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Aletheia es una revista electrónica semestral sobre problemáticas de historia y memoria colectiva en torno al pasado reciente argentino y de las sociedades latinoamericanas, en sus aspectos sociales, económicos, políticos y culturales.

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Maestría en Historia y Memoria

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Reseña de actividad. La piedra fundamental: la recolocación de la placa a los desaparecidos en la Facultad de Humanidades y Ciencias de la Educación (UNLP)

Aletheia, volumen 4, número 8, abril 2014. ISSN 1853-3701

Larralde/Reseña en PDF

Florencia Larralde Armas*

CIS-IDES/CONICET. Fahce- UNLP

La Plata, 2014

larraldeflor@yahoo.com.ar

Fotos: Andrea Raina

 

La tarde estaba blanca, el cielo se mezclaba con un edificio que se recortaba amplio y limpio, nuevo. En una tarde sin sol, las sillas se amontonaban en un semi círculo, que se cerraba frente a una placa, que aún estaba cubierta por un paño, también, blanco. El abrazo se fue poblando de gente, y  llenó las inmediaciones de la nueva sede de la Facultad de Humanidades y Ciencias de la Educación de la Universidad de La Plata, para dar lugar al primer acto público de dicha institución.

Se trataba de colocar algo así como la “piedra fundamental” del edificio, explicó Anibal Vigera, el Decano de la Facultad, algo así como el alma al edificio, podríamos decir. Y este símbolo tiene el nombre de 148 estudiantes, docentes y no docentes desaparecidos por la última dictadura militar argentina.

El acto de recolocación de la placa, fue un momento de balance por un lado, y apertura de una etapa, por el otro. En principio, sirvió para pensar en todo lo que se abrió luego de la colocación de la placa en el viejo edificio, en 1995. La profesora Laura Lenci, fue la encargada de reflexionar sobre estos casi veinte años de memoria en la universidad. Y recordó ese primer momento, como un tiempo, en que los memoriales colocados en las distintas facultades de La Plata, abrían un espacio para el encuentro de los familiares, entre ellos los hijos de desaparecidos, que luego conformaron la asociación H.I.J.O.S. También, el memorial es un símbolo de la memoria, en tanto que nunca termina de construirse, los nombres continúan sumándose: para el 95´ habían logrado saberse la identidad de 141 estudiantes, en 2006 – para el 30 aniversario del golpe- se sumaron 7 nombres más, y hoy se suman otros 2.

Laura Lenci, contó que en el año 2011, cuando supieron que la facultad se iba a mudar a ese predio, se comenzó a trabajar sobre los sentidos y memorias que allí habitaban. Se creó una Comisión para la Reconstrucción de la Memoria del predio del ex B.I.M 3 (Batallón de Infantería de Marina 3), un sitio que durante la última dictadura fue un Centro Clandestino de Detención y torturas perteneciente a la Fuerza de Tareas número 5, desde el cual se llevó adelante parte de la represión de las ciudades de La Plata, Berisso y Ensenada. Una de sus primeras tareas fue relevar fotográficamente el lugar. 

Luego fue cedida la palabra a la docente e investigadora Ludmila Catela da Silva, quien recordó, puso en común e invitó a repensar el espacio memorial, como un “lugar que se debe convertir en un lugar contra el olvido”, dentro de este predio que en el que funcionó un ex centro clandestino de detención. A su vez, recordó la instalación de la placa en 1995, y reparó en ese momento donde aún reinaba el impacto de las leyes del perdón, como un territorio muy osado en tanto política de la memoria de ese momento y desde el lugar afectivo.  También porque permitía preguntarnos por quienes eran, qué militaban y porqué. Aquí, se instala como un “objeto fuera de lugar”, que nos invita a interrogarnos sobre sus sentidos, las preguntas son renovadas por las nuevas generaciones y las memorias locales son nuevamente alimentadas; poniendo entre los desafíos el abrir el memorial a nuevas preguntas.

También Da Silva, consideró que en 1995, el memorial era una forma de recordar a los caídos, reconstruir su ausencia, una forma de unir a los que estaban con los que ya no estaban; era un momento para reunir, juntarse, hablar de los que ya no estaban, como una forma de duelo. Finalmente, entregó una flor roja, símbolo de la resistencia a la dictadura en Córdoba.

Luego de la lectura de innumerables adhesiones, cerraron el acto las palabras de Viguera. Quién expuso que este memorial no solo se trata de restituir una placa, sino también de instalar una de las primeras marcas de la memoria en “este nefasto sitio”, ya que “esta no sería la Facultad de Humanidades, si no trajéramos con nosotros a nuestros desaparecidos, y si no asumiéramos nuestro compromiso de hacer memoria”, ya que “la construcción de esa memoria empieza reivindicando a nuestros desaparecidos, desaparecidos por luchar, por buscar una revolución social profunda y emancipatoria, ya que eran militantes de organizaciones políticas y sociales (…)Queremos aportar a la construcción de una memoria que exprese el contenido y el sentido político específico que tuvo la dictadura cívico-militar; una memoria que haga visible de manera clara lo que significó como proyecto económico, como proyecto de los sectores dominantes en su conjunto y no sólo de las FFAA; una memoria que ponga de manifiesto precisamente las complicidades civiles que la promovieron y alimentaron; una memoria que identifique sus efectos y resultados en lo que tuvieron de brutalmente antipopulares y represivos; y una memoria que nos sirva para seguir luchando por el juicio y el castigo a los responsables directos de ayer pero también para seguir enfrentando a quienes hoy encarnan los mismos nefastos intereses que dieron origen al golpe militar de 1976. Hay muchos viejos y nuevos cómplices, supuestos conversos a la fe democrática pero siempre listos para volver a golpear, con métodos renovados. Ahora bien, la construcción de esa memoria empieza por reivindicar políticamente a nuestros compañeros desaparecidos, y no precisamente como víctimas inocentes de un proyecto supuestamente desquiciado, sino como militantes asesinados por luchar,  asesinados por luchar por una sociedad igualitaria, sin relaciones de dominación ni de explotación, asesinados por buscar por distintos medios y en diversos ámbitos una transformación social profunda en una dirección revolucionaria y emancipatoria. En definitiva, asesinados por luchar por objetivos que seguimos reivindicando”. A su vez agregó que “el hecho de estar ocupando hoy el predio de lo que fue el BIM 3, nos conecta además muy particularmente, con el espacio de las luchas obreras. En esta zona fueron detenidos, y por aquí pasaron, delegados de fábrica, dirigentes sindicales, por ser ésta una zona de concentración fabril: estaban Astilleros, Propulsora, YPF, los frigoríficos. Sabemos que la represión de la dictadura apuntó muy especialmente a los trabajadores; y lo hizo de distintas maneras, aunque su manifestación más terrible fue sin duda el plan sistemático de exterminio contra un conjunto bien definido de militantes”. Debido a todo lo dicho anteriormente, el Decano expuso que “retomamos una larga tradición de nuestra Facultad e iniciamos una serie de actividades específicas relacionadas con la memoria del BIM 3 y con nuestra radicación en este barrio, en el municipio de Ensenada. Pensamos seguir investigando la historia del predio, y estamos en conversaciones con la Secretaría de Derechos Humanos de la Pcia de Buenos Aires y con la Secretaría de Derechos Humanos de la Nación, para avanzar en su señalización como Centro Clandestino de Detención. Seguiremos recuperando los legajos de estudiantes y trabajadores desaparecidos, y explorando la memoria de la región. Queremos impulsar la integración de la Facultad al barrio que la rodea, y a la localidad de Ensenada. Hemos preservado el muro perimetral y las garitas, lo único que quedaba en pie de lo que fue el BIM 3, pero queremos discutir colectivamente cómo intervenir en estos vestigios para que ellos no se erijan en una barrera frente al vecindario circundante. Sabemos que hay diversas posturas respecto a los sitios de memoria y distintas maneras de ocuparlos preservando su condición de tales. Nosotros seguiremos construyendo las nuestras, sin rehuir la polémica, pero con la plena convicción de seguir luchando por memoria, verdad y justicia, sin olvido, sin perdón, y con los compañeros desaparecidos presentes antes, ahora, y siempre”.

Mientras se leían los nombres de nuestros desaparecidos, Vigueras tomó una esquina de la sábana que tapaba la placa, y poco a poco la  fue destapando, con Estela de Carlotto a su lado. Sobre el mármol blanco se grababan sus nombres, en ese día en que todo era blanco, blanco tiza, como el color de la verdad.

 

Discurso completo del Decano Anibal Viguera 

 

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Foto 1: Laura Lenci, Ludmila Da Silva Catela y Anibal Viguera en el acto de recolocación de placa por desaparecidos en Fahce.

 

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Foto 2: Público asistente

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Foto 3: Palabras del decano Anibal Viguera

 

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Foto 4: El Decano Anibal Viguera y Estela de Carlotto, Madre de Plaza de mayo, descubren la placa homenaje a los desaparecidos.

 

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Foto 5: Laura Lenci sumando los últimos nombres agregados a la lista de desaparecidos.

 

 

Florencia Larralde Armas: Licenciada en Comunicación Social con Orientación en Periodismo, egresada de la Facultad de Periodismo y Comunicación Social, Universidad Nacional de La Plata (UNLP). Becaria doctoral del CONICET. Realiza su tesis de Maestría en Historia y Memoria (UNLP) sobre las problemáticas de la memoria del pasado reciente en Argentina y su representación en la fotografía artística contemporánea. Trabaja como Coordinadora Editorial de la revista académica Aletheia, perteneciente a dicha maestría. A su vez, es miembro del Núcleo de Estudios sobre Memoria del IDES, y parte del equipo editorial de la Revista Clepsidra, Revista Interdisciplinaria de Estudios sobre Memoria.  Ha participado en congresos, y publicado ponencias y artículos vinculados a las problemáticas de la memoria.

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