momento, el diario seguiría de cerca los pasos de Miguel Ragone, el candidato justicialista en los actos de campaña, incluso reforzando las acciones en el interior de la provincia. Pocos días después, en la columna “Entre bambalinas” se publicaría lo siguiente:

“Ayer viajó a Buenos Aires el candidato a gobernador de la provincia Miguel Ragone. Al igual que todos los paridos el lanzamiento de la campaña electoral sirvió para que se realizaran cónclaves de candidatos de todo el país. Ragone “el hombre de Perón en Salta” según los lemas publicitarios, presidirá mañana el lanzamiento en esta.(…)Se denomina Orden de Movilización Cívico Militar. Se trata de una convocatoria “a todas las fuerzas populares para librar la gran batalla electoral del 11 de marzo próximo, movilizando en espíritu y materia todos los recursos de la ciudadanía salteña”. (El Tribuno  21/1/1973).

 

            Cerca de fin de mes el comentarista Cadillo pondrá en claro uno de los elementos más importantes de la política discursiva de la campaña de 1973, que el único candidato de Perón en Salta era Ragone:

“Así, el Partido Justicialista llegará a distintos pueblos del interior con una consigna: “el pueblo al gobierno, Perón al poder”, pero también con una temática: “hay un sólo peronismo, el Partido Justicialista”, como queriendo prevenir contra toda aparición neoperonista”. (El Tribuno 27/1/1973)

 

            De esta manera, hacia finales de enero la tendencia electoral del diario ya parecía perfilada. Había traspasado un momento de apatía política y ahora, revalorizaba con fuerza la candidatura del Partido Justicialista.

 

 El peronismo en debate y la lucha por el concepto.

 

            Como si las dificultades en la confección de la listas no hubieran sido suficiente, durante los primeros meses de la campaña de 1973, un segundo partido, el Movimiento Popular Salteño -MPS- (6), apoyaba la candidatura de Cámpora a nivel nacional y disputaba el electorado peronista en la provincia. Su líder era Ricardo Durand que había obtenido la gobernación en dos ocasiones, una durante las elecciones convocadas en 1963 y anteriormente durante el segundo gobierno de Perón.

            Esta situación dio como resultado que a nivel provincial dos partidos se discutieran el significante Perón. Su apoyo era tan decisivo para las elecciones del once de marzo que El Tribuno pondría en acción una doble estrategia. Por un lado, tendería a acusar de traidor a Ricardo Durand y por el otro a reforzar a Miguel Ragone como único candidato peronista.

“Amigo lector: anoche soñé que ya estábamos en Carnaval. Y que justo todo el mundo andaba entreverado en el lío de las elecciones (…) . En seguida me cruzo a comer algo en un quiosco y la señora me entrega una empanada envuelta en un volante de la Unión Provincial y de paso cañazo me dio un montón de votos del FREJULI, mientras me decía “Ragone es el hombre compañero”. Me desperté sudando tinta (Para mí así van a ser los carnavales este año)” (El Tribuno 1/ 2/1973).

           

            En este caso, se observa el uso de un lema de campaña: “Ragone es el hombre de Perón en Salta”. Pocas veces, El Tribuno la utilizaría de manera completa, más bien, publicaría menciones elípticas con sutiles referencias y pequeñas modificaciones. Sin embargo, su particularidad en todos los casos es la misma, se trataba de una afirmación indicativa, una oposición frente a todos los demás candidatos que se vinculaban al paradigma del peronismo.

            El punto de mayor confusión entre los dos candidatos que se disputaban el apoyo de Perón, surgió el 6 de febrero, a partir de un pedido para anular la candidatura del FREJULI. El documento incluía al Movimiento Popular Salteño como uno de los posibles proscriptos. Al día siguiente el comentarista de “Entre Bambalinas” publicaría la siguiente columna:

“Según los cables, la proscripción judicial no solamente alcanzaría al justicialismo sino también a todos los asociados. En Salta quedarían eliminados en primer término Ragone, cuyo partido reconocía públicamente su peronismo, pero también los más tibios, como Durand y Cía// Ricardo Durand – Paz Chaín, que ahora publicitan su adhesión al FREJULI y que en el interior también juegan con el nombre de “Perón- Cámpora- Durand”, también caería con su MPS en la volteada. Lo trágico es que el peronismo no le reconoce cualidades pro peronistas” (El Tribuno 6/2/1973).

 

            Si bien, el pedido no prosperó, recién se esclarecería cerca de las elecciones. De esta manera, los candidatos seguirían en campaña con la espada de Damocles sobre sus cabezas. El comentarista puntualizaba dos cuestiones que serían elementales para las estrategias discursivas  en este momento. La primera se refiere la tibieza como un elemento venía a incorporarse a la oposición fidelidad/traición en la que se corporizaban Ragone y Durand -precisamente el diario justificará el  posterior alejamiento de Durand por el miedo a la proscripción desautorizando a nivel político como cobarde. Y la segunda, la utilización del lema Perón-Cámpora-Durand de una forma ilegítima. El Tribuno denunciaría en varias ocasiones esta utilización y siempre la opondría a la candidatura de Miguel Ragone (El Tribuno 07/02/17973).

            El momento cúlmine sobre el posicionamiento del diario en este enfrentamiento será durante la visita de Cámpora, el 16 de febrero. Este episodio definirá el total alejamiento del MPS. “Entre bambalinas” haría un anuncio el día anterior y presentaría a los candidatos de la siguiente manera:

“A ambos ciudadanos el país los conoce ampliamente, pero es importante destacar que la fórmula traduce un símbolo de apertura y reencuentro de los argentinos, ya que Cámpora y Solano Lima, hasta 1955 militaban en partidos adversos. Mientras el gobierno convocaba al Gran Acuerdo Nacional. El movimiento popular mayoritario lograba esta conjunción” (El Tribuno 16/2/1973)

 

            De este párrafo, sólo es necesario destacar el ideal ordenancista y conciliatorio que personificaba el peronismo para la prensa conservadora durante estos años (Heredia, 2000). La confluencia de  distintas vertientes ideológicas en el FREJULI y más aún, en el movimiento peronista será visto a principios de 1973 como un gesto de “unidad de todos los argentinos” -elemento que se verá cuestionado a partir de la Masacre de Ezeiza (Franco, 2012). 

            Al día siguiente el diario publicaría una reseña en la doble página dedicada a la sección “Locales”. El título ya es ejemplificativo de lo que se viene analizando: “Ragone es el Auténtico Peronista Salteño”. Casi hacia al final de la noticia se podía leer el motivo del título:

“El entusiasmo y la grita llegó a su culminación cuando el propio Cámpora proclamó a Miguel Ragone, candidato a gobernador del Partido Justicialista, columna troncal del Frente Justicialista de Liberación Nacional. Lógicamente junto con Ragone, se proclamó la postulación a vicegobernador del dirigente sindicalista Olivio Ríos.

Existió general sorpresa en las filas del Movimiento Popular Salteño cuando se  anticipó, a las 18, que Cámpora no concurriría a la sede de Belgrano 971. Allí era esperado por el alto mando del movimiento con Ricardo Durand a la cabeza que se aprestaba a dar la bienvenida al candidato presidencial.

Ello, así lo interpretaron los observadores políticos, constituyó la definición del peronismo, en su más alto nivel, hacia la candidatura de Miguel Ragone. Cámpora delegado personal de Perón, candidato del Partido Justicialista y del Frente Justicialista de Liberación definió pues una actitud trascendental” (El Tribuno 17/02/1973).

 

Tres días después, El Tribuno  publicaría una entrevista al secretario del Movimiento peronista, Abal Medina, donde el enfrentamiento al candidato movimientista llegaría a su máxima expresión. La  entrevista decía lo siguiente:

-Tenemos en Salta la posición de dos hombres que apoyan la fórmula presidencial de Frente Justicialista de Liberación, y que confunden a la gente y al pueblo peronista, en cuanto a la emisión de su voto. Nosotros queremos que nos explique con claridad, para que no haya confusiones y el pueblo sepa la verdad, ¿sobre quién de los dos hombres cuenta con el apoyo real del general Perón?//-Es indudable que el compañero Ragone y los demás compañeros que integran la lista del Partido Justicialista, son los únicos candidatos del general Perón y del movimiento Peronista y del pueblo peronista de Salta. Toda otra persona que pretenda atribuirse esa representación miente, y en el caso de esa persona que se lo atribuye aquí, miente. Ya ese mentir es un hábito. (El Tribuno 19/02/1974)”

 

            Más de la mitad de la entrevista estuvo dedicada a la situación del peronismo local. La pregunta del párrafo transcripto tenía una clara intencionalidad. Si bien destacaba que ambos partidos apoyaban la candidatura del FREJULI, identificaba al durandismo como una trampa al “verdadero peronismo”. Las frases “confunden a la gente”, “queremos que nos explique con claridad para que no haya confusiones” y “apoyo real” son ejemplos de subjetivemas que buscan proponer a un sólo candidato como el auténtico y otra como una falsificación. De esta manera, se incentivaba la identificación de un candidato con la lealtad y un segundo candidato, como traidor y por ende, no peronista.

            Como respuesta a las afirmaciones publicadas los días anteriores en El Tribuno, el Movimiento Popular Salteño negaría su apoyo a la candidatura presidencial de Cámpora e iniciaría acciones legales para eliminar su nombre de la boleta (El Tribuno 22/03/1973). Cadillo interpretaría su alejamiento como una maniobra para desvincularse de la proscripción, volviendo así ilegítimo su alejamiento y más aún, temeroso. El 23 de marzo, la columna “Entre bambalinas” publicaría el siguiente párrafo:

“Por el lado del Partido Justicialista señalaban que el “caso Durand” es un asunto terminado y que salvo para las eventuales aclaraciones no es necesario volver acerca del tema. “Allá Durand con su antiperonismo, nosotros acá con nuestro peronismo”, dice el Comando Electoral de la Capital” (El Tribuno 23/03/1973).

 

            Esta afirmación marcó el fin de la contienda, Ricardo Durand pasaría de ser un peronista tibio a un oportunista y por último anti-peronista, en tan sólo dos semanas -durante los días siguientes el diario destacaría sus entrevistas con otros líderes nacionales, afirmando de esta manera su falta de lealtad hacia el peronismo.

            A partir de este momento, el único candidato del peronismo en Salta sería Ragone y la embestida de El Tribuno, con el MPS sería en los términos de la composición partidaria. A la semana de la visita de Cámpora, se publicaría una serie de artículos bajo el título de “Encuesta”, y se tratarían en exclusividad  “las razones de la migración política” (El Tribuno 28/02/1973). Precisamente, El Tribuno buscaría atraer a los sectores conservadores que se habían acercado al  MPS y por lo tanto argumentaba a favor del cambio de partido. En su primera publicación se presentaban dos casos de políticos locales que habían migrado hacia el peronismo, uno de los cuales pertenecía al MPS. En el artículo publicado el 28 de febrero se lee:

“Para ayudar a nuestros lectores a una mejor comprensión de la intensa movilidad de dirigentes y afiliados de prácticamente todos los partidos, un fenómeno de la aún reciente re activación de la actividad política -estamos realizando esta encuesta en que consultamos a diferentes figuras de nuestro medio. Hoy responde el doctor Dantón Cermesoni, ex ministro de Salud Pública del gobierno el Dr. Ricardo J. Durand” (ET 28/02/1973)

 

Hacia finales del mes la lucha para incorporar el significante Perón a la campaña ya estaba agotada y ahora se trataba de atraer a los miembros movimientistas al reabierto Partido Justicialista. Una vez más el diario se apropiaba de una función pedagógica (Borrat y Fontcuberta, 2006) con la cual solicitaba respuestas, alegaba la confusión del electorado y proponía interpretaciones para una mejor comprensión, gracias a la cual justificaba su  posicionamiento en el campo político, marcando un apoyo a la candidatura que antes había rechazado.

 

Diálogos con Ragone. La construcción de un candidato.

 

            Uno de los elementos más significativos del apoyo a la candidatura de Miguel Ragone fue la publicación de una serie de entrevistas bajo el título “Diálogos con Ragone” a partir de la segunda mitad de febrero que se extenderían por diez días. La primera fue publicada el 16 de febrero en la página central bajo la sección “Locales”. A partir de allí, se constituiría como un recuadro habitual hasta el 26 de febrero.

            En las primeras entrevistas junto al título se podía observar una numeración que indicaba se trataba parte de un ciclo, pero a partir de la sexta estos números dejaron de publicarse, por lo cual se constituyeron en un recuadro orgánico dentro del diario. Para analizar sus implicaciones, se transcribe el primer párrafo del 17 de febrero: “Miguel Ragone, médico, candidato a gobernador por el Partido Justicialista inició ayer un diálogo periodístico con el pueblo expresando su pensamiento acerca de su futura acción de gobierno” (El Tribuno 17/02/1973 las cursivas son propias). 

            Resulta llamativa la mención del pueblo en lugar del diario. Esta articulación se sustenta en una doble identificación, por un lado con la base enunciativa del periódico moderno como la voz de lo popular (Saytta, 1999) y por otro lado, con la identificación entre peronismo y el pueblo (Sigal y Verón, 2010). Con esta doble afirmación, el diario se construía a sí mismo como el interlocutor directo de los actos políticos. En la cita anterior, el periodismo es una adjetivación de un sistema mayor, el diálogo con el pueblo. Se legitimaba a sí mismo como mensajero y a la vez como legitimador del vínculo entre Ragone y el pueblo.

            A su vez, el párrafo afirmaba que se trata de un candidato pero al hablar de las políticas que  llevaría a cabo una vez llegado el gobierno, se lo mencionaba sin candidatura mediante. No hay una expresión intermedia, como si se tratara del gobernador electo.

            El recuadro del 19 de febrero inició un ciclo que abarcó cuatro entrevistas con una temática particular: el análisis de situación y propuestas gubernamentales en el interior de la provincia. La del 19 y 20 de febrero se referían a los Valles Calchaquíes, la siguiente a la zona andina (Iruya y Santa Victoria) y la publicada el 23 de febrero, sobre Orán, Güemes y San Martín. El diario buscaba, de esta manera, reforzar la incidencia geográfica de la campaña a medida que los candidatos nacionales y provinciales viajaban a los distintos pueblos -Solano Lima iría a Metán, un pueblo en los Valles Calchaquíes, Ragone visitaría Orán y se desarrollarían acciones conjuntas en las sedes del partido en las localidades del interior (Antúnez, 2011). Así, el diario procuraba acompañar simbólicamente al candidato mientras desarrollaba  actividades a lo largo y ancho de la provincia.

            A continuación, una de las últimas columnas publicadas a partir fines de febrero permite visualizar uno de los elementos de esta identificación con el candidato justicialista:

“Antes de seguir con esta serie de concreciones vinculadas al interior de Salta, quiero anticipar una decisión categórica, que hace a la vocación revolucionaria del peronismo: desde el gobierno produciremos el gran cambio para Salta.

-¿Es que nunca hubo cambio o transformación en Salta?

Desde luego que hubieron permanentes transformaciones. Pero quiero recordarle la doctrina de “gatopardismo”(El Tribuno 24/02/1973).

 

Se trataba de la única entrevista que comenzaba directamente con los dichos de Ragone, sin grafía especial ni entrecomillado. La estructura de la entrevista recién era develada hacia el segundo párrafo cuando se  destacaba la pregunta. Este elemento contribuía a señalar la  absorción de los “Diálogos con Ragone” como una subsección dentro del diario. La inclusión se volvía de una naturaleza tan orgánica que no era necesario destacar ni número de la entrevista y su naturaleza como tal. El apoyo a la candidatura de Ragone se había vuelto tan evidente que no era necesario identificar las palabras de uno ni de otro, ya que partían de una igualdad político-partidaria que en última instancia habilitaba a El Tribuno a corporizar el pueblo donde se sostenía la candidatura y las palabras del candidato peronista. Esta auto-proclamación será revalorizada constantemente por el diario y utilizada en contra del mismo Ragone, una vez que asumiera el gobierno. La identificación con el sujeto donde reside la campaña, es utilizada como una garantía de la enunciación política de El Tribuno, en el momento inmediatamente posterior al analizado.

 

El festejo en primer plano. El carnaval electoral de marzo de 1973.

 

            El último claro ejemplo de este apoyo al candidato justicialista se publicó en la columna “A la hora del cierre”. Se trataba de una columna particular con una amplia serie de personajes ficcionales, presentados en clave picaresca que servía precisamente para reforzar esa identificación enunciativa entre el diario y el pueblo. La autorefencialidad de esta columna es proclive a la figuración del mito propio del diario. Su autor no sólo hacía reseñas de fiestas locales y actividades en toda la provincia sino que participaba de ellas, felicitaba a los cocineros, saludaba a sus amigos y hacía pedidos de ayuda a un vecino que ha sufrido algún percance. La columna podía estar firmada por varias de estos personajes de ficción, entre ellas Tombolito, el Cadete o el Cronista de turno. Este elemento contribuía a señalar una polifonía dentro de las clases sociales que leían El Tribuno. Las diferencias enunciativas de los tres posibles firmantes ejemplificaban una idea de pueblo, que se sumaban al mundo ficcional de esta columna. Esta polivalencia en el espectro social contribuía a la conciliación entre las distintas clases sociales dentro del peronismo que reivindicaba el diario. Un argumento más para esta identificación de Perón como el “gran ordenador”  que se puede observar en el periodismo de esta época (Heredia, 2000).

            En este punto, cabe destacar una situación particular en Salta: el fin de la campaña de 1973 y el mismo día de las elecciones coincidieron con los feriados del Carnaval. De esta manera, en las columnas de “A la hora del cierre” se entrecruzarían ambos elementos, volviendo carnavalesca las elecciones y politizando el carnaval. La hibridación de ambos elementos permitió visualizar una estrategia discursiva que identificaba una vez más el elemento popular con una política conciliatoria  y con el mismo diario El Tribuno.

            Para hacer este análisis vamos a recurrir a algunos de los conceptos esbozados por Bajtin, que permitían vincular los elementos de la cultura popular con elementos “espirituales” o ideológicos: el realismo grotesco.

            La primera mención a esta relación entre carnaval y política aparece el primero de febrero, bajo la siguiente forma: 

“Amigo lector: anoche soñé que ya estábamos en Carnaval. Y que justo todo el mundo andaba entreverado en el lío de las elecciones (…). En seguida me cruzo a comer algo en un quiosco y la señora me entrega una empanada envuelta en un volante de la Unión Provincial y de paso cañazo me dio un montón de votos del FREJULI, mientras me decía “Ragone es el hombre compañero”. Me desperté sudando tinta (Para mí así van a ser los carnavales este año)” (El Tribuno 1/02/1973)

 

            En la misma columna hacia el final se puede leer un chiste que tiene a Perón como protagonista:

“Es un cuento político. Resulta que llega Perón al cielo. Y le toca al infierno. Cosa que quince días después ya se ha formado un Sindicato de Diablos que se mandaron (SIC) una huelga pidiendo vacaciones y aguinaldo. Ahí nomás Dios le ordena a San Pedro que lo saque del Infierno y lo lleve al Paraíso, para controlarlo mejor. Pasan veinte días y Dios quiere averiguar cómo andaba Perón en su nuevo destino. Lo llama a San Pedro y le empieza a decir: “Hermano San Pedro, ¿cómo se porta...?” Ahí San Pedro lo para en seco, lo mira fijo y sale diciendo, “Un momentito, compañero San Pedro de ahora en adelante” (El Tribuno 1/02/1973)

 

Haber colocado a Perón  en el infierno estaba lejos de ser una crítica. En un primer término, su lugar aparece como impuesto: “le toca al infierno”, que se podría vincular con la proscripción impuesta por Lanusse y la imposibilidad de presentarse como candidato a las elecciones de marzo. Dicha imposición, a su vez parece aceptada, hecho que afirmaba aún más el vínculo con la proscripción. En segunda instancia, el lugar en el infierno tiene que ver con el realismo grotesco que propone Bajtin. El infierno para el autor ruso es el lugar carnavalesco por excelencia, las alusiones corporales y físicas son más asiduas, a su vez, que constituía la aceptación del cuerpo y la tentación (Bajtin, 2003). El infierno precisamente es una metáfora toponímica asociado a lo popular y por eso no era extraño que Tombolito hubiera decidido colocar en ese lugar al mismo Perón. Sin embargo, ese dato no era el principal en el párrafo transcrito. Lo que resaltaba es el  poder de convocatoria ante el mundo obrero. Sólo pasaron veinte días, desde su llegada y en el infierno ya había formado un sindicato que tomaba medidas de fuerza, solicitando una mejor forma de contratación. Y en la segunda parte el mismo San Pedro, solicitaba ser llamado por Dios de la misma manera que se llamaban a sí mismo lo peronistas: “compañero”.

            A partir de allí, la parodia política se volvería casi diaria. En la columna se vivaría a Perón varias veces y se mencionaría la preferencia hacia el peronismo sin tapujos (El Tribuno 3/02/1973).

            El 9 de febrero ante el pedido del fiscal de dejar fuera el peronismo de las elecciones, Tombolito escribe lo siguiente:

“La preocupación viene por el 11 de marzo. Porque resulta que hay que lograr el 51 por ciento de los votos para ganar en la primera vuelta. Y si no se consigue hay que volver a votar el 8 de abril. Yo opino que si en la segunda vuelta tampoco nadie logra el 51 por ciento, entonces que los candidatos tiren cinco penales cada uno y listo el pollo. Y como se me acaba de prender la lamparita, ahí va una copla poética:

Tengo un voto planchadito

que tal vez este año lo use,

si es que nos deja votar

el compañero Lanusse” (El Tribuno 9/02/1974).

 

            En primer término, continuaba marcando un realismo carnavalesco como método de encuentro entre lo bajo (el fútbol) y lo alto (la política). Destacaba la mención a Lanusse como “compañero”, que venía a significar el encuentro entre los opuestos, dentro de los ánimos conciliatorios que El Tribuno le asignaba al peronismo. La afirmación tomaba cuerpo en tanto y en cuanto se les permitiera participar de las elecciones. Así, la simpatía se traducía en una petición, que dejara en claro a quien pretendía votar el narrador: al FREJULI.

            El tono jocoso que a su vez decía y contradecía las elecciones partidarias de Tombolito, sería una línea de acción que, a su vez, reforzaría la elipsis en el interior del diario. Cuando “Entre Bambalinas” y la editorial no enunciaban directamente las tendencias partidarias, “A la hora del cierre” reafirmaría el apoyo al peronismo construyendo un triada semántica cerrada: “Amigo lector: ¡Compañerooos! ¡Viva Perón! (Zás, me agarró la política). Es que antenoche estuve en la unidad básica Carlos Xamena, invitado por los amigos que hace poco me designaron “diputado simbólico” (El Tribuno 17/02/1973).

            La mención como diputado simbólico confirmaba la linea de acción directa del diario dentro de las elecciones de 1973. Aún así,  en la siguiente columna haber gritado “Viva Perón”  le traería algunas consecuencias. Aparecía como personaje el director solicitándole que no opinara apresuradamente (El Tribuno 18/02/1973). Esta afirmación y negación constante, permitían visualizar la convivencia del diario entre dos mundos, el mundo del periodismo “serio”, que mantenía un debe ser deontológico -que había reivindicado al principio de la campaña- y el mundo popular, cuya simpatía ya estaba ganada.

            “A la hora del cierre” también publicaría coplas como una clara tendencia ideológica, donde  se vincularían todos estos elementos:

“Estoy pensando una cosa

que el 11 de marzo justo

en vez de Carnaval Chico

será el carnaval del susto”. (El Tribuno 18/02/1973)

 

            El carnaval se vuelve político y viceversa, poniendo en juego los elementos populares del peronismo que el diario buscaba capitalizar. Tombolito juegue con el proselitismo en las futuras elecciones:

“Cuando sea legislador

lucharé por el progreso,

porque sean mejor las dietas

y más grandecito el queso”. (El Tribuno 21/02/1973)

 

Las coplas políticas de febrero y marzo, muestran un entrecruzamiento con la cultura popular que a su vez, permitían al diario gozar de una válvula de escape para enunciar directamente las tendencias políticas. Los elementos que configuraban a la columna “A la hora del cierre” permitían la confluencia de varios niveles y varios discursos, elementos que le daban una mayor plasticidad en sus posicionamientos. Como vimos a principio de enero, el autor había afirmado que odiaba la política y un par de semanas después se encontraba en una cruzada a favor de uno de los candidatos. Esta relación muestra hasta qué punto la identidad de las columnas “serias” entraban en una contradicción enunciativa, mientras que lo jocoso y partidario se representaba con total naturalidad en las columnas sociales como “A la hora del cierre”. Sin embargo, el mensaje del diario debe ser visto como una totalidad (Van Dijk, 2009) y por ende, las estrategias elípticas son aumentadas y desbordadas por los actos enunciativos. La interacción entre la editorial, “Entre Bambalinas” y “A la hora del cierre” construían un mensaje unitario.

            En la columna del 11 de marzo, fecha donde el carnaval y la política se encontrarían efectivamente, se publicaba el fin de una etapa enunciativa:

“Amigo lector: Se me ocurre que hoy será un día histórico. Del que nos acordaremos por mucho tiempo. Y que nuestros hijos y nietos cuando estudien Historia Argentina tendrán un lindo tema para desarrollar con el 11 de marzo de 1973. Que cada uno diga en el cuarto oscuro su pensamiento, su voluntad. Y luego desde hoy mismo comencemos a mirar con ojos de argentinos a nuestros aniversarios ideológicos, a nuestros hermanos de esta tierra grande y generosa. (Me levantaré temprano hoy. Tengo que votar como usted, como todos. ¿Por quién? Es un secreto aunque muchos sepan por quién se inclina mi corazón y mis preferencias. Lo importante realmente es que todo comprendamos que el voto de cada uno es el más valioso del mundo, el que va  a decidir la suerte del país. A votar)” (El Tribuno 11/02/1973)

 

Efectivamente las elecciones de 11 de marzo constituirían un parteaguas, no sólo a nivel político sino también discursivo. El panorama gubernamental estaba a punto de cambiar y el diario buscaría asegurarse un rol en el nuevo gobierno. De allí que las menciones a sí mismo, o a sus “compromiso” (El Tribuno 25/05/1973) se volverían cada vez más asiduas: el diario estaba posicionándose como un actor de peso para el gobierno recién constituido. El mundo carnavalesco de “A la hora del cierre” se expandirá a todo el diario en una enorme fiesta por el triunfo peronista y el discurso de apoyo a Miguel Ragone se traducirá en una constante mención al sostén popular del diario, como un modo de equipararse con  el nuevo gobierno.

            Mientras tanto, otro discurso se irá gestando, una vía de escape que el diario utilizará en momentos de menor júbilo, y que tendrá su expresión cabal cuando el gobierno sea atacado por las distintas facciones del peronismo. Una contraposición que cuestionará la real capacidad del nuevo gobernador para realizar el ideal ordenancista y conciliatorio, a medida que Miguel Ragone se acerque a las facciones de la Juventud Peronista. De esta manera el apoyo era evidente pero mediado y débil.

 

Conclusiones

 

            En la campaña de marzo de 1973, se puede observar un primer acomodamiento de la enunciación política del diario El Tribuno. Un silencio previo, signado por la interna partidaria y luego un efervescente apoyo a Miguel Ragone. Vimos como su posicionamiento estaba mediado por la acción política del mismo director del diario, que había actuado como tesorero de la campaña del Partido Justicialista. Esta relación directa con la política regional se tradujo en la negativa al MPS acusado de ser una traición al peronismo; acompañada a su vez, por una estrategia de mayor duración que pretendía acercar los sectores conservadores al Partido Justicialista (Marinaro, 2012).

            De allí, una primera diferencia notable con el ragonismo. Mientras el discurso de El Tribuno  intentaba seducir al conservadurismo, Miguel Ragone era identificado con la Tendencia Revolucionaria del peronismo, que tendría toda su expresión una vez que asumiera el gobierno (7).

            La enunciación política del diario se mixturaba con los elementos propios del universo popular salteño, por ejemplo, el carnaval. En la columna social “A la hora del cierre”, esta noción va a tener su mayor expresión combinando los elementos populares, folclóricos y religiosos en un  apoyo al ragonismo. Precisamente, el diario auto-proclamaba su vínculo popular como el garante de su enunciación política.

            Este elemento constitutivo será la piedra fundacional para el posterior ataque al nuevo gobernador. El lugar cercano al pueblo, que lo había identificado con el ragonismo, será revertido y utilizado en su contra. Pero el punto inicial de dicho enfrentamiento puede verse durante el apoyo a su campaña. En primer lugar, por el acomodamiento a principios de enero de 1973, pero más precisamente en el ideal conciliatorio que proponía El Tribuno.

            Mariana Heredia propuso que los diarios conservadores habían tenido un acercamiento al movimiento peronista durante 1973, acompañado por un ideal ordenancista (Heredia, 2000). Precisamente, El Tribuno reivindicaba esta facultad del peronismo, poniendo una brecha entre el apoyo a la campaña de Miguel Ragone y su gobierno, en tanto y en cuanto este ideal no fuera cumplido. El acercamiento a los sectores de la Juventud Peronista, el lugar destacado de ciertos miembros del peronismo combativo dentro del gobierno de Miguel Ragone (Scotorin, 2007) serán vistos como una traición al “nuevo orden” propuesto por el peronismo (El Tribuno 22/01/1974: 8). De esta manera, se puede observar este vaivén como resultado de una maniobra política por parte del diario El Tribuno y su cúpula directiva, aprovechando la figura popular de Miguel Ragone en primera instancia y más adelante, cuando el gobernador sufriera las embestidas de los distintos sectores del peronismo local y nacional, reivindicando un ideal ordenancista en contra suyo.

 

 

Notas

(*)   El diario El Tribuno aparece por primera vez el 21 de Agosto de 1949. Entre sus primeros socios se encontraban Ricardo Durand, Jaime Durán, Emilio Espeta y el mismo Partido Peronista. Con la autordenominada Revolución Libertadora, sería confiscado y adquirido por un grupo de radicales frondizistas Bernardino Biella, Jorge Raúl Decavi y Roberto Romero. Este último sería el director del diario durante el periodo que describimos.

(1)   Nos referimos a Francisco Ripoll, precandidato a gobernador que fue asesinado unas horas antes del Congreso partidario en su provincia. El Congreso fue suspendido hasta fines de diciembre, cuando se consiguió la candidatura de Irrázabal, perteneciente al mismo sector que Ripoll (La Opinión 11/12/1973).

(2)   El FREJULI fue una alianza electoral formada durante el arribo de Perón el 17 de noviembre de 1972. Estaba integrado por el peronismo, el Movimiento de Integración y Desarrollo (MID) del ex-presidente Frondizi, el Partido Conservador Popular de Solano Lima, el Partido Popular Cristiano de Allende, El Movimiento de Afirmación Yrigoyenista de Asseff, el Movimiento Socialista para la Liberación Nacional de Jorge Selser, el Movimiento de la Revolución Nacional de Sánchez Sorondo y el Movimiento de Acción Nacional de Amadeo.

(3)   La lista Azul y Blanca era un sector del peronismo salteño, vinculado con la CGT local, opositor a la lista verde, dirigida por Miguel Ragone. Su principal referente, Horacio Bravo Herrera  protagonizaría uno de los primeros embates al gobierno ragoniano, la toma de la casa de gobierno a principio de septiembre de 1973, al grito de “Fuera los infiltrados marxistas” (El Tribuno 27/09/1973).

(4)   En la provincia de Salta el Congreso Partidario se había reunido, después de varios intentos infructuosos (Antúnez, 2011) el 21 de diciembre de 1972. Aún así, algunos de los representantes del interior no pudieron presentarse (Escotorin, 2007).

(5)   El concepto de fidelidad es descrito por Sigal y Verón como uno de los factores discursivos más importantes del fenómeno peronista. La vinculación emisor primero- emisor segundo conllevaba una acto de enunciación que certificaba la pertenencia al grupo (Sigal y Verón, 2010).

(6)   Se trataba de un partido fundado después del golpe de Estado de 1955. Para Myriam Corbacho la conformación del MPS significó la migración de los grupos más conservadores del peronismo (Corbacho, 2005). Después de la reapertura del partido en 1972 se producirá una nueva migración de los grupos conservadores al Partido Justicialista (El Tribuno 28/02/1973).

(7)   El 26 de Mayo de 1973 después de la asunción de Cámpora en el gobierno nacional y de su propia asunción al gobierno provincial, Miguel Ragone viajaría a Buenos Aires para acompañar a los presos políticos salteños que habían sido liberados con la amnistía. Ese gesto significó para la prensa nacional y local el ingreso definitivo de Miguel Ragone al grupo de gobernadores cercanos a la Tendencia Revolucionara del peronismo (Escotorin, 2007; Antúnez, 2011).

 

 

Bibliografía

 

Antúnez, Damián.  “La Tendencia revolucionaria del peronismo en el Interior del país”. Tesis  doctoral. Universidad de Salamanca, agosto 2011.

BAJTIN, Mijail. 2003. Rabelais y su contexto: La cultura popular en la Edad Media y en el renacimiento. Madrid: Alianza Editorial.  431p. ISBN: 84-206-7907-0

BOURDIEU, Pierre. 2001. ¿Qué significa hablar?. Madrid: Akal. 203p. ISBN: 84-7600-050-2.

BORRAT, Héctor y DE FONTCUBERTA, Mar. 2006. Periódicos: sistemas complejos, narradores en interacción. Buenos Aires: La Crujía. 351p. ISBN: 978-987-601-004-7

ESCOTORIN, Ramiro Daniel. 2007. Salta Montonera. La actuación política de los sectores populares en la provincia de Salta (1972-1976). Buenos Aires: CTA Ediciones. 312p. 978-987-23915-1-5.

FRANCO, Marina. 2012. Un enemigo para la nación: orden interno, violencia y “subversión”, 1973-1976. Buenos Aires: Fondo de Cultura Económica. 352 p. 978-950-557-909-9

HEREDIA, Mariana. “La construcción de la amenaza, Argentina 1969-1976”. Tesis de iniciación a la investigación social. Instituto Gino Germani. 2000.

MAINGUENAU, Dominique, Términos claves del análisis del discurso, Buenos Aires, Nueva Visión, 2008. 109p, ISBN: 978-950-602-388-1.

MARINARO, Guillermo. “El abordaje político. Una historia de El Tribuno de Salta”. Tesis de licenciatura. Universidad del Salvador. 2012.

SAITTA, Sylvia. 1998. Regueros de tinta. El diario Crítica en la década de 1920 Buenos Aires: Ed. Sudamericana. 316p. ISBN: 978-950-071-384-9

SERVETTO, Alicia. 2010. 73/76. El gobierno peronista contra las “provincias montoneras”. Buenos Aires: Siglo XXI editores. 2010. 281 p. ISBN: 978-987-6291-36-1

SIGAL, Silvia y VERÓN, Eliseo. 2010. Perón o Muerte. Los fundamentos discursivos del fenómeno peronista. Buenos Aires: EUDEBA. 243p.  978-950-23-1269-9

VAN DIJK, Teun. 1990. La noticia como discurso. Comprensión, estructura y producción de la información. Barcelona: Paidós.  284p. ISBN: 978-847-5096-22-3

 

Fuentes consultadas

 

El Tribuno, (Salta), 1973-1974

La Opinión, (Buenos Aires), 1973-1974

 

*Reseña del autor: Guillermo Salvador Marinaro (Salta, 1988) es licenciado en Periodismo por la Universidad del Salvador y se desempeña como docente en dicha universidad. Actualmente cursa la maestría en Sociología de la Cultura en el Instituto de Altos Estudios Sociales de la Universidad Nacional de San Martín. Ha participado en diversos congresos y revistas con artículos referido al tercer peronismo en el Noroeste Argentino.

 

 

 

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