Editorial

Estimadísimos lectores:

Hace unos meses, cuando presentamos el Nº 6 de nuestra Revista, decíamos que estábamos en vías de discutir nuevas formas de trabajo y de relación con nuestros maestrandos y lectores, con la idea de profundizar el camino recorrido por Aletheia desde sus inicios, hacia fines de 2010. Y, efectivamente, en los últimos meses hemos logrado constituir un grupo de trabajo muy activo que se reúne regularmente, ahora, en las nuevas instalaciones de la Facultad de Humanidades y Ciencias de la Educación de la Universidad Nacional de La Plata, en el nuevo predio que ocupamos en la ciudad de Ensenada. Las reuniones periódicas en un lugar físico han logrado -más allá de las invalorables colaboraciones electrónicas que seguimos recibiendo de nuestros maestrandos desde diversos lugares de América Latina- la constitución de un colectivo que discute, planifica, inventa y recrea nuevos lazos con los temas y problemas de la historia y la memoria de nuestra región. En los próximos números de este año 2014 se harán visibles los resultados de esta nueva etapa.

En estos momentos, un aspecto relevante para nosotros es el habernos podido mudar a un edificio propio de la Facultad de Humanidades. Justo cuando estamos cumpliendo 100 años de vida institucional, tenemos la alegría de contar con un predio capaz de albergar múltiples actividades de todos los claustros y con una potencialidad significativa de crecimiento. La realización de este complejo arquitectónico -que incluye a nuestra Facultad junto a la Facultad de Psicología en un predio de 9 hectáreas- termina con el padecimiento de haber habitado un edificio duramente criticado, tanto por el proyecto realizado durante la dictadura militar autodenominada Revolución Argentina (1966-73), como desde su inauguración durante otra dictadura, el autodenominado Proceso de Reorganización Nacional (1976-83). Aquel edificio, fuertemente cuestionado además desde lo urbanístico como, asimismo, desde su estructura de panóptico, finalmente quedará atrás para nosotros. Pero no así su historia que nos acompañará por mucho tiempo ya que no podremos abandonar del todo los imaginarios de las dictaduras con esta mudanza, en democracia.

Como muchos saben, nuestro edificio actual se emplaza en el predio en el que funcionó el Batallón de Infantería Mecanizada III de la Armada Argentina, conocido como BIM III, que funcionó como Centro Clandestino de Detención y Tortura durante la última dictadura. Entonces, viniendo nosotros de una experiencia compleja en relación con el espacio que ocupamos hasta ahora, la perspectiva de un nuevo edificio nos despierta expectativas de comenzar a habitarlo advirtiendo que el nuevo emplazamiento tiene también aspectos problemáticos y que nos desafían como comunidad académica y política. Ese pasado que no pasa, y que estamos obstinados en no dejar que se vaya sin Memoria, Verdad y Justicia, sin escribir su historia y sus memorias políticas, es uno de nuestros temas centrales y hoy, nuevamente, lo estamos abordando en las páginas de Aletheia.

En este número, están los jóvenes militantes de los setenta, los hijos de esos jóvenes desaparecidos, los exiliados y también sus hijos. Esta presencia joven también está en la tapa que hoy ofrecemos, una imagen magnífica de la fotógrafa Lucila Quieto, ella también joven hija de desaparecidos, cuya obra se analiza en la revista. Esa foto, además de mostrar la marca dolorosa del pasado en su vida, nos ilusiona con la idea de que ese pasado podría cambiarse y con la sensación de poder tener un recuerdo del no-recuerdo. ¿Será, entonces, el pasado lo único que podemos cambiar? Después de un ratito, lamentablemente, la ilusión se disipa y el pasado recupera su lado de existencia dura, más allá de nuestras proyecciones idealizadas. No obstante, lo que sí podemos cambiar es la memoria de ese pasado, empresa política en la que estamos involucrados en la Maestría y en Aletheia.

            El año pasado tuvimos dos visitas muy significativas que Aletheia registra en este número: la de Pilar Calveiro y la de Alessandro Portelli, dos amigos de nuestra Facultad y, en particular, de la Maestría a la que permanentemente aportan sus lúcidas observaciones sobre los temas más significativos de nuestro repertorio: las violencias de Estado y las Memorias de la Masacre. Transcribimos, aquí, la Conferencia de Pilar a través de la cual fue presentado su último libro Violencias de Estado, un ensayo que aborda la violencia -y la consiguiente violación de los derechos humanos- desplegada en dos grandes combates definidos como guerras: la guerra contra el crimen y la guerra antiterrorista. Su perspectiva nos interesa porque encuentra y problematiza elementos comunes en ambas guerras, como es la radicalidad de la violencia ejercida por el estado en forma directa y explícita sobre los cuerpos.  

            Finalmente, nos enorgullece presentarles hoy un texto de Alessandro Portelli,  inédito en español y traducido, especialmente para Aletheia por nuestras maestrandas. “Mito, Luto, Política y Sentido Común. La Masacre de Civitella in val de Chiana. 29 de junio de 1944”. Dicho trabajo, escrito por Alessandro al cumplirse 50 años de la masacre en 1994, había circulado profusamente entre nosotros pero había permanecido inédito en nuestra lengua. Se trata de un texto fundante de su concepción acerca de cómo recordamos y de cómo olvidamos, perspectiva que se hizo más conocida a través de su libro La Orden ya fue ejecutada. Roma, las Fosas Ardeatinas, la Memoria, traducido y editado por el Fondo de Cultura Económica también en Argentina, en 2004. La traducción que ofrecemos acá fue supervisada por el propio Portelli (Gracias, Alessandro) y es muy significativo para la Maestría publicarla en nuestra revista como aporte fundamental a las comunidades de habla hispana que esperamos se beneficien de su difusión en castellano.

            Alessandro Portelli fue designado Doctor Honoris Causa de la Universidad Nacional de La Plata, el año pasado, cuando nos ofreció una conferencia brillante en el salón de ese mismo Consejo, colmado por jóvenes atentos a su palabra. Fue muy conmovedora esta presencia juvenil en un escenario que muchas veces no es más que un acto formal de inclusión de un “foráneo” en nuestra comunidad. Rescatamos, entonces este escenario porque es lo que buscamos como impronta: una revista digital pensada y realizada por jóvenes estudiantes de posgrado que discuten ideas libremente para enlazar textos, discursos, voces, imágenes que logren interesar a otros jóvenes para integrarse a este debate infinito sobre nuestro pasado reciente en Argentina y en América Latina.

            Finalmente, quiero agradecer al Comité Editorial que se está constituyendo en esta transición y que ha trabajado para este número y para los próximos dos que ya vienen muy pronto en 2014. Florencia Larralde Armas, nuestra Coordinadora Editorial ya no está sola en este trabajo. La están acompañando Andrea, Brenda, Clarisa, Fernanda, Lucía, Soledad, Yazmín, Laura, Mario… y unos cuantos compañeros más. Vamos andando con nuevos aires. Ya veremos los resultados de este trabajo colectivo y participativo en los próximos números. Muchas gracias a todos.

Ana M. Barletta

Coordinadora de la Maestría en Historia y Memoria