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México 68, la lucha por la democracia en los fondos del Archivo Histórico de la Universidad Nacional Autónoma de México

Aletheia, volumen 6, número 11, octubre 2015. ISSN 1853-3701

Carreño Alvarado/Dossier en PDF

Gloria Celia Carreño Alvarado*

 

Archivo Histórico de la Universidad Nacional Autónoma de México

México, Distrito Federal, 2015

foile40@hotmail.com

 

Resumen:

Este artículo analiza los documentos que contienen información sobre las luchas universitaria resguardados en el Archivo Histórico de la Universidad Nacional Autónoma de México (AHUNAM). Este archivo es custodio de fondos universitarios y acervos provenientes de particulares, recibidos por donación, compra o legado, cuyo contenido se caracteriza por su pluralidad temática y por resultar claves para entender momentos históricos coyunturales en la historia de México, tales como la colección hemerográfica que guarda la memoria sobre la lucha por la autonomía de la universidad, la colección movimientos estudiantiles, entre los cuales destaca el movimiento de 1968 y el Paro Estudiantil 1999-2000. Específicamente este artículo se enfoca sobre los fondos y colecciones del movimiento estudiantil ocurrido en 1968, el cual comenzó con una serie de protestas nacionales que culminaron con la matanza de decenas de estudiantes y ciudadanos en la Plaza de las Tres Culturas, Tlalelolco; acontecimiento que sangró la vida universitaria y de la sociedad mexicana y de la cual el AHUNAM reúne documentación, hemerográfica, gráfica y fotografía que coadyuvan a la investigación y contribuyen a que no perdamos la memoria en la lucha por la democracia.

Palabras clave: México 68, Tlatelolco, movimientos estudiantiles, matanza de Tlatelolco, presos políticos

 

El Archivo Histórico de la Universidad Nacional Autónoma de México (AHUNAM) es el repositorio de la memoria documental de esta institución, el cual tiene bajo su responsabilidad la custodia, conservación, organización y difusión de los testimonios emanados de la propia Universidad desde  su fundación en 1910, así como de los colegios novohispanos que fueron sus antecesores como el Colegio de San Ildefonso y el Colegio de San Pedro y San Pablo. Resguarda también la documentación de las escuelas y facultades que se constituyeron a lo largo del siglo XX, así como de la creación y devenir de los institutos, centros de investigación y, en general, de las dependencias que hoy en día integran la UNAM.

Asimismo, el AHUNAM es custodio de acervos provenientes de particulares, recibidos por donación, compra o legado, cuyo contenido se caracteriza por su pluralidad temática pues ofrecen información sobre asuntos de índole religiosa, política, militar, social, económica y cultural y coadyuvan  a esclarecer y ser fuente fidedigna de información sobre dichos procesos.

 

La pluralidad ideológica y compromiso social que la Universidad Nacional Autónoma de México tiene ante su comunidad y ante el país, garantiza la conservación y acceso a la información que resguarda y ofrece un marco de confianza para que personas y organizaciones depositen en este archivo esos fondos privados. Algunos de ellos resultan claves para entender momentos históricos coyunturales en la historia de México, que han sido importantes en el avance de la democracia de este país. Un ejemplo de ello son los fondos documentales que contienen información sobre las luchas universitarias; de éstos, el Archivo Histórico de la UNAM cuenta con la colección hemerográfica que guarda la memoria sobre la lucha por la autonomía de la universidad, la colección movimientos estudiantiles, entre los cuales destaca el movimiento de 1968 y el Paro Estudiantil 1999-2000.

 

Particularmente en este artículo me referiré al movimiento estudiantil ocurrido en 1968, el cual es quizá el más significativo; este movimiento sucedió entre julio y octubre de ese año, habiendo comenzado con una serie de protestas nacionales que culminaron con la matanza de decenas de estudiantes y ciudadanos en la Plaza de las Tres Culturas.

 

Dicho movimiento tuvo antecedentes importantes desde finales de los años 50’s con una sucesión de protestas que iban marcando el posicionamiento estudiantil “contra un gobierno autoritario y represivo y contra un partido de Estado que detenta el poder al menos desde 1929, cuarenta años antes” (1), Previamente, a éste movimiento, sucedieron varios otros que fueron mostrando por una parte la toma de conciencia de los jóvenes y por otra el endurecimiento de la clase política en el poder, tales fueron el movimiento de huelga estudiantil que en 1956 involucró al Instituto Politécnico Nacional, la Escuela Normal Superior, la Escuela Nacional de Maestros, Escuelas Secundarias de Enseñanza Especial (separadas del IPN en 1941), las Normales Rurales de todo el país, las Normales Urbanas, la Escuela Práctica de Agricultura, Escuela Superior de Agricultura Antonio Narro, los Institutos Tecnológicos de los Estados, la Universidad Michoacana de San Nicolás de Hidalgo y la Universidad de Guadalajara. Este movimiento de huelga luchó por mejorar las condiciones, educativas, técnicas, organizativas y de apoyo económico y terminó  el 23 de septiembre de 1956 cuando el ejército tomó por asalto el internado del Politécnico, acusando de vagancia a los estudiantes becados por el Instituto que ahí se encontraban.

 

Otros movimientos estudiantiles que exigían mecanismos de designación de autoridades y defensa de la autonomía universitaria se dieron en Morelia en 1963, el movimiento por la reforma universitaria en Puebla en 1962 y en 1964, nuevamente en Morelia en 1966, en la UNAM también en 1966, Sonora y Tabasco en 1967. Fueron constantes las huelgas estudiantiles por reivindicaciones económicas y académicas realizadas en diversas partes del país (dentro de las que destacan las Normales Rurales); el movimiento de los estudiantes de Escuela de Agronomía de Ciudad Juárez, Chihuahua, que fue apoyado por el resto de las escuelas de agronomía y por los estudiantes del IPN, y muchas otras luchas estudiantiles. Desde México se podían ver los cambios tras el triunfo de la revolución en Cuba y la injusticia por la desigualdad entre contendientes en la guerra de  Vietnam mientras que en el país, un partido político era triunfador año con año en procesos electorales arreglados y la sucesión presidencial así como la representación en las Cámaras de Diputados y  la de Senadores  se repartían entre grupos de poder en redes de corrupción y de favoritismos políticos y beneficios económicos. (2)

 

Como afirma Adolfo Gilly, “el 68 no fue un inicio, como queríamos creer –ce n’est qu’un debut-, sino una culminación” (3). Una culminación de un proceso de toma de conciencia de que cambios de impacto social eran no sólo necesarios sino urgentes y un principio de reconocimiento de una sociedad civil de su capacidad de exigir e inconformarse.

 

Ese era el clima social en el país  cuando el 26 de julio de 1968  una manifestación estudiantil en celebración de triunfo de la Revolución Cubana intentó entrar al Zócalo de la Ciudad de México. “Este recinto estaba vedado a las manifestaciones. Querer invadirlo era un desafío. Los manifestantes pedían además, derechos democráticos y libertad para los presos políticos, algunos encarcelados desde 1959 –nueve años- por haber encabezado una huelga ferroviaria, otros, pertenecientes a diversas agrupaciones de izquierda, apresados desde 1966 en adelante. La manifestación fue reprimida por el cuerpo de granaderos, armados de garrotes y protegidos bajo sus cascos y tras sus escudos. Tres días antes, el mismo cuerpo había invadido los locales de una escuela vocacional y golpeando a los estudiantes. El gobierno declaraba que era preciso asegurar la ‘paz pública’ en vísperas de la XIX Olimpiada que se iniciaría en México en octubre” (4)

 

La represión e intransigencia de las autoridades, encabezadas en ese entonces por el presidente Gustavo Díaz Ordaz, aunadas al temor gubernamental de que se estropearan los Juegos Olímpicos que se llevarían a cabo en nuestro país, fueron los principales detonantes del conflicto.(5) 

 

La respuesta a la represión fue contundente: “Virtualmente, todas las escuelas públicas como la Universidad Nacional Autónoma de México, la Escuela Nacional de Agricultura de Chapingo, la Escuela Normal Superior, la Escuela Nacional de Maestros, el Instituto Politécnico Nacional, y algunas privadas como la Universidad Iberoamericana, se declararon en huelga; las sociedades de alumnos fueron rebasadas por los comités de Lucha a nivel local y se conformó el Consejo Nacional de Huelga, integrado por representantes elegidos en cada escuela con la finalidad de orientar y conducir las acciones.

 

Los profesores, encabezados por Heberto Castillo Martínez, Fausto Trejo, Elí de Gortari, se agruparon en la Coalición de Maestros y participaron codo con codo al lado de los estudiantes universitarios.

 

El país se convirtió en escenario de un gran debate político. Los estudiantes y sus aliados: intelectuales como Elena Garro, José Revueltas, cuestionan abiertamente al sistema del PRI-Gobierno (refiriéndose a la hegemonía del Partido Revolucionario Institucional en el poder desde 1929), grandes conglomerados sociales no dudaron en alinearse a lado del movimiento estudiantil. “Los representantes del gobierno, no están preparados para la discusión, sólo descalifican, tildan a los jóvenes de instrumentos del comunismo internacional. Nunca el discurso originado desde el poder fue tan pobre, tan torpe, tan alejado de la realidad mexicana” (6).

 

Marchas, plantones, tomas de planteles fue la respuesta estudiantil y represión, golpes, heridos y muertos por parte de la policía fueron los acontecimientos en las siguientes semanas; el centro de la ciudad de México se convirtió en un campo de batalla. La resistencia estudiantil fue tal que el gobierno federal ordenó la intervención del ejército, el cual se abrió paso derribando de un bazucaso la puerta barroca del Colegio de San Ildefonso, violando así la autonomía universitaria. A las pocas horas, el rector de la UNAM, Javier Barros Sierra, izó la bandera nacional a media asta e hizo un llamado a los universitarios para defender la autonomía. El 1 de agosto, a petición de estudiantes y profesores, el rector encabezó una marcha que recorrió desde la ciudad universitaria por  la avenida de los Insurgentes hasta Félix Cuevas y regresó al campus universitario, una marcha pacífica, acatando el llamado de Barros Sierra, quien en esa ocasión expresó: “No sobra repetir que quienes renuncian a entender a la juventud de hoy y sus inquietudes, muy fácilmente caen en la creencia de que los únicos tratamientos que a ella pueden dársele son la represión y la corrupción, sea para neutralizarlos o para utilizarla como instrumento. Se les escapa que la única posibilidad eficaz y válida para no hablar de lo puramente moral, es educarla” (7).

 

Dice Carlos Martínez Assad: “La terrible represión que fue en escalada hasta el 2 de octubre en la matanza de Tlatelolco, cuyo testimonio fotográfico aún eriza la piel, establecería serias diferencias con otros movimientos estudiantiles que entonces impidieron notar las semejanzas. A cuarenta años de los acontecimientos, se puede afirmar con Braudel que la fachada ha cambiado aunque la sociedad permanece, que el movimiento estudiantil no abrió las puertas hacia el cambio socialista como pensamos con buena dosis de utopía; tampoco fue el preámbulo a la formación de un orden diferente al burgués, y de la organización de entonces no surgió la gran alternativa de una izquierda. Sólo se logró, y fue importante, contribuir a la modernización del sistema político y del Estado, acaso acelerar el paso a la democracia tan invocada en todo momento, tal como se adelantó en el siguiente gobierno al disminuir la edad del voto de veintiún a dieciocho años” (8).

 

Hay una vasta bibliografía sobre México 68, integrada por reportajes, crónicas, novelas, testimonios, ensayos y estudios históricos, los cuales en la década pasada comenzaron a aparecer, ¿La razón? La necesidad de las fuentes documentales procedentes de archivos, especialmente de los archivos oficiales como los de la Secretaría de Gobernación y los de la Dirección General de Seguridad, o los del Centro de Investigación y Seguridad Nacional (CISEN) –la policía secreta- que permanecieron cerrados hasta 2001, fueron trasladados al Archivo General de la Nación y abiertos a la consulta, por disposición basada en el  Acuerdo por el que se disponen diversas medidas para la procuración de justicia por delitos cometidos contra personas vinculados con movimientos sociales y políticos del pasado, publicado en el Diario Oficial de la Federación el  27 de noviembre de 2001. Estos acervos fueron organizados y abiertos a la consulta, sin embargo el acceso a estos  fue  nuevamente cancelado en el 2014 basándose en los dispuesto por la Ley Federal de Archivos emitida en el año 2012 que dispone en su artículo 27 que se conservará el carácter confidencial en  los documentos de la administración pública  así identificados por 30 años bien por  70 años cuando los documentos contengan datos personales. La consulta de esos expedientes debe ser revisada por el IFAI, lo cual vuelve a limitar la posibilidad de documentar  la historia del 68 y de la guerra sucia ocurrida en México entre los años 70 y parte de los 80 y limita a futuro el esclarecimiento de acontecimientos que hoy día inconforman y agreden a la sociedad mexicana, como es el caso de sus 43 estudiantes desaparecidos en Ayotzinapa en septiembre de 2014 (9). 

 

Son las universidades y especialmente la Universidad Nacional Autónoma de México que ofrecen un marco de confianza y una posibilidad de documentar la historia de los sucesos de México 1968 y de ser custodios de fondos y colecciones propias y de procedencia privada para resguardar y abrir a la consulta fuentes alternativas de información para documentar hechos como lo ocurrido en 68. El Archivo Histórico de la UNAM (AHUNAM), resguarda y abre a la consulta en sus fondos y colecciones, importantes testimonios documentales tanto textuales, fotográficos  y hemerográficos, que brindan información sobre estos hechos, documentos resguardados tanto de los fondos institucionales como en archivos de origen privado incorporados a este acervo.

 

En los fondos universitarios por ejemplo, hay documentos que proceden de los archivos de la rectoría (Fondo UNAM, Segunda y Tercera Remesa) donde se conservan  expedientes relativos a procesos judiciales, juicios y querellas seguidas por la Dirección de Asuntos Jurídicos de la Universidad; como ejemplo tenemos el expediente a los detenidos en el marco de la ocupación militar de la Universidad por el ejército; los asuntos legales y judiciales tratados por la oficina del abogado general entre otros, incidentes ocasionados por las protestas y su seguimiento judicial, el envío de papelería a estudiantes y profesores presos en los sucesos del 68, la demanda por agravios por la intervención de la policía en la Vocacional cinco; solicitudes de liberación de estudiantes; el expediente titulado: Dependencias que reportaron pérdidas con motivo de la ocupación del ejército en instalaciones de la UNAM, con indicación de la dependencia universitaria, los objetos faltantes y el costo aproximado de los mismos, y el expediente del  Abogado General de la UNAM de diciembre  de 1969; que contiene un estudio enviado al presidente de la República Gustavo Díaz Ordaz  elaborado por más destacados abogados universitarios y profesores universitarios, los licenciados Ignacio García Téllez, doctor Mario de la Cueva, doctor Alfonso Noriega, doctor Felipe Tena Ramírez y licenciado Ignacio Burgoa,  y la opinión del Consejo Universitario sobre la secuela jurídico- penal de los sucesos de julio-octubre de 1968,expediente que contiene una lista de los estudiantes y profesores indiciados, los delitos que les son imputados y las alegaciones contra la acusación de “Plan subversivo de Proyección Internacional”, así como  la copia de una carta dirigida al presidente Luis Echeverría solicitando la amnistía de los presos políticos del 68, firmada por intelectuales franceses como Simone de Beauvoir, Francois Jacob (premio Nobel en Medicina), Pablo Picasso, Jean Paul Sartre, entre otros (10).  

 

La Colección: Hemerografía sobre Movimientos Estudiantiles, que fue conformada por la Dirección General de Información de la Universidad con recortes periodísticos recopilados por esa dependencia y clasificada en cinco secciones que corresponden a movimientos distintos: entre ellos el Movimiento del 68 del cual venimos ocupándonos, colección que consta de 57 cajas que contienen notas de prensa, artículos firmados, volantes y manifiestos, información que circulaba en esos días para informar a la ciudadanía cuando la prensa estaba censurada o vendida con el gobierno.

 

La Colección Esther Montero, la cual es resultado de la fusión de dos recopilaciones particulares hechas durante el desarrollo del conflicto estudiantil de 1968 y donadas al AHUNAM, una de ellas por la doctora Ana Ortíz de Ruiz y la otra por la historiadora Esther Montero Hernández. Esta colección contiene informes, denuncias, declaraciones, cartas abiertas, manifiestos, documentos de análisis, letra de canciones, carteles, artículos periodísticos, desplegados, folletos y volantes, además de 66 fotografías en blanco y negro, con temas como periódicos murales, pintas, caricaturas, manifestaciones y mítines de estudiantes.

 

Colecciones como la titulada: Hemerografía sobre el movimiento estudiantil de 1968 es una compilación de los ejemplares de los periódicos más importantes del país  como Excelsior, Novedades, El Universal y otros, entre 1968-1971; La Colección Cesar Gilabert, investigador que en 1993 publicó la obra El hábito de la utopía. El papel del imaginario político en el movimiento estudiantil de México, 1968 (Miguel Ángel Porrúa / Instituto Mora), con motivo del 25 aniversario de la efeméride.

 

Algunos de los documentos, originales o copias, que recogió en la investigación respectiva fueron donados al Archivo Histórico, por el propio autor, en 1998. La colección está compuesta de volantes, carteles, material bibliográfico y sobre todo hemerográfico en recortes, fotocopias y ejemplares de diarios y revistas de circulación nacional y de periódicos extranjeros como The New York Times, The Financial Times, The Economist y Le Monde.

 

La Colección donada por el licenciado Fernando Serrano Migallón, profesor, director de la Facultad de Derecho y Abogado General de la Universidad quien coleccionó entre 1965 a 1971, información relativa a los acontecimientos en torno a los movimientos estudiantiles, especialmente al 68 en las Facultades de Derecho y de Economía de la Universidad.

 

La colección Justina Lory Méndez Martínez, son 29 fotografías que ella tomó de las manifestaciones estudiantiles, asambleas en la preparatoria número 1 y a estudiantes de medicina  durante el movimiento de 1968, las cuales fueron donadas por ella al AHUNAM en 1994.

 

La colección Raúl Estrada Discua, quien fue fotógrafo oficial de la Universidad contiene un importante número de fotografías sobre los movimientos estudiantiles (1929 la lucha por la autonomía de la Universidad, 1933, la lucha por la libertad de cátedra) y en particular sobre el movimiento del 68, en ella se pueden ver las imágenes del rector Javier Barros Sierra encabezando la marcha en defensa de la autonomía universitaria, las diferentes instalaciones universitarias, imágenes de automóviles con vidrios rotos, marchas y pintas.

 

El Movimiento del 68 desde la mirada del poder.

Documentos que ponen en evidencia la actuación del gobierno mexicano han llegado por vías de particulares, con estas características al Archivo Histórico de la UNAM, acervo que conserva dos grupos documentales importantes:  la colección fotográfica de Manuel Gutiérrez Paredes, mejor conocido en el gremio periodístico como “Mariachito”, uno de los archivos fotográficos más importantes que se conocen sobre el movimiento, por su volumen y contenido y el otro es el Fondo documental de Fernando López Arias.

 

La colección fotográfica del Manuel Gutiérrez Paredes es  una cobertura de los acontecimientos de julio a octubre de 1968 que este fotógrafo realizó para la Secretaría de Gobernación con fines de inteligencia. Este fotógrafo registró manifestaciones, tomas de instalaciones, mítines, pintas callejeras, y momentos cruciales de dicho proceso.

 

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“Las fotografías capturadas por ‘Mariachito’ no tienen una pretensión artística, sus fines son fundamentalmente informativos. Debieron agruparse en un folder color manila con un clip, un informe mecanografiado con el número del fotógrafo, algunas anotaciones firmadas también por el número de agente. Las imágenes capturadas incluyen mantas, manifestaciones, pero también lo ocurrido en el edificio “Chihuahua” de Tlatelolco la noche del 2 de octubre de 1968” (11).

 

Manuel Gutiérrez Paredes heredó a su familia su trabajo gráfico. En diciembre de 2000, la UNAM compró a la hermana de Mariachito 4 mil 328 fotografías, de las cuales 1 mil 268 corresponden al movimiento estudiantil del 68. Esta colección fue digitalizada en 2002 por instrucción del rector Juan Ramón de la Fuente, con el propósito de donar una copia del archivo a la Fiscalía Especial para Movimientos Sociales y Políticos del Pasado. Así fue que se hicieron públicas algunas fotografías de Mariachito, específicamente las tomadas el 2 de octubre.

 

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Mariachito logró la singularidad en sus imágenes en gran medida por las facilidades que tenía de ingresar donde los otros reporteros gráficos no podían. “Su cercanía con Echeverría y las credenciales que portaba le permitía tener información de primera mano, privilegiada”.

 

Oralia García Cárdenas, quien realizó su tesis sobre las fotografías de Manuel Gutiérrez Paredes, ha catalogado las imágenes en 15 diferentes bloques o series cronológicas; dos de ellas son fotografías de las detenciones de alumnos de arte dramático del INBA y de estudiantes de la Vocacional 5, ambas ocurridas el 30 de julio. Otra serie retrata la aprehensión de los líderes estudiantiles en el edificio Chihuahua, otro grupo de imágenes son los detenidos retratados en grupo, en cambio él los fotografió individualmente en la jefatura de policía” (12).

 

Destacan también otras dos series: la realizada el 18 de septiembre, cuando el ejército tomó Ciudad Universitaria, y la del desalojo del Casco de Santo Tomás, sede del Instituto Politécnico Nacional, ocurrido el 23 del mismo mes. En ambos casos Mariachito ingresó en los recintos justo detrás de los soldados, protegido por guardaespaldas. Gutiérrez Paredes, a decir de Oralia García Cárdenas, realizaba labores de espionaje, una especie de registro policiaco. Así lo demuestran los cientos de retratos de los involucrados en las actividades del movimiento. “Eran fotos de sujetos vigilados por agentes gubernamentales”. Las imágenes de las marchas, en cambio, fueron hechas a distancia, Mariachito “registra el transcurso de las movilizaciones con la intención de no ser visto, por eso se ubica en un balcón del hotel Del Prado” (13). 

 

Sobre esta colección dice Carlos Martínez Assad: “La serie fotográfica ha arrojado luz como para certificar la presencia del Batallón Olimpia la tarde del 2 de octubre en Tlatelolco; jóvenes con guante blanco en la mano izquierda y un arma en la derecha amagando a los líderes situados en el tercer piso del edificio Chihuahua. Difundida esa imagen por la revista Proceso (Número 1311, 16 de diciembre de 2001), el nombre del fotógrafo permaneció en el anonimato. Sin embargo, algunas de sus placas habían sido publicadas luego de la matanza; por ejemplo, aquélla donde Florencio López Osuna, dirigente de la Escuela Superior de Economía del IPN aparecía en calzones y con la camisa usada para inutilizarlo, como si le hubieran cercenado los brazos. Estaba al lado de Luis González de Alba, sólo en pantalones y con el dorso descubierto. La humillación se expresa en esas fotografías en las que aparecieron los activistas semidesnudos apenas en trusas o calzoncillos bóxer, demacrados los rostros ante el horror de la matanza y de lo porvenir” (14).

 

Esta colección ha sido estudiada por especialistas como Alberto Castillo, en su libro: La fotografía y la construcción de un imaginario. Ensayo sobre el movimiento estudiantil de 1968, en el cual a través del seguimiento de las imágenes del 68, de la manera en que la prensa, el fotoperiodismo y fotógrafos independientes y al servicio de agencias de seguridad nacional registraron los acontecimientos de la noche del 2 de octubre en Tlatelolco (15); Por su parte Oralia García Cárdenas, ha hecho asimismo un trabajo exhaustivo sobre la colección y afirma al respecto: «Son evidencias visuales de los hechos. La cámara de Gutiérrez Paredes captó a detalle detenciones, bombas confiscadas a los estudiantes, porque de lo que se trataba era de fincar responsabilidades a los estudiantes», y es esa evidencia la que hoy día permite a los estudiosos de la historia el tener las evidencias del papel del gobierno y sus cuerpos militares, y paramilitares en la represión, sometimiento y asesinato en contra de los jóvenes estudiantes y en general hacia la ciudadanía.  Un registro fotográfico hecho con la intención de inculpar a los estudiantes, sirve hoy no de descarga, sino de prueba irrefutable del abuso de poder, de la violencia contra estudiantes y ciudadanía y del genocidio cometido en la Plaza de las Tres Culturas, en el corazón de México (16).

 

La información sobre estos hechos y desde la óptica del poder se complementan en el fondo incorporado de Fernando López Arias, (8 de agosto de 1905 - 3 de julio de 1978) quien fue un político mexicano, ex gobernador de Veracruz, abogado, juez y  agente del Ministerio Público en diversos pueblos y ciudades veracruzanas, presidente del Partido Nacional Revolucionario en Veracruz, Secretario General de la Confederación Nacional Obrero Popular (C.N.O.P.). Su acervo integrado por 5635 fojas de las cuales 5525 son fotocopias de informes y síntesis de informes, 29 telegramas, muchos de ellos cifrados, recortes y piezas hemerográficas, vinculados al movimiento estudiantil del 68. Se trata de reportes de agentes especiales del gobierno federal que día a día monitoreaban las actividades efectuadas por estudiantes y organizaciones civiles vinculadas o simpatizantes con ese movimiento político, con el propósito de mantenerlo enterado, seguramente para que el gobierno del presidente Gustavo Díaz Ordaz contara con su opinión logística.

 

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Fondo Fernando López Arias


Este fondo documental fue donado en octubre del 2001 al AHUNAM por Víctor López Nassar, su contenido da cuenta de las actividades de espionaje de agentes de gobierno federal contra estudiantes, académicos, políticos de izquierda, miembros del PRI, e incluso contra grupos identificados de derecha entre 1967-1969. En ellos se registran a manera de informes, los días y las horas en las que se efectuaron marchas, mítines y reuniones de información y organización, además de evidenciarse el espionaje a varias organizaciones sindicales y hacia movimientos sociales con tendencia de oposición al régimen. Estos documentos, redactados por los agentes que se auto identifican mediante un número arábigo, o bien por algunas letras, también dan cuenta de discursos, demandas, movilizaciones y rumores en torno a personajes como el ingeniero Javier Barros Sierra, rector de la Universidad durante el conflicto o su sucesor  Pablo González Casanova y David Alfaro Siqueiros, pintor de izquierda entre otros (17). 

 

El 7 de octubre de 1968 se inauguraron los XIX Juegos Olímpicos, México actúo como un excelente anfitrión, mientras  el mundo seguía por la televisión  el encendido de la antorcha olímpica, en muchos hogares se seguían los rezos para los estudiantes muertos en la Plaza de Tlatelolco  y decenas de estudiantes miraron esas mismas escenas desde Lecumberri, la prisión que los retendría hasta 1971. El movimiento del 68 duró sesenta y ocho días y marcó un pare aguas en el país en las luchas por el reconocimiento de la izquierda, de la lucha por los derechos humanos, de la defensa de la autonomía universitaria, en general de  las luchas por  un país más democrático.

 

Esas luchas no han dejado de sucederse en la historia reciente de México; las organizaciones populares, la sociedad civil, los estudiantes, las mujeres, los discapacitados, los indígenas, los grupos de diversidad sexual  han de estar alertas por reivindicar sus posiciones, que a menudo son vulneradas y participar en la construcción constante de un país más justo y democrático; en ese proceso es importante la conservación de la historia  magistra vitae et testis temporu, según Cicerón; y para que la historia pueda recuperar enseñanzas del pasado, es fundamental la conservación de los archivos como fuente de información.

 

Notas:

(1) Gilly, Adolfo, El Siglo del Relámpago. Siete ensayos sobre le siglo XX, México, Itaca-La Jornada Ediciones, 2002, p. 76.

(2) Sobre estos antecedentes véase: Ramón Ramírez. El movimiento estudiantil de México (julio-diciembre de 1968), ERA, México, 1998, tomo 1, pp. 183-184.

(3) Gilly, Op. Cit. P. 65

(4) Gilly, Op. Cit. p. 74-75

(5) “1968: la utopía universal en Revista de Humanidades”, Octubre de 2008,  Año IV, Número 35, http://revista.humanidades.unam.mx/revista_35/revista_35_tema05.htm?PHPSESSID=ngjo153q3t7hf1tqjihnfvh0e4, consultado el 14 de mayo de 2015.

(6) Ensayo sobre el 2 de octubre de 1968, Movimiento Nueva Sociedad, citado por México del 68. Cronología de la revuelta estudiantil, Domingo 14 de septiembre de 2008. Nodo50 en http://info.nodo50.org/Mexico-del-68-Cronologia-de-la.html, consultado el 2 de mayo de 2015.

(7) González Casanova, Fernando, “Javier Barros Sierra y la lectura de la historia” en La Jornada Semanal, domingo 22 de febrero de 2015, p.8-9. Y http://revista.humanidades.unam.mx/revista_35/revista_35_tema05.htm?PHPSESSID=ngjo153q3t7hf1tqjihnfvh0e4

(8) Martínez Assad, Carlos (2008) “Imágenes del 68” [en línea]. Revista de la Universidad de México. Nueva época. Octubre 2008, No. 56 <http://www.revistadelauniversidad.unam.mx/56/martinez/56martinez.html> Consultado el 5 de mayo de 2015.

(9) Véase: Martínez, Fabiola, “Canceló Gobernación el acceso directo a los archivos sobre la guerra sucia” en La Jornada, 11 de marzo de 2015, p. 9; y Martínez, Fabiola, “Debate sobre la protección de datos y el acceso a documentos históricos” en La Jornada, 23 de marzo de 2015, p. 3.

(10) AHUNAM, Fondo UNAM, Segunda Remesa, caja 9 (50), expediente111; caja 11 (52) expediente 132; caja  11 (52) expediente 133; Fondo UNAM, Tercera Remesa, caja 51 (530), expediente  241.

(11) Fotoperiodismo, Historia, Sociología, “2 de Octubre, no se olvida: las fotos de ‘Mariachito’”, http://oscarenfotos.com/tag/manuel-gutierrez-paredes/; octubre 2, 2011, consultado el 2 de mayo de 2015.

(12) “Mostrará la UNAM ‘la mirada del poder’ en 68”, Milenio Diario, México, 27 de junio de 2008.

 (13) “Mostrará la UNAM ‘la mirada del poder’ en 68”, Milenio Diario, México, 27 de junio de 2008.

(14) Martínez Assad, Carlos (2008) “Imágenes del 68” [en línea]. Revista de la Universidad de México. Nueva época. Octubre 2008, No. 56 <http://www.revistadelauniversidad.unam.mx/56/martinez/56martinez.html> Consultada el 5 de mayo de 2015.

 (15) “Alberto del Castillo. Ensayo sobre el movimiento estudiantil de 1968. La fotografía y la construcción de un imaginario” reseña por Eugenia Allier Montaño, en Universidad Nacional Autónoma de México-Instituto de Investigaciones Sociales. Revista Mexicana de Sociología 76, núm. 4 (octubre-diciembre, 2014): 665-677. México, D.F. ISSN: 0188-2503/14/07604-06.

(16) García Cárdenas, Oralia, El 68 desde otra óptica. La Colección Manuel Gutiérrez Paredes, en Alquimia, México, Nº42, órgano oficial del Sistema Nacional de Fototecas del Instituto de Antropología e Historia (INAH), México, enero de 2012, p.p. 48-55.

(17) AHUNAM, Expediente Técnico del Fondo Fernando López Arias en el Archivo Histórico de la UNAM; véase también González, Alberto y Alejandro Ramos,  “Avisan sobre manifestación a la Villa Olímpica. Rebelan planes del Consejo de Huelga” en Reforma, martes  2 de octubre del 2001.

 

Fuentes Consultadas:

o    “Alberto del Castillo. Ensayo sobre el movimiento estudiantil de 1968. La fotografía y la construcción de un imaginario” reseña por Eugenia Allier Montaño, en Universidad Nacional Autónoma de México-Instituto de Investigaciones Sociales. Revista Mexicana de Sociología 76, núm. 4 (octubre-diciembre, 2014): 665-677. México, D.F. ISSN: 0188-2503/14/07604-06.

o    Archivo Histórico de la Universidad Nacional Autónoma de México (AHUNAM), Fondo UNAM, Segunda Remesa, caja 9 (50), expediente111; caja 11 (52) expediente 132; caja  11 (52) expediente 133; Fondo UNAM, Tercera Remesa, caja 51 (530), expediente  241.

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* Gloria Carreño es académica en el Archivo Histórico de la UNAM, profesora en el Colegio de Ciencias y Humanidades de la Universidad Nacional Autónoma de México. Licenciada en Historia por la Universidad Michoacana de San Nicolás de Hidalgo, Técnica Académico de la sección de organización y descripción del Archivo Histórico de la UNAM –IISUE desde  2009; profesora de asignatura B, definitiva en el Departamento de Opciones Técnicas, CCH-UNAM, para la materia de Sistemas para el Manejo de Información Documental, desde agosto de 1995 a la fecha. Ha publicado varios libros de investigación, artículos, e instrumentos descriptivos de archivos entre los que destacan: El Colegio de Santa Rosa Ma. de Valladolid 1743-1810. Universidad Michoacana. Morelia, 1979. 205 p.p. (Estudio sobre la educación de la mujer en la época Colonial). Pasaporte a la esperanza, Comunidad Ashkenazí de México, Colección Generaciones Judías en México, vol. I, México, 1993. (Estudio sobre el proceso inmigratorio de judíos a México). Gloria Carreño- Celia Zack de Zukerman, El Convenio Ilusorio. Refugiados polacos de guerra en México, 1943-1947. Comunidad Ashkenazí de México-Conacyt, México, 1998, 340 p.p.

 

 

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