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Aletheia es una revista electrónica semestral sobre problemáticas de historia y memoria colectiva en torno al pasado reciente argentino y de las sociedades latinoamericanas, en sus aspectos sociales, económicos, políticos y culturales.

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Imaginación cartográfica: herramienta colectiva para una desobediencia poético política del silencio

Aletheia, volumen 5, número 9, octubre 2014. ISSN 1853-3701

Nicolás Cuello
UNLP-FBA
2014
La Plata, Argentina
cuellonicolas@hotmail.com

 

(Reseña de la acción “En la plaza, en la casa, en la cama – Ensayo para una cartografía feminista” de Mujeres Públicas)

 

Las escrituras feministas de la historia como una multitud en tránsito

El sábado 4 de mayo del año 2013, Mujeres Públicas, un grupo feminista de activismo visual formado en el año 2003,convocó a una acción colectiva titulada “En la plaza, en la casa, en la cama –Ensayo para una cartografía feminista”. Como quedaba claro en la invitación que habían distribuido públicamente y de manera virtual semanas antes, se trataba de una visita guiada que tomó como punto de partida Plaza Libertad, en el centro porteño, y que se proponía recorrer 7 sitios históricos de la ciudad de Buenos Aires. En este primer punto se congregó una multitud de participantes de varias generaciones, provenientes de diferentes espacios, y con distintas trayectorias, vinculados a los activismos  feministas, las desobediencias sexuales, el activismo artístico, la historia del arte y la curaduría. Allí mismo, se repartió un desplegable a color de gran tamaño, en el que se encontraba el mapa de la ciudad de Buenos Aires intervenido con dibujos, fotografías, flechas y globos de diálogo que contenían información histórica redactada por las mismas artistas. En la pieza gráfica, se podían ver señalados 39 episodios en los cuales Mujeres Públicas identificaba un conjuntos de experiencias políticas de lo más diversas: anécdotas de figuras históricas femeninas, organizaciones feministas, lesbofeministas, lésbicas y trans/travestis, movilizaciones, encuentros nacionales de mujeres, acciones callejeras, disputas y avances legales en materia de derechos civiles para las mujeres, resistencias  obreras y desobediencia civil, agencias solidarias femeninas y publicaciones anarco feministas, que de alguna manera tuvieron como escenario de acción el espacio público. Como dejaban en claro en la convocatoria, esta genealogía feminista se proponía identificar

“[…] instantes radicales y pequeños gestos de luchadoras insurrectas que se atrevieron a interrumpir y cambiar recorridos esperados, tomando la ciudad como terreno concreto donde transformar la vida […]” (1)

La actividad se desarrolló durante algo más de dos horas y se visitaron una selección de sitios  reunidos por su proximidad. Al momento de la llegada, en cada estación, la historiadora Andrea Andújar introducía un relato que identificaba y explicaba cada una de las paradas elegidas, como aquella donde Amelia, trabajadora de la Unión Telefónica, en el año 1921 apuñala a su jefe en un acto de ajusticiamiento e incipiente resistencia obrera, frente a un despido injusto por haber contraído matrimonio; el histórico consultorio ginecológico de Alicia Moreau en el que se recordó su participación en la Unión Feminista Nacional; las acciones callejeras del Grupo Feminista de Denuncia,  integrado por Adriana Carrasco, Ilse Fuskova y Josefina Quesada, realizadas durante los años 1986-1987, donde también se recordó el impacto en el activismo feminista de Cuadernos de Existencia Lesbiana, editados entre los años 1987 -1992; el Tribunal de Violencia contra la Mujer en el año 1983; el Primer Simulacro de Voto Femenino en el año 1920 y la lucha de Julieta Lanteri, fundadora del Partido Feminista Nacional y primera mujer en votar en el año 1911, conocida en los años próximos por agitar el espacio público con sus simulacros de voto como una forma de exigir la igualdad en materia de derechos civiles para las mujeres; el Primer Congreso Femenino Internacional de la República Argentina en el año 1910; y, por último, con un ánimo celebratorio  compartido por las participantes, se llegó al Centro Cultural San Martin, donde se realizó el Primer Encuentro Nacional de Mujeres en el año 1986, y donde se dio por terminada la visita guiada.

Así, el caminar de esta multitud se convirtió en un acto de desobediencia poética yendo a contrapelo de las narrativas y de las técnicas de producción normada de los cuerpos en la ciudad, que son funcionales a la reproducción de dinámicas desiguales del sistema sexo genérico moderno. De este modo, la acción de Mujeres Publicas permite pensar en la transformación de la ciudad al ritmo de la polifonía crítica que funda la resistencia feminista local, quebrando el silencio naturalizado de las arquitecturas urbanas de la Capital Federal. Este recorrido diseñaba un mapa mientras se lo transitaba, es decir, dibujaba con el calor de este cuerpo multitudinario la transformación del paisaje; fundando aquellos mundos que reclama la memoria colectiva en el roce de los cuerpos que sostenían el andar.

Inventar mapas de acción político imaginativa

Una vez finalizada la ocupación callejera de este proyecto, es importante detenernos en las complejidades que permanecen vibrantes en la socialización y multiplicación de escenarios de conflicto de escaso conocimiento que reúne este mapa, y que se constituyen en una base documental desde la cual poder preguntar y cuestionar los relatos históricos y las políticas de la memoria desde nuestras resistencias y prácticas feministas. Pero, incluso, luego de tomar en consideración el valor que supone un trabajo de investigación de este tamaño realizado por las artistas, en el que se ven discutidas las sombras que históricamente se posan sobre aquellos cuerpos y experiencias políticas que desafían la voz heterosexual, blanca y masculina de la historia oficial en los diferentes contextos sociopolíticos que abarca la temporalidad trabajada en esta acción (principios del siglo XX hasta la actualidad), se abre paso una estrategia de alto impacto crítico a las propias lógicas de enunciación y reescritura de la historia de nuestras resistencias feministas. En la acción realizada por Mujeres Publicas, no solo se recuperan memorias de las experiencias que fundan las líneas divergentes de los feminismos y activismos lésbicos y trans/travestis feministas de nuestra historia local, sino que se ponen en valor estos gestos minúsculos o instantes radicales, como ellas los mencionan, a través de la producción de un mapa plagado de ficción que potencia y proyecta aquellos episodios de insubordinación feminista elegidos, graficando movimientos singularizantes de acción política que constituyen situaciones de gran potencial diferenciador y emancipatorio.

Incluso, desde la manera en la que está diseñada la cartografía, queda algo en claro: este es un ejercicio de imaginación política en el que se  reinventan el discurso y los dispositivos de enunciación, representación y rememoración histórica, sin reponer la facticidad ni la legitimidad de lo “cierto” apelando a la construcción obsesiva de una verdad documentada, sino mas bien desde la explicitación de la artificialidad de esos modos de instituir la historia. Aquí el mapa no pretende constituirse como un saber cerrado que produzca verdad, de hecho solo contiene algunas de las seguramente incalculables experiencias que constituyen la trayectoria de la resistencia feminista local, y sí como una forma de intervenir poéticamente desde la ocupación del espacio público en relecturas críticas que desbaraten la historia hecha carne en la arquitectura del deseo y de la ciudad, a través de conexiones incómodas, yuxtaponiendo líneas de intervención y recodificación de sitios históricos, y haciendo friccionar incluso experiencias que se vieron enfrentadas en la contemporaneidad de sus sucesos.

La introducción del humor y la ficcionalización de las voces de aquellas protagonistas que marcan los ritmos torcidos de la geografía sensible de esta genealogía feminista, se desvinculan de una contranarrativa que intente reponer los sentidos y ocupar las ausencias de una historia marcada por la violencia material y simbólica hacia mujeres, lesbianas y mujeres trans. Esta operación construye desde el afecto, es decir, desde la capacidad política de sentirse y dejarse afectar e interpelar por la intensidad crítica de estos acontecimientos, un mapa de resistencias y estrategias posibles, traducidas y ofrecidas desde la condición de mapa como herramienta apropiable, característica fundamental del trabajo de Mujeres Públicas, para preguntar y rediseñar la topografía del presente. Esta retórica de la reescritura alegre y perspicaz, continua en una línea de trabajo abierta por las artistas desde su constitución como grupo de activismo visual feminista al calor de los agitados años que continuaron la crisis del 2001, en el que creyeron necesario producir herramientas visuales de propagación y agitación feminista que, a su vez, pudieran habitar lenguajes poéticos políticos que marquen caminos adversos a la victimización femenina ausente de placer, contagiando la posibilidad de una comunicación crítica que capitaliza la opacidad de los signos para producir interrupciones sensibles en las cadenas de sentido instituidas en las tramas de una cultura hetero patriarcal, e incluso de la propia práctica política feminista ya consolidada.

Alianzas históricas y estrategias poéticas de los feminismos para vencer el silencio

Es necesario también abrir una última consideración que nos ofrece esta acción de Mujeres Públicas, y tiene que ver con cómo, tanto el tránsito que se propuso ocupar la calle durante aquella jornada en mayo como el objeto-mapa que continua reproduciéndose y siendo distribuido por las artistas en diferentes ámbitos, proponen articulaciones histórico políticas que no invisibilizan las tensiones que existen hacia el interior del feminismo. Además, esto sucede sin dejar de lado las alianzas con movimientos políticos como el activismo lésbico y trans/travesti local, que son fundamentales para entender los escenarios de aumentada complejidad en las que se han reestructurado los mecanismos de control y producción sexo políticos contemporáneos, de la misma forma que las lógicas y estrategias de resistencia que los feminismos implementan.

Esta acción logra sostener desde el dibujo estos diagramas lúdico críticos, las complejas disputas y los enfrentamientos que sostienen históricamente diversas líneas de acción política dentro de los feminismos locales, entendiéndolos como plataformas de crítica sociopolítica a las formaciones culturales heterocentradas, blancas y masculinas con las que se sostienen las desigualdades sociales. Por eso mismo, en esta genealogía feminista, encontramos la señalización de experiencias como la del Grupo Safo (1971-1976), mítico grupo clandestino de lesbianas que junto a sus aliados en el Frente de Liberación Homosexual resistieron los fuertísimos y crueles embates de la cultura represiva de los años ’70 hasta su disolución con el desarrollo de la última dictadura militar en el año 76, vinculadas, avanzado el tiempo, a otras experiencias que tuvieron como protagonistas al movimiento de mujeres como el Espacio de Mujeres del Frente Popular Darío Santillán (2003), una experiencia de un feminismo de fuerte inscripción territorial que nace denunciando la Masacre de Puente Pueyrredón, en el contexto de crisis post 2001. Estas experiencias se multiplican, a su vez, en la convivencia en este mapa con grupos de activismo lésbico más contemporáneos como Lesbianas a la Vista (1995-2001) quienes en el tránsito de la década del ‘90 y principios del 2000 articularon políticas de visibilidad lesbiana, estrategias de atención y contención reflexiva teórica y crítica en su sede, con prácticas activistas de traducción de materiales claves de la teoría lésbica radical y del activismo trans femenino y masculino. De la misma manera es importante señalar la presencia, en esta compleja trama de resistencias, de la primera Escuela Cooperativa de Trabajo para Travestis y Transexuales Nadia Echazú (2007),una de las experiencias pioneras del activismo trans femenino local en desafiar los destinos escritos con el pulso de la violencia transfóbica en materia de precarización laboral desarrollando un modelo de estrategia colectiva de trabajo autónomo cooperativo que en el transcurso de la década se replicaría en otros contextos.

Tanto el mapa que registra la investigación realizada por Mujeres Públicas en la acción “En la plaza, en la casa, en la cama – Ensayo para una cartografía feminista”, como el audiovisual que se encuentra públicamente disponible, que registra aquello sucedido el día de intervención en el espacio público (2),son herramientas de libre uso en las que encontramos esfuerzos inventivos por desarrollar modos de interpelación a las representaciones históricas masculinistas, forjando redes de alianzas afectivas y políticas que se sobreponen a los ordenes represivos del silencio, la desaparición forzada, la violencia material y simbólica de la invisibilización, reactivando en el presente metodologías poéticas de investigación y provocación feminista para la expropiación de aquellas memorias que nos pertenecen y que en su puesta en circulación mantienen vivo el ritmo de un movimiento crítico, complejo e inconforme.

Notas

1.            Fragmento de la invitación, disponible en su totalidad en la dossier “Deriva de mujeres públicas” con textos de María Laura Rosa, Guadalupe Madarei y Mujeres Públicas publicado en ramonaweb : http://www.ramona.org.ar/node/47817

2.            Material audiovisual elaborado para la participación de Mujeres Publicas en la muestra “Recuperar la memoria. Experiencias feministas desde el arte: Argentina y España” curada por la historiadora del arte feminista María Laura Rosa de Argentina, y por el profesor e investigador Juan Vicente Aliaga de España, en la que compartían su experiencia con la obra de la artista española Ana Navarrete. Disponible en: “Ensayo para una cartografía feminista” https://www.youtube.com/watch?v=NNGYXZ3to4E

 

*Nicolás Cuello es Profesor en Historia de las Artes con orientación en Artes Visuales. Actualmente es maestrando en Estética y Teoría de las Artes y se desempeña como Becario Investigador de la Universidad Nacional de La Plata. A su vez, es profesor ayudante en el Instituto Universitario Nacional de Arte (IUNA). Es miembro del Laboratorio de Investigación y Documentación en Prácticas Artísticas Contemporáneas y Modos de Acción Política en América Latina en el que coordina el Grupo de Trabajo y Reflexión "Políticas Visuales de los Afectos" junto a Morgan Di Salvo. Forma parte del proyecto dirigido por Fernando Davis “Micropolíticas de la desobediencia sexual en el arte argentino contemporáneo” y es secretario de la Cátedra Libre “Prácticas Artísticas y Políticas Sexuales”. Trabaja como voluntario en proyectos de archivo, catalogación de obras y producción de dossier de artistas en el Centro de Arte Experimental Vigo (La Plata). Forma parte del grupo de investigación c.a.r.p.a con quienes desarrolla líneas experimentales de investigación con archivos sonoros, proyectos de curaduría y de gestión cultural autónoma.

 

 

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